La vocación
* por Horacio Krell
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LA VOCACIÓN
La vocación es una llama interior. Hay que conciliar la necesidad con la vocación.
La necesidad es la madre del problema y un motor del progreso humano. Para