Educar la inteligencia emocional es aliarla estratégicamente con la intelectual, como lo harían el ciego y el paralítico perdidos en el bosque.. si es que quieren salvarse.
Las emociones son formas primarias de reaccionar antes que podamos expresarlas o analizarlas mediante la palabra. Son experiencias vivenciales, de primera mano, su inscripción en la memoria es sensorial. Por otro lado, por el lenguaje construye otro mapa evocable a nivel verbal o conceptual, una segunda mano, que transforma lo que ocurrió o se sintió en un recuerdo. Pero en ambos casos, el mapa no es el territorio, ocurrieron los hechos.
Analicemos el mecanismo del dolor, cuando la lesión es percibida en el extremo nervioso y enviada al cerebro, este reacciona apartando el órgano expuesto. Si se trata de un dolor de cabeza se puede recurrir a un analgésico, pero si la lesión es emocional posiblemente se establezca una defensa -mecanismo psicológico que se interpone para ganar tiempo o distancia-.
Cuando el mecanismo de defensa se automatiza, ese beneficio se pierde, por la energía que demanda sostenerlo. Ya no se trata de aliviar sino de evitar sentir el dolor.
En la sociedad moderna, el estrés afecta a las emociones, las hace incontrolables. Como cualquier perturbado puede hoy acceder a bombas, armas, vehículos etc., los peligros son evidentes.
Las emociones son impulsos para la acción , ni buenas ni malas en sí mismas, cumplen el papel de preparar al organismo para respuestas activas o de relax. Cuando se tornan incontrolables, por ejemplo ante una pasión, la mente racional se subordina a la emocional y se pierde el equilibrio.
Enfrentar el dolor es mejor que negarlo o que bloquearlo, ya que esa energía mal canalizada, impide al mismo tiempo el acceso al placer. En todos los casos es necesario activar la inteligencia emocional.
Para eso es necesario el autoconocimiento, el que se logra mediante una actitud de apertura y de sinceridad con uno mismo. El contacto con la verdad es doloroso pero terapéutico.
Ese saber produce resultados, ya que el que no puede expresar sus emociones , lo hace mediante síntomas, que pueden manifestarse a nivel corporal como enfermedades, comportamientos compulsivos, -como lavarse continuamente las manos-, etc. Conócete a ti mismo -el legado Socrático- es el primer principio del curso de inteligencia emocional. El curso de inteligencia emocional arranca desde el coeficiente emocional que tenga cada alumno.
DIFERENTES TIPOS DE EMOCIONES
ANSIEDAD
La ansiedad es el temor a sufrir un daño o una pérdida. El temor normal es positivo porque motiva y prepara para la acción. Pero si es excesivo produce parálisis. Animarse a arriesgar, es en principio positivo. Supone tomar conciencia, reconocer que algo está mal.
En la realidad de hoy, los temores son abstractos y los enemigos difíciles de localizar. Se experimenta una frustración por la monotonía de la vida, que se pretende desplazar. Esto explica el gran interés que producen las competencias deportivas y las películas de aventuras. El individuo se sitúa en un rol de espectador.
Mientras tanto las defensas debilitan las reacciones y las postergan. En aras de una supuesta seguridad, se sujeta a una burocracia que esclaviza emocionalmente. Hay un mensaje contradictorio: ser un buen ciudadano, pero arreglarse por sí mismo. En las situaciones de crisis es habitual que el sistema no funcione cuando se lo necesita: los jubilados en la Argentina aportaron durante su vida laboral, pero se restringieron sus derechos cuando debieron disfrutar los beneficios.
Ante la alienación en la vida cotidiana, algunos se deprimen, otros se hunden en el alcohol o la droga, o buscan protectores externos, en una especie de suicidio emocional. Las sensaciones predominantes son: inseguridad, inestabilidad, temor a pérdidas o daños, sentir que todo está fuera de control.
