Lo que no se usa se pierde. Trueque, canje, permuta: técnicas para comprar sin usar el dinero. Todas las vidas son paralelas pero en cualquier momento se cruzan. Todos los días son iguales pero diferentes. El día de hoy era un día más pero ... .Esteban el conductor del vehículo que recorre Buenos Aires, publicitando en pantalla gigante a Ilvem y a sus aliados estratégicos hace sonar mi teléfono celular. Su llamado en horas de recorrido es una alerta a mi memorIa. En estos tiempos difíciles estamos expuestos al azar y a la suerte. Doctor: tengo un problema. Para arreglar una falla estacioné, pero no pude solucionarla. Quise ir al mecánico pero no encuentro la llave del auto. Mientras hablaba recordé la historia de quien perdió su llave y la buscaba cerca de un farol. Le preguntaron si se le había caído allí. Dijo que no, que la buscaba ahí porque donde la perdió no había luz. Pensé en que se venía la noche. El vehículo es muy caro como para dormir en la vía... pública. Doctor, ¿tiene otra llave? Mi memoria me advirtió que no tenía otra. No, le dije, debe hallarla. La busqué, no aparece. Llame al seguro, que envíen un remolque. Voy para allá. Hay un tipo de inteligencia práctica, es la inteligencia del cuerpo que resuelve problemas en forma inconsciente, pero a veces la mente nos juega una mala pasada. Transitando hacia el lugar de los hechos, como si fuera Sherlock Holmes, recordé de memoria una frase que dijo a su asistente Watson; "Es la voz del problema que reclama su solución". Se iluminó mi mente, pensé: todo problema tiene su respuesta. Al llegar todo fue peor. Conté hasta 10 con la ayuda de otra frase: "no hay que matar al mensajero de las malas noticias". Esteban me decía: el seguro no transporta vehículos de este peso, el cerrajero no puede hacer nada porque las llaves son especiales y la empresa que las duplica no atiende hasta el lunes. Mi hemisferio derecho hizo una concentración en la imagen de nosotros durmiendo por turnos dentro del vehículo. Le pedí que me contara lo que hizo, revisamos palmo a palmo el terreno y nada, le pregunté si alguien se había acercado y me dijo que no, afirmó que sacó la llave y fue con ella hasta la puerta trasera, que de pronto una bocina sonó, era el dueño de una cochera que el vehículo obstaculizaba. Aquí se produjo a mi juicio la falla de concentración: Esteban lo empujó. Luego intentó la reparación y al darse por vencido no encontró la llave para volver. Lo problemas se resuelven muchas veces con la pregunta adecuada a la naturaleza, como si existiera el conocedor tácito de lo que pasó. Otra vez me pasó lo mismo pero volví y encontré la llave en el generador de energía. ¿Dónde la puso esa vez, le pregunté?. Me señaló el lugar. Le dije que era probable que la hubiese dejado en el mismo sitio y que nervioso, al empujar el vehículo la llave se hubiese caído dentro del motor. Alentado e iluminado por la idea Esteban miró y dijo ver un bultito sospechoso. Desarmó una tapa y adivinen que fue lo que encontró. Usted es un genio doctor. No, le dije, en memoria a Newton, no soy un genio "estoy parado sobre las espaldas de gigantes". Admitamos nuestra culpa: usted debería tener una llave de repuesto y no tendría que viajar acompañado por sus niños porque pierde concentración. Mi culpa es no tener un back up, una copia o memoria de seguridad, un archivo que funciona como espejo de la inteligencia. Regresando medité sobre el error y la inteligencia. El que no hace no se equivoca pero tampoco aprende. Son las historias y los problemas los que ponen en marcha el saber y la memoria. Para Einstein la imaginación es más importante que el conocimiento. ¡Qué importante sería tener una copia de la llave, de la llave del cerebro! ¿No habrá llegado el momento de que al nacer nos entreguen el mejor regalo de la historia, que nos obsequien nuestra página web personal?. Hoy fue un gran día: convertí el azar en buena suerte y obtuve mi buena idea diaria. Imaginen lo que significa tener 365 buenas ideas cada año. El autor, Dr. Horacio Krell, dirige a ILVEM. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.ar. |