Buenos Aires, Agosto de 2010
La desigualdad no es igual en todas partes, depende de las políticas fiscales, de la educación, de la ética reinante en una sociedad.
La teoría reciente de que hay que desbordar la copa de los ricos para que al derramarse promueva la felicidad no ha hecho más que promover la codicia y la desigualdad. Siguiendo a Hobbes en muchas partes del mundo el hombre se ha convertido en el lobo del hombre, en una constante competencia con los demás aparece la envidia, el odio y la guerra. Esta característica innata es el argumento usado para justificar un Estado autoritario. La desigualdad no se modera a sí misma sino que genera circuitos viciosos de desigualdad. Así la desigualdad en ocupación e ingresos conspiran contra las reformas educativas y la desigualdad en educación altera el acceso al mercado laboral. Las desigualdad alimenta la ecuación diabólica de nuestros tiempos: ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Sin vigorosas, bien concebidas y concertadas acciones en contrario, que comprometan a todos, estas polarizaciones crecen indefinida y angustiosamente. Finlandia bajó la desigualdad invirtiendo en educación gratuita y excelencia pedagógica. En los 80 todos querían ser ejecutivos hoy la mayoría desea ser maestro. Así logró que su economía llegara a convertirse en la economía del conocimiento y ubicarse entre los países con menor corrupción, mejor competitividad, democracia y capacidad de sus estudiantes. Así disminuyó las diferencias entre ricos y pobres. El sistema ofrece igualdad de oportunidades lo que le permite tener el capital humano listo para afrontar el crecimiento, demostrando cómo se puede combinar igualdad y eficacia. Enseñan que los cambios son inevitables, fomentan la disposición a alterar las rutinas, apoyan a los más golpeados por el cambio y a transformar crisis en oportunidades en el sector público y privado. El hombre no es por naturaleza el lobo del hombre, pero si no se libera de los sistemas que lo condenan seguirá sometido a la irracionalidad y será inducido a actuar como si lo fuese.
Les recomiendo la nota sobre el Tao del dinero que publicamos en este boletín con el título: Ying-yang: la dos caras de la moneda.
Deseando que tengan una buena semana me despido de ustedes hasta el próximo boletín.
Dr Horacio Krell, CEO de Ilvem
40 años dedicados a desarrollar y expandir la inteligencia por el mundo.
Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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