RESILIENCIA ESTRATÉGICA
De la resiliencia individual a la resiliencia estratégica empresaria.
La resiliencia es la capacidad de salir fortalecido ante la adversidad y cómo la adversidad es la posibilidad más posible -según la ley de Murphy- la resiliencia estratégica es prepararse para aprovechar conflictos, debilidades y amenazas como fuentes de oportunidad y fortaleza, si se aprende a enfrentar el cambio.
Lo que no te mata te fortalece. La resiliencia sugiere que no es una ventaja segura nacer en cuna de oro, es un beneficio que puede durar poco. Sin embargo hay condiciones mínimas para lograr una existencia decorosa: alimentación, vivienda, salud, trabajo, seguridad y familia. Aguante, resistencia, son los factores de resiliencia para superar las crisis.
La resiliencia como ventaja de la desventaja no implica la apología de la pobreza, pero sí desarrollar una mirada no determinista sobre sus causas y evolución, estudiando los casos de individuos que superaron la adversidad.
Aprender del error. Tampoco es un planteo masoquista sino el uso del error como aprendizaje. Quien no hace no se equivoca pero tampoco aprende. Edison adjudicó a los errore la causa de sus aciertos. Sin sus 999 fallas no hubiera podido inventar la lámpara eléctrica en el intento número 1000.
El millonario argentino Martín Varsavsky explica su éxito: Soy el más gran coleccionador de NO del mundo. Todos me han dicho que no, los clientes, los proveedores, los bancos, los fondos de inversión. Y sigo adelante. El fracaso produce sabiduría como una base de datos de incalculable valor. Esa mezcla extraña de terror, abandono y libertad, genera también una creatividad desbordante y efectiva, tan necesaria. El fracaso nos hace sentir vivos.
Empresas resilientes. En su libro: “En busca de la resiliencia” Gary Hamel y Liisa Välikanga afirman el imperativo de volverse diferente. Es el desafío de Coca-Cola por aumentar su participación en el mercado o para McDonald’s de crecer en un mundo de clientes cansados de las hamburguesas El éxito ya no depende del impulso, sino de la resiliencia: la capacidad de reinventar los modelos de negocios y estrategias cuando las circunstancias cambian o se complican. La resiliencia estratégica no consiste en reaccionar ante una crisis única o recuperarse de un revés. Se trata de anticiparse y no sólo de adaptarse. Para lograr la resiliencia estratégica las empresas deben superar cuatro desafíos: el desafío cognitivo de eliminar la negación, la nostalgia y la arrogancia; el desafío estratégico de saber crear abundantes experimentos tácticos pequeños; el desafío político de reubicar los recursos financieros y humanos donde produzcan mayores retornos; y el desafío ideológico de entender que la renovación es tan importante como la optimización.
Nada fracasa tanto como el éxito. El éxito evita cambiar y no querer percibir que la realidad se mueve. Heráclito dijo que lo único permanente es el cambio. Sin cambio, la rosa no florece y nadie se enamora. El cambio existe porque estamos vivos, por lo tanto no hay que temerle porque cambiamos desde que nacemos. El desafío es cambiar con autenticidad.
Los que se fortalecen en la adversidad generan resiliencia: 1) preguntándose ¿qué voy a ha hacer cuándo salga de esto?, 2) comprendiendo las razones de lo que les pasó y 3) tomando contacto con gente que apoye su autoestima.
Para salir de la adversidad se requiere una actitud proactiva hacia la misión considerando que el éxito no se mide por los logros sino por los obstáculos que se enfrentan y que los problemas constituyen una oportunidad. La vida sin problemas no existe y son tan útiles que cuando no los tenemos deberíamos inventarlos. La destrucción creativa consiste en destruirse uno mismo cambiando antes que nos supere un competidor.
La metodología de la resiliencia. Todos fantaseamos con tener un genio interior que como por arte de magia convierta nuestros sueños en realidad. Ese ser existe y habita en nosotros. La imaginación crea. Todo lo que nos rodea fue preconcebido en la mente, podemos imaginar un futuro mejor o peor; una vida feliz o miserable. Si creemos en algo, lo creamos.
Si mil veces repetimos frases como "no sirvo" o “ no se puede”, sentiremos que nuestra vida es una miseria: nos enfocaremos únicamente en lo negativo, y le restaremos importancia a lo bueno que hay en nuestro alrededor. Inexorablemente ocurrirá aquello que miramos y damos por cierto. La mente tiene la capacidad autosugestiva de transformar en acto todo aquello que se decide a aceptar. También afectamos al entorno diciéndole a alguien que es un tonto, porque lo programamos para reforzar esa autoimagen.
Fue Ford quien dijo: siempre tenemos razón: "si pensamos que nos irá bien o mal", porque generamos el efecto por autosugestión. Lo que sirve es aprender a sugestionarse curativamente. No se necesitan motivos extraordinarios para ser feliz, sino sostener pensamientos positivos y emociones constructivas.
La treta de los débiles es negociar su sobrevivencia integrando redes cooperativas, educando hacia la colaboración que incremente su capital social y con una metodología que desarrolle y aplique su capital intelectual.
Las crisis ayudan a reflexionar, mucho mejor que embotando los sentidos repitiendo rutinas. Einstein dijo que es una locura pensar en mejorar haciendo más de lo mismo. Mientras el mundo retrocede hasta las formas más crueles de la historia, el aguante ante situaciones de dolor y de injusticia y la esperanza son los motores si se le puede otorgar un sentido a la vida.
Toda situación es oportunidad, mientras que el azar es posible la buena suerte lo hace aparecer y lo hace viable. Cuando la manzana golpeó la cabeza de Newton, supo transformar la situación en un éxito creando la ley de gravedad
La resiliencia de los débiles, debe incorporar la resiliencia estratégica, para aprender a transformar debilidades y amenazas en fortalezas y triunfos, pensando siempre en la oportunidad de cambio que todavía nos queda.
* El Dr Horacio Krell, es el director de ILVEM. Consultas en horaciokrell@ilvem.com.ar.
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