PERMUTAR O CANJEAR
El mundo global plantea un desafío: sobrevivir. Nuestro país no encuentra una estrategia inteligente para competir pero para el argentino está en juego su propia vida.
Alrededor de 500.000 personas habían retornado a permutar o canjear hace algunos años creando valor a partir de la oferta de sus bienes o servicios. Al intercambiar lo que tienen o saben por lo que quieren se posibilita la reinserción social para los que no tienen dinero.
No es mercancia, es un valor sacrificio y social ante la homogeneidad del consumidor capitalista. Es una resistencia al poder abstracto y sofocador del dinero. El padre Farinelo lo explica como una manera de darle un sentido de dignidad a la vida.
La sociedad capitalista esconde sus trapos sucios o barre la basura debajo de la alfombra.
Pero la recesión genera pérdidas de valor por la capacidad ociosa de la economía: en las personas un capital intelectual que no se usa, en las fábricas la media potencia, en las compañías aéreas aviones que salen medio vacíos, en las escuelas cursos que comienzan con el 50% de las aulas vacías, etc.
Los individuos reaccionaron creando 400 clubes que movilizaron una economía paralela. Mientras el estado estimula programas asistencialistas como el plan trabajar; ellos producían sin impuestos, como donaciones mutuas, en base a créditos que recibían al ingresar y que les permitían recibir sin esperar la colocación de su productos. Se trataba de permutar o canjear.
Es un mecanismo de ingenieria social que permite algún ingreso de dinero por las compras de curiosos y turistas. Los socios intercambian créditos y no productos. Se llaman prosumidores término de Toffler para señalar la mezcla de productor-consumidor que caracteriza a los que saben permutaro o canjear.
No produce el consumo compulsivo propio del capitalismo -que busca tornar obsoleto cualquier objeto y hasta a las personas, haciendo perder valor a las cosas usadas como costos hundidos-, que sin embargo pueden reciclarse.
Permutar o canjear puede ser una práctica estable en la estrategia de marketing personal de individuos o empresas como respuesta inteligente a la tercerización de la economía que obliga a convertirse en YO S.A es decir a cada uno como creador del su propio trabajo.
Aprender a permutar o canjear ideas y bienes requiere capacitación y un plan de negocios: llegar primero y saber donde ubicarse, conseguir lo que se quiere ante varios demandantes, etc.
Permutar o canjear es una alternativa al desempleo. Antes la fruta se tiraba ahora se canjea. Antes lo usado era el comercio de unos pocos vivos, hoy puede ser una fuente de valor.
En lo social se está creando conciencia, hay comunas que canjean trabajos por impuestos, existe el trueque interempresario o en el pago de servicios. En Jujuy hay tribus que viven sin dinero. Mecanismos parecidos ocurren en las plazas con los libros.
Vivir sin dinero es cada vez más posible ante la desmonetización de los hogares que no permite satisfacer las necesidades normales ya que sin empleo no hay dinero. Antes la moneda constituía el lazo social, luego los grupos de trueque consiguieron ese nuevo poder. Un vuelta al valor trabajo, a la personalización, a la cohesión social ante un sistema que excluye a la gente, produce la fe, la moneda de la confianza que devolverá en reconocimiento el valor de la autoestima perdida en la jungla capitalista.
Esta empresa social puede estimularse con capacitación, con créditos según la capacidad de producir , despertando emprendedores sociales, jugando a ser socios en lugar de patrones y obreros, participando lejos del asistencialismo, como un paso más en la afirmación de los derechos del ciudadano que requiere imperativamente de un nuevo contrato social.
Sin embargo permutar y canjear han retrocedido ante el asistencialismo, el clientelismo político y la falsificación de la moneda de trueque. Otro fracaso nacional y van...
* El Doctor Horacio Krell dirige ILVEM institución que capacita en mecanismos para aprender a permutar o canjear en horaciokrell@ilvem.com.ar
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