Frente a estas sensaciones, o se las admite o se las bloquea, reforzando así la necesidad de mayor energía. La solución es saber lo que se teme perder, evitar situaciones de amenaza innecesarias, asumir responsabilidades sobre las áreas sometidas a la influencia - es decir sobre las que se puede hacer algo-, y alejarse de las de preocupación - que paralizan porque sobre ellas no es posible actuar-. El curso de inteligencia emocional enseña a conectarse con la verdad. La realidad es la única verdad , dijo Aristóteles
IRA
Otra emoción importante es la ira. El enfoque del curso de inteligencia emociona es poder dirigirla hacia quien la produce. El enojo crónico no sirve porque no hay un blanco adecuado. El que es dependiente teme hacerlo, el dominante no admite que algo pueda herirlo o reacciona por torrentes, el que cuida su prestigio la oculta o finge.
La técnica para manejar la agresión es trasladar la carga al que la provoca, cuando es posible. Cuando es imposible - por ejemplo en situaciones laborales de dependencia-, es importante elaborar la situación e idear la descarga aunque sea en un nivel imaginario: escribiendo una carta que nunca se entregará, realizando un llamado telefónico que no pueda recibir el destinatario, o confeccionando una imagen ridícula del agresor que inclusive termine produciendo risa, etc. En el curso se realizan ejercicios de inteligencia emocional por simulación.
CULPA
Hay dos tipos de culpa: la que proviene de actos injustificados de uno mismo que se deben reparar y otra que se genera por un mal manejo de los enojos, un odio que se internaliza y provoca el efecto contrario de sentir culpa por lo que se siente. Nuevamente aquí la expresión adecuada es el factor clave de su superación. La comunicación es un factor clave en el curso de inteligencia emocional, tenemos dos orejas y una sola boca para escuchar el doble de lo que hablamos.
DEPRESIÓN
La depresión es una derivación del enojo internalizado. La percepción se torna negativa, tiñendo hasta los aspectos positivos de la vida. Difiere de la tristeza en que esta es transitoria y de alguna manera favorable, porque desaparece una vez que se elabora la situación.
El depresivo es una persona que canaliza la energía hacia adentro y la terapia es lograr que haga lo contrario. A veces es conveniente trabajar sobre sus sentimientos de culpa y encomendarle tareas que le resulten expiatorias y que le permitan reconectarse con la realidad.
En general es conveniente plantearle actividades solitarias porque la relación social forma parte de sus problemas. La depresión como toda crisis puede tener un aspecto amenazante- el suicidio- y una oportunidad - bajar las defensas como punto de partida para reorganizar su vida-.
SALDAR DEUDAS Y LIBERACIÓN
La sinceridad hace que la persona pueda ver su vida sin tapujos, sin defensas, pudiendo expresar los sentimientos que se encuentran encarcelados por miedos, y por no saber que hacer con ellos. El primer paso en la solución, es limitarse a sentir sin valoraciones, el segundo darles salida, expresarlos.
Como los sentimientos son incontrolables provocan miedo y defensas, lo cual implica dedicarles energía mientras las tensiones se incrementan, manifestándose luego por otros caminos.
Esta apertura hacia los sentimientos da un nuevo cauce a la vida, la que deja de manejarse por la inteligencia sólo intelectual o por lo que aconsejan terceros. En el curso, es a través de la gimnasia emocional como la persona puede aumentar su fuerza, su sentido de la realidad.
El método para lograr la autocomunicación es muy simple: en estado de relax hay que preguntarse ¿porqué me siento así? Aceptar lo que le pasa sin ocultamientos. La ansiedad está conectada a una pérdida que puede tener su origen en otra no resuelta o no aceptada .Si el recuerdo es el de una herida, el sentimiento bloqueado es el enojo y si este es excesivo es posible que se presente la culpa que el mismo provoca.
Otro ejercicio en el curso de inteligencia emociona es incrementar la sensibilidad, observando como cambia un estado anímico ante la presencia de un tercero, y puede realizarse también con los ojos cerrados. Incrementar al máximo la sensibilidad es hacerse uno mismo un instrumento de medición confiable.
De esta manera, se generarán los datos que requiere el procesamiento mental ulterior, para mejorar la autocomprensión y el manejo de la relación con los demás. El segundo principio de inteligencia emocional es relacional.
