CURSO DE CONCENTRACIÓN EN LA LECTURA
La concentración durante la lectura
Durante la lectura lenta: el cerebro ocupa tan solo el 10 % de su capacidad. Mientras tanto, la parte inactiva actúa por su cuenta haciendo perder el curso de concentración en el texto.
Los distractores son ladrones de tiempo que obligan a los ojos a retroceder provocando continuas regresiones. Los distractores pueden ser estímulos externos (ruidos, teléfono, etc.) o internos (ideas parásitas, divagues, recuerdos, etc.). Sin embargo, lo externos son internos disfrazados ya que provienen de fallas humanas por no saber enfrentarlos.
La mente es por naturaleza vagabunda y salta de una idea a otra cada 12 segundos. Por lo tanto, en una hora se producen alrededor de 300 dispersiones. Durante el curso de concentración se busca evitar la baja ocupación de la mente. El que lee lentamente se asemeja al conductor que maneja un auto muy despacio: puede cometer un error ya que divide su atención entre numerosos estímulos (la radio, su acompañante, etc.).
Alta ocupación de la mente. En cambio, quien maneja a una alta velocidad no puede distraerse ni un segundo: su mente se dirige 100% a la actividad que realiza. Los accidentes provocados por fallas de concentración son la mayor causal de muerte en las rutas. Para el estudiante, son la fuente del estrés y de la inadecuada administración del tiempo.
Como se intenta evitar en el curso de concentración, si al perseguir un objetivo la mente se dirige en otra dirección, el esfuerzo y el cansancio se multiplican y se pierde energía inútilmente. Se destinan horas para lograr lo que se podría realizar en minutos.
En lugar de manejar a la mente, la mente gobierna y limita a la persona.
En cambio al dominar las técnicas del curso de concentración se consigue usar el 90% de la capacidad y el espacio para la distracción disminuye. El que se ocupa aumenta su campo de influencia y de control, mientras que la preocupación que genera la distracción es paralizante.
La velocidad de la lectura que se obtiene durante el curso de concentración, al eliminar la repetición labial y la escucha mental de las palabras, permite un pasaje directo de la información del ojo al cerebro y contribuye a eliminar la distracción.
Cuando se usarla fuerza de voluntad para dominar a la mente, lo que se intenta reprimir, es decir el obstáculo, reaparece como una atracción fatal, produciendo una fijación negativa en ideas parásitas. Si decimos no pienses en un oso inmediatamente pensaremos en él.
A diferencia, la concentración perfecta, hace concordar la intención y la acción, en un estado ecológico de flujo donde el logro se alcanza sin esfuerzo.
El secreto consiste en dejar de reaccionar ante los sucesos y elegir el futuro que se anhela, manteniendo la ruta seleccionada. Para lograrlo, el secreto es la metodología que se enseña en el curso de concentración ya que los métodos constituyen la mayor riqueza del hombre.
Si se empieza por educar a la mente, la concentración hace la diferencia.
* El Dr Horacio Krell, es el director de ILVEM. Consultas en horaciokrell@ilvem.com.ar.