Buenos Aires, Agosto de 2010
El conocimiento es el único recurso que crece cuando se lo comparte. Para Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, la enciclopedia es el fruto de trabajo colaborativo. Cuando el conocimiento existe, el poder inteligente es saber qué hacer con eso. El talento es un factor clave porque la información es perecedera y fluye constantemente. Muchas veces se hacen las cosas mal porque alguien no comparte el conocimiento.
Nadie es dueño de la verdad ni de la razón, la humildad intelectual invita a adoptar una postura de debate. La neutralidad es un valor que empuja a la reflexión y a la calidad. En vez de tomar partido sin respaldo Wikipedia referencias a fuentes de buena calidad.
El acceso al conocimiento es un derecho humano que no se debe resignar ya que a la corta o la larga supera todos los bloqueos. El futuro de la humanidad depende de que los seres humanos se decidan a realizar grandes proyectos en forma colectiva, así como los usuarios de Wikipedia participan del proceso de compartir conocimiento.
Hay fallas pero no es cuestión de paralizarse por temor al error sino de otorgar libertad y mecanismos para solucionar problemas, así como la sociedad tiene sus instituciones.
Capital social. El éxito de las redes sociales se debe a que hacen foco láser sobre su producto, el dinero que obtienen lo invierten en resolver problemas que van surgiendo. Einstein decía que la imaginación es más importante que el conocimiento. Son las ideas las que aumentan el rendimiento del capital intelectual. Pero una idea sin conocimiento es ciega y una idea sin comunicar es una perla enterrada en el fondo del mar. El conocimiento crece si se lo comparte. El tercer recurso se une al capital intelectual y al financiero para conformar el trípode de la creatividad es el capital social.
Fábrica de ideas. El poder inteligente combina estos poderes en una alianza estratégica. El éxito de una idea resulta del proceso: el conocimiento que la hizo posible, la actitud de cuestionar las reglas que es el secreto de la creatividad, la inteligencia espiritual que es la fuente de energía, la inteligencia emocional que despierta el entusiasmo. Esa corriente necesita de ventanas que abran al mundo, esas ventanas que destraban la circulación de la energía son las ideas. Luego están la estrategia, la ejecución, la red social que participará en su desarrollo, el trabajo en equipo y la inteligencia digital. Como dijo Bernard Shaw “la persona razonable se adapta al mundo y la persona irrazonable adapta el mundo a él. Todo el progreso depende de la persona irrazonable”. El poder inteligente es querer con eficacia
Aprender o morir En el terremoto chileno de febrero de 2010 un turista se salvó porque un chileno le indicó que debía ubicarse debajo las vigas maestras impidiendo que sus impulsos de acercarse a la venta o escapar le costaran la vida.
El conocimiento no está en la PC ni en los manuales sino en el cerebro y no se adquiere escuchando o leyendo como se hace en la escuela. Aprendemos si advertimos nuestra ignorancia ya que la memoria –porque trata con el pasado- no soluciona los problemas. Gracias a la memoria repetimos respuestas ante situaciones conocidas pero si la situación es nueva o desconocida aprendemos o morimos como el turista que no sabía que al terremoto lo sigue la ola gigante y no subió a la montaña.
La imaginación importa más que el conocimiento porque los problemas son nuevos y la memoria no los soluciona. Los graves problemas de las organizaciones son distintos, ellas no aprenden porque no tienen cerebro. Como los terremotos ni los cambios avisan debemos prepararnos hoy aprendiendo a usar el cerebro porque las instituciones ni siquiera la escuela nos están ayudando. Y sólo saben los que saben hacer.
La trampa tecnológica. Las posibilidades de comunicación han crecido mucho pero dos teléfonos no garantizan una buena conversación. La tecnología de la información sólo almacena y distribuye una parte del conocimiento personal, la mayor parte puede compartirse a través de la socialización y del trabajo en equipo.
Ante entornos cambiantes, los factores externos son tecnología, competidores, proveedores, clientes y los nuevos ya que todo cambia. Lo que importa es preparar a la organización y a la gente para responder que pasa a ser el mayor activo de una empresa Competir es un arte en movimiento. La competitividad se basa en el conocimiento. La trampa tecnológica es instalar un nuevo programa pero eso es sólo la punta del iceberg.
La información tratada con un propósito depende de las personas, que poseen un conocimiento tácito interiorizado de gran valor pero difícil de transmitir. La tecnología sólo procesa conocimiento explícito, as personas son insustituibles. Para gestionar conocimientos hay que crear un clima que le sea funcional, invirtiendo en activos emocionales como confianza, empatía y relaciones personales.
La fórmula. Una empresa excelente combina conocimiento del cliente y capacidad de aprender del entorno, los multiplica por la capacidad de responder y al resultado lo potencia con la confianza. El éxito surge del intercambio de conocimientos en un clima de confianza. Así el todo resultante –sinergia- supera a la suma de las partes.
El reto de gestionar el conocimiento es que este no se puede gestionar. Lo que se gestiona es el proceso de crearlo. Devolver a las personas la capacidad de pensar y auto organizarse, desarrollar el genio interior que llevan dentro, es el empowerment o poder interior que libera la capacidad de mejorar y crear cosas nuevas.
El liderazgo en la empresa basada en el conocimiento afianza la confianza con sistemas de formación, motivación, remuneración y el uso creativo de las tecnología.
Hay fuerzas que provocan los resultados, si alguien las advirtiera podría pronosticarlos. Desde el siglo xvii no existen esas personas, no hay más sabios que dominen el saber de una época, hoy tenemos especialistas que tienen un martillo y sólo miran el clavo. Reactivos a los sucesos no somos proactivos generadores del cambio, preferimos que ciertas cosas sucedan pero lo que hacemos es criticar el curso de los acontecimientos.
Hay un cuento de un señor al que se le escapó el mejor caballo. En el pueblo pensaron: ¡que mala suerte! Al tiempo el caballo volvió con una manada de potros salvajes y ahora dijeron ¡que buena suerte! Su hijo cayó de un potro y se rompió una pierna y de nuevo: ¡que mala suerte! Pero llegó la guerra y el hijo se salvó porque estaba lisiado.
A otro señor le cae una manzana en la cabeza y en lugar de maldecir crea una ley que luego se hizo famosa. Pasteur decía que "el azar favorece a las mentes preparadas". Buena suerte es lo que hacemos con el azar y con el conocimiento, un capital que no está afuera de nosotros sino en la región ubicada entre las dos orejas. Es el recurso que nadie nos podrá quitar. El que no cree en el aprendizaje prueba con la ignorancia.
Los espero en el próximo boletín
Deseando que tengan una buena semana me despido de ustedes hasta el próximo boletín.
Dr Horacio Krell, CEO de Ilvem
40 años dedicados a desarrollar y expandir la inteligencia por el mundo.
Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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