No se cambia el pasado y el futuro se conforma sobre el presente que es sobre el que se puede actuar. El círculo ocupación-preocupación puede ser dominado por la acción positiva o por la parálisis del pensamiento.
Dirigiendo la voluntad independiente hacia las zonas en las que se puede ejercer el mayor control, es decir sobre los propios actos, desarrollando las capacidades naturales tales como la escucha de la voz interior, es como se abren los caminos más promisorios. Forman parte del curso de inteligencia emocional, tomar conciencia, desarrollar la imaginación, dirigir la voluntad al objetivo, decidir por cuenta propia, responsabilizare por las elecciones. Cualquiera puede hacer lo que quiera, por eso es libre, pero no podrá evitar las consecuencias.
CIRCUITOS BIOLÓGICOS
Cuando los sucesos tienen un contenido emocional, el circuito que se activa más rápidamente es el que vincula al tálamo con la amígdala - la que actúa como memoria de los significados emocionales-, mientras que el hipocampo provee los aspectos cognitvos.
La llegada de un suceso a la corteza cerebral es más lenta y depende de la respuesta inicial del sistema límbico, el que recibe el mensaje antes de que la mente racional entienda lo que está ocurriendo. Así, mientras el hipocampo lo reconoce, la amígdala le asigna el valor.
La aparición de la neocorteza en el cerebro humano, permitió ampliar la variedad de las respuestas emocionales, llegando hasta la capacidad de tener sentimientos sobre los sentimientos mismos. Pero las situaciones de emergencia remiten al sistema límbico cuya influencia es decisiva. Aprender a responder es una herramienta básica del curso de inteligencia emocional.
La autoconciencia y la conciencia moral, son características diferenciales de la conducta humana. A diferencia del reino animal el ser humano puede actuar con responsabilidad - responder con habilidad-. Entre el estímulo y la respuesta existe un amplio espectro de posibilidades definidas por la imaginación creadora del hombre. El curso de inteligencia emocional provee práctica abundante sobre el hemisferio derecho del cerebro.
La respuesta que produce la amígdala es imprecisa y por lo tanto puede llevar a cometer errores fatales, - al confundir el ruido que producía su hijo con el de un delincuente un padre le disparó causándole la muerte. La regulación de la conducta impulsiva la produce el lóbulo prefrontal izquierdo de la neocorteza, que calcula según una estimación del riesgo-beneficio.
En las personas integradas la relación entre la emoción y el pensamiento es equilibrada. Sin emoción la inteligencia no puede operar correctamente porque no tiene ni la orientación ni la simplificación para resolver entre las numerosas opciones que se le presentan.
Un CI alto no es una garantía de éxito en la vida. Una ampliación del concepto de inteligencia para dar cuenta de las otras habilidades se hace necesaria.
Aprender a hacer lo que se quiere, a desarrollar un ser conectado con los sentimientos, a aceptar los defectos en lugar de disfrazarlos. Saber lo que le pasa a uno mismo, es poder disociar un yo observador de los estados anímicos, para tomar conciencia sin quedar atrapado en la telaraña de las pasiones incontrolables.
La integración entre inteligencia emocional e intelectual es como la complementación necesaria entre el ciego y el paralítico perdidos en el bosque, si es que quieren salvarse.
Existen grados de asociación o de disociación en la medida de la intensidad de la conexión con las experiencias, que varían desde no sentir nada hasta la pasión desenfrenada. Los factores inconscientes recién pueden integrarse cuando se los reconoce y se los expresa mediante la palabra.
Quien no puede sentir, no puede guiar a su inteligencia, la que se ve obligada a operar como una computadora, sin capacidad valorativa, sin poder registrar el aspecto inconsciente que lo hace actuar de una determinada manera. Saber porqué pasa lo que pasa, es el primer paso para el cambio.
En el curso de inteligencia emocional se aprende que no saber la causa de los problemas es la causa de los problemas.
