Buenos Aires, Junio de 2010
Soñar despierto es visto como una peligrosa distracción mental, o algo infantil y neurótico. Soñar despierto no es igual a que una idea parásita nos saque del tema cuando estamos leyendo, trabajando o estudiando. Pero soñar de día es bastante útil si fomenta la creatividad y ayuda a resolver problemas.
El divague es, en sentido amplio, la suma de fantasías y pensamientos perdidos. Pero si al tratar de lograr algo se cae en pensamientos desconectados, eso es divague mental.
Si la mente salta mientras los ojos registran un texto, se está perdiendo el tiempo.
Para la creatividad es necesario dejar que la mente vague. Pero hay que hacerlo concientemente para captar la idea cuando aparece. Tanto para el divague productivo como para el que nos saca de quicio existen métodos adecuados.
En los cursos de Ilvem logramos que la mente no divague cuando lee. Para eso enseñamos el método de lectura veloz. El lector veloz es como un automovilista que maneja a 100 Kilómetros por hora, su concentración es automática. En cambio para generar buenas ideas o para resolver problemas utilizamos la técnica de los círculos de atención ¿En qué consiste?
Concentre su mente en un problema y no deje que nada lo interrumpa. Manténgase ahí durante un minuto. Ahora abra su mente, afloje la atención para que aparezcan ideas asociadas. Elija la más interesante y concéntrese en ella, sin dejar que nada lo interrumpa. Nuevamente deje que aparezcan las ideas asociadas. Continúe hasta que el tema se haya enriquecido lo suficiente, mediante el intercambio.
Al terminar haga un diagrama cómo si tratara de organizar un posible discurso.
La inteligencia es la capacidad de resolver problemas e implica tres etapas:
1- Comprender la situación. El proceso decisorio comienza al sentir el problema. La necesidad es madre del problema que es el padre del invento que conduce a la solución.
El problema estimula un círculo virtuoso reparador. Este proceso cognitivo no busca soluciones, intenta ver con claridad el estado de cosas. Comprender se convierte en acción cuando se acepta que se tiene un problema, se supone que está al alcance del intelecto, se desea resolverlo y se percibe la ecuación costo-beneficio como favorable.
2- Inventar la solución. Después del diagnóstico el segundo paso es la invención del remedio que resuelva el problema, generando diversas alternativas.
Aquí es útil el divague, el pensamiento debe ser divergente y abierto a las novedades. La etapa uno requiere concentración, la segunda apertura, para que el aparato lógico del cerebro no trabe la aparición de las nuevas ideas.
3- Actuar en consecuencia. Una vez elegida la mejor alternativa se retoma el pensamiento convergente, se lleva la decisión a la práctica. Hay que concentrarse para optimizar los recursos y los planes. Si la decisión fuera un río el primer tramo sería amplio y calmo, el segundo turbulento y el tercero la cascada. Este proceso no es lineal ya que en el mientras tanto hay remolinos, avances y retrocesos.
En cierta ocasión dos psiquiatras evaluaban a un paciente. Éste debía vaciar rápidamente una bañadera llena de agua y le dieron un balde y un vaso para hacerlo.
El paciente divagó sólo un momento y sacó el tapón de la bañadera. Como vemos divague y concentración son complementarios, tanto como la memoria y el olvido.
Deseando que tengan una buena semana me despido de ustedes hasta el próximo boletín.
Dr Horacio Krell, CEO de Ilvem
40 años dedicados a desarrollar y expandir la inteligencia por el mundo.
Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
|