Las franquicias permiten envasar y expandir el secreto de su éxito. En la escala de necesidades humanas, Maslow descubrió una pirámide en cuya base están las primarias , como la de comer y dormir y luego aparecen: la de seguridad ante el medio ambiente y el futuro, los lazos sociales, el deseo de reconocimiento y en la cima las de autorrealización y trascendencia. La necesidad es la madre del invento y es la que hace nacer los nuevos valores que desarrollan la pirámide porque “a panza llena corazón contento”. Como el empleo es una especie casi en extinción, las franquicias pueden ser una alternativa para restablecer el lazo social, facilitar el reconocimiento mutuo y lograr la trascendencia. Para los que perdieron su empleo e intentan reinsertarse, las franquicias pueden ser la oportunidad de " compra su propio trabajo". La motivación – el motivo de la acción- Para quien inventa franquicias o adopta alguna el resultado mejora si su interés es genuino y no surge de la simple conveniencia. A diferencia de una idea - que por naturaleza es abstracta - , las franquicias permiten “ver para creer”, en vivo y en directo. Además crean un espacio de libertad: el maestro franquiciante envasa la fórmula de su éxito y la transmite al franquiciado para mutuo beneficio y de la sociedad que recibirá los frutos. Las franquicias de ILVEM transmiten la misión de la empresa: “aprender a desarrollar el 90 % dormido del cerebro”. Hoy no importan tanto los recursos naturales - América Latina que los tiene produce solamente el 4% del PBI mundial -. Los países modernos o renovados como Irlanda y Finlandia crecen apostando al capital que se aloja entre las dos orejas y que pesa menos de 1.300 gramos. Si antes prevalecía la fuerza bruta, hoy el músculo es el cerebro. La información vuela pero es el conocimiento el que le da valor, si se aprende a convertir el saber en resultados. EEUU es grande porque vinculó ciencia , tecnología y producción, no recortó sus inversiones e importó cerebros. Un tercio de sus premios Nobel son americanos por adopción. Hasta la India afirma que es demasiado pobre como para prescindir de la ciencia y Finlandia que se recuperó apelando a la investigación y desarrollo es el segundo en la materia con el 3 % de su PBI dedicado. Un modelo para seguir Las franquicias constituyen un sistema no traumático para pasar del texto al contexto, de la teoría a la práctica, del dicho al hecho. La franquicia de Ilvem tiene como materia prima a la inteligencia, cuyo costo es cero y la traen todos los hombres desde la cuna. La primera pregunta del millón es por qué se usa 10 % del cerebro y se lo administra tan mal. La pregunta del segundo millón es de sentido común -el menos común de todos los sentidos-: ¿ por qué no se hace algo al respecto?. El ser humano es único animal que repite sus errores. Piaget descubrió en el aprendizaje mecanismos de asimilación y acomodación. Quien prefiere acomodarse a cambiar corre el riesgo de apretar el acelerador con el auto en punto muerto. El costo de la comodidad es demasiado grande y ataca al principio económico de la escasez. En materia de franquicias, el franquiciante es el que alquila su “saber hacer” y transmite la fórmula del éxito desde un enfoque “todos ganan dos veces”, porque el capital intelectual no se agota y crece con cada experiencia. La imaginación al poder. Imagine que se inventa La Fábrica de ricos - la de pobres ya fue inventada- . Sería el triunfo final del capitalismo porque crearía actores capaces de consumir en lugar excluidos, y permitiría a los ganadores disfrutar material y moralmente de su éxito. Por eso las franquicias son fórmulas envasadas y transportables a todo terreno, que constituyen el mejor antídoto ante la inseguridad y frente al riesgo de ahorrar o jubilarse en países que poseen instituciones inestables. Franquicias: El coaching a la educación. Nadie piensa en la vejez ni en la obsolescencia de su trabajo. Pero si lo hiciera aceptaría de inmediato inyectar la fuerza, el entusiasmo y la energía de quienes quieren progresar. Los que han triunfado deben ser coaches entrenadores de futuros triunfadores actuando como modelos y como guías. Las franquicias aportan valores antiguos de verdad, sabiduría y otros modernos como ciencia y solidaridad. El anclaje psicológico que facilitan las franquicias incorpora el mecanismo humano de identificación. Como hizo y dijo Newton, conviene pararse sobre “la espalda de gigantes”. El camino al infierno está sembrado de buenas intenciones pero si los que enseñan son los triunfadores, transmiten su mensaje: “a tener éxito también se aprende". El doctor Horacio Krell dirige a Ilvem y responde consultas sobre franquicias en horaciokrell@ilvem.com.ar. |