Las emociones son impulsos o movimientos que se producen sin intención de provocarlos, aunque a veces es el pensamiento el que busca producir un estado deliberadamente. Las emociones son más breves que los estados anímicos - que son más perdurables-. A su vez el temperamento es todavía más estable. En el último escalón se encuentran los estados patológicos de las emociones: la depresión, el desborde, etc.
INTELIGENCIA EMOCIONAL DE LA PASIÓN
Las emociones positivas producen estados de paz, de felicidad, de placer, y las negativas llevan a los estados opuestos. Lo conveniente es asociarse a las primeras y desconectarse de las segundas.
En el curso de inteligencia emocional se enseña a navegar por los estados de meditación-concentración para para gobernar las acciones y no dejarlas libradas a los impulsos o a los instintos.
La ira, por ejemplo, puede evitarse si se la capta en su primera fase donde todavía puede manejarse con la capacidad cognitiva. En ese instante puede suministrarse información atenuante para evitar la escalada. Otras técnicas del curso aconsejan enfriar la mente: cambiando de ambiente, respirando profundamente para provocar el relax, contando hasta 10, dando un paseo, etc.
Las técnicas activas como realizar tareas, hacer gimnasia, etc., son recomendadas para los estados depresivos. También es muy importante aprender a considerar la situación preocupante desde un punto de vista contrario al que produce la congoja. Henry Ford decía que siempre tenemos razón , ya sea que pensemos que nos irá bien o mal. La mente tiene una capacidad autosugestiva que transforma en acto lo que se decide a aceptar.
La mejor manera de procesar las emociones es tener esperanzas, motivaciones, objetivos. Cuando se experimenta lo que se hace en relación con fines superiores, se produce una automática concentración en los aspectos positivos y la posibilidad de manejar perfectamente situaciones complejas. Es lo que en el curso de inteligencia emocional se denomina estado de flujo.
Desarrollar una actitud positiva frente a las diversas circunstancias de la vida, abrigando un sano optimismo de que se tiene la capacidad para resolver los problemas y que los fracasos y los errores son también fuentes de aprendizaje, es la mejor manera de encaminarse.
El estado de flujo, en el que la productividad máxima no implica un sacrificio, sino un estado de plenitud, deberá ser la búsqueda incesante de un sistema educativo que promueva el descubrimiento y la potenciación de las aptitudes naturales.
APTITUDES EMOCIONALES EN LA COMUNICACIÓN
A saber lo que a uno le pasa, la empatía consiste en reconocer lo que le pasa al otro. Para ello es necesario descubrir lo que se oculta detrás de las palabras, la congruencia o incongruencia entre lo que se dice, se piensa y se expresa corporalmente. Empatía es más que simpatía, que simplemente significa estar de acuerdo. En la empatía hay un valor agregado: sentir lo que el otro siente. Cuando los participantes de una comunicación experimentan este sentimiento se dice que hay sintonía.
Los seres humanos son como actores que expresan en reglas de demostración lo que la cultura les permite. Pueden minimizar, exagerar o disfrazar emociones para no herir a los otros. Las emociones contagian y se transfieren de una persona a la otra como en una especie de imitación. También se autoinducen, como los actores que evocan deliberadamente emociones del pasado, para sentirlas hoy.
En materia de comunicación las habilidades de persuasión o transmisoras no son independientes de la capacidad perceptiva, de la comprensión del interlocutor.
Cuando es necesario realizar críticas, no deben ser personales sino referirse a los hechos, específicas y no como ataques generalizados, cara a cara y no en público, acompañadas de un consejo o solución, expresadas con sensibilidad.
En el curso se practican dramatizaciones que se evalúan por la inteligencia emocional que demuestran en los espectadores de las mismas.
TÉCNICAS DEL CURSO PARA MEJORAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Decir basta, salir del conflicto que preocupa obsesivamente y buscar su aspecto positivo. Generalmente es posible encontrarlo si se lo busca rotando la atención o variando algunos elementos del problema.
En situaciones de estrés, el relax, -físico o mental-, acompañado de imágenes inductoras de estados deseados produce mejores resultados ya que reordena los circuitos de procesamiento de la mente.
