CÓMO DESPERTAR AL CEREBRO DORMIDO * por Horacio Krell ¿Si el cerebro humano es una maravilla, por qué usamos solamente el 10 % de su capacidad potencial? Parece que Dios escondió la llave de acceso y el manual del usuario. El otro problema es que el sistema educativo no enseña a desarrollar la capacidad ni los métodos de estudio que favorezcan el aprendizaje. La forma en que se enseña, juntando a los lentos con los rápidos, hace que los primeros se sientan presionados y que los segundos se aburran. Si esto es modificable a través de la educación: ¿por qué no se hace nada? ¿Por qué se acepta alegremente esa limitación como si fuera natural? Las preguntas son las mismas: ¿cómo es el mundo, cómo conocerlo, cómo ayudar a los demás a que lo conozcan?. Para Platón el mundo es un producto de las ideas de las cuales las cosas son una simple imitación. Para Aristóteles se lo conoce por los conceptos que se adquieren observando y registrando regularidades. Platón tiene razón, en el hemisferio derecho del cerebro la idea nueva es un imán que atrae los objetos hacia su realización. Y Aristóteles también tiene razón ya que el cerebro izquierdo organiza los conceptos facilitando su ordenamiento e implementación. La verdad está en el término medio. Si bien el concepto se adquiere por abstracción una vez construido e ingresado a la mente, provoca un cambio en la memoria, en la estructura del saber. El conocimiento se parece a la comida, se incorpora como novedad y al aplicarlo produce un resultado que cambiará la respuesta futura y la teoría mental de quien aprende. Pero el aprendizaje necesita además el reconocimiento social y la ayuda del maestro. El potencial del desarrollo individual depende de componentes humanos y sociales. Esta humanización del conocimiento implica que el que aprende debe partir de lo que sabe, que los contenidos deben presentarse de una manera coherente, que debe adquirir métodos y mejorar sus actitudes o inteligencia emocional, que aprender es activar la relación entre lo viejo conocido y lo nuevo por conocer. El estudiante puede intentar aprender por sí mismo pero requiere ayuda para diferenciar en jerarquías y para reestructurarse ante el estímulo. Esto conduce a suponer que el conocimiento se construye en una interacción entre lo interno que valoriza la vivencia y se basa en el interés, lo externo cuyo abordaje se mejora con cierta metodología y el contenido que se elabora como concepto. El solo texto es consecuente con un modelo transmisor enciclopedista en la educación, pero se aprende mejor con mapas sistémicos creativos que parten de lo que se sabe como capital, como radiografía del saber y de sus relaciones. En el aprendizaje vale tanto el qué se aprende, es decir los objetivos y deseos, el cuándo que es la flecha del tiempo, el cómo o metodología, y los sistemas de evaluación. El aprendizaje es el verdadero motor de los cambios que es necesario provocar en una sociedad que crece. Para lograrlos el rol educativo se debe constituir en el garante de las transformaciones, para que despierte el cerebro, el gigante dormido, y que, como el gran constructor del aprendizaje, ayude a que cada hombre sea el arquitecto creador de su propio destino. * El doctor Horacio Krell dirige a ILVEM horaciokrell@ilvem.com. |