Buenos Aires, Junio de 2010
En una ciudad próxima a Atenas un bandido llamado Procusto era el maniático de la uniformidad - igual que los militares con el corte del pelo-. Quería que todas las personas tuvieran la misma altura. Era una especie de comunista utópico. Para imponer la igualdad los viajeros eran desvalijados y luego acostados en una cama que pasó a la historia como “el lecho de Procusto”. A los petizos los estiraba hasta alcanzar el tamaño del famoso lecho y a los más altos les serruchaba las piernas.
Se referencia al lecho de Procusto cuando alguien quiere forzar la realidad para que se asemeje a su modelo ideal. En el cuento de Andersen " El rey desnudo" el rey quedó fascinado cuando unos estafadores que llegaron al pueblo le ofrecieron una “tela mágica”, cuya característica era que el que no la veía era un estúpido. Así el rey andaba desnudo y desde entonces sabemos que quiere decir “la tela”.
Como el Titanic a veces avanzamos alegremente hacia una tragedia. Ninguno vio el témpano con el que iban a chocar. Su ceguera era ideológica: no sabían que sólo tenían 20 botes ni que la coraza de acero del barco no era la mejor.
El pastor mentiroso. Un pastor que tenía sus ovejas en la montaña, pedía muchas veces socorro a los labradores de los campos vecinos, gritando que venía el lobo: cuando llegaban nada encontraban, y se volvían a su trabajo. El pastor repitió su mentira varias veces, pero suponiendo que era otra burla, cuando un día el lobo entró en su rebaño el pastor pidió socorro, pero los labradores no fueron a socorrerlo, y el lobo mató muchas ovejas. Al que acostumbra mentir, nadie le cree cuando dice la verdad.
Las historias de quienes evaden la realidad terminan mal. A Procusto Teseo le aplicó su propia medicina y al rey que transitaba por las calles vitoreado por las masas, una chiquilla le gritó: "el rey está desnudo".
Los costos de cambiar la realidad. El rey tenía un coro de funcionarios que lo adulaban. Para Aristóteles “la realidad es la única verdad” y la realidad, tarde o temprano, se lleva puestos a los que reniegan de ella. Mientras tanto, todos pagamos por los errores, pero no podemos esperar más porque como dijo Keynes “a largo plazo estaremos todos muertos”.
La mentira tiene patas cortas y el que miente no puede caminar. Para cambiar la realidad primero hay que mirarla con objetividad.
Para Antonio Machado “nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. La causa de los problemas es no conocer la causa de los problemas. Si no creemos en la verdad y en el conocimiento sigamos probando con la mentira y con la ignorancia. Para cambiar en serio aprendamos a separar la percepción de la realidad.
Deseando que tengan una buena semana me despido de ustedes hasta el próximo boletín.
Dr Horacio Krell, CEO de Ilvem
40 años dedicados a desarrollar y expandir la inteligencia por el mundo.
Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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