La profecía que se autorrealiza señala la capacidad sugestiva de la mente, que consiste en su habilidad para transformar en acto cualquier idea que se le proponga. De aquí devienen las ventajas del optimismo.
La esperanza tiene un valor terapéutico, la persona que confía en su recuperación se mejora más rápido. En general las personas optimistas o emprendedoras, obtienen mayores logros en la vida.
El aislamiento, sobre todo el psicológico que implica el no tener lazos con al menos algunas personas, es un factor de deterioro y de enfermedad. No se trata de un aspecto meramente cuantitativo, sino de la calidad de las relaciones.
Poder hablar de aquello que aflige, realizar algún tipo de psicoterapia, obtener información cierta sobre el problema, forman parte de las ayudas emocionales básicas.
INTELIGENCIA INTELECTUAL ANTE EL RIESGO
Para arriesgar el objetivo debe ser alcanzable, no se trata de arriesgar por arriesgar ciegamente, sino de considerar razonablemente las probabilidades .Se trata de correr riesgos propios, sin poner en peligro los bienes o la vida de terceros.
Para crecer hay que arriesgar. Los vínculos fundados en el temor, la dependencia, los malos hábitos, las falsas creencias, impiden arriesgar. Pero finalmente no se puede evitar el riesgo, aun no haciendo nada. El riesgo siempre se presenta porque es inherente a la vida humana. Sin riesgos no hay posibilidades de crecimiento, ni de superación, ni de felicidad. Pero tampoco es conveniente utilizarlo para superar problemas emocionales.
Hay que evaluar : ¿ Qué se puede perder?
Hay dos pérdidas posibles: lo que se tiene y el fracaso de lo asumido. El éxito suele acompañar más al valiente que al planificador meticuloso. Deben equilibrarse la reflexión y la acción. El límite que no se debe transponer es el del riesgo peligroso o innecesario, esconde habitualmente alguna perturbación emocional.
El primer riesgo es reconocer que se está mal, el alejamiento de los ideales o de los proyectos de vida. Se teme perder el amor, el control, la estima. O bien fingir y permanecer inmóvil. ¿qué se teme perder, qué hacer si sucede lo peor, cuál es la probabilidad, cómo se sabrá, cómo limitar la pérdida, se puede abandonar antes?
No conviene ignorar los problemas, es mejor listar lo que puede salir mal y lo que debería salir bien, formular las preguntas, conocer las limitaciones personales, cronometrar la ejecución de las actividades necesarias, no duplicar riesgos, saber que todo plan es falible.
El curso de inteligencia emocional enseña controlar los resultados con el programa previo. Se aprende a tener el reloj en una mano pero en la otra conservar la brújula.
Tomar la decisión de arriesgar, es la segunda etapa. Incluye generar un plan y sus alternativas para casos de emergencia, manejar opciones para limitar las pérdidas.
La tercera etapa es la de entrar en acción, se trata de actuar con decisión pero en tiempo correcto, con valentía pero solicitando la ayuda o el asesoramiento que corresponda, dar lo mejor de uno mismo. Una vez iniciado el riesgo no hay que cambiar a mitad de camino, no culpar a terceras personas, no darse por vencido fácilmente ni esperar demasiado, no arriesgar la vida, actuar con seriedad, con concentración. Si las cosas sale mal hay que saber retirarse a tiempo.
Durante la ejecución hay que prever la forma de obtener información de lo que está pasando, cuando ya no se puede retroceder hay que reunir todas las fuerzas y avanzar, ganar o perder. Cuando aparezcan los obstáculos es fundamental utilizar la inteligencia racional para adaptarse a los mismos y la creativa para encontrar soluciones diferentes cuando se agote el stock de las respuestas tradicionales.
Cualquiera puede ponerse furioso…eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta… eso no es fácil. Aristóteles fue un pionero de la inteligencia emocional.
El Doctor Horacio Krell lo invita a una demostración de inteligencia emocional en info@ilvem.com.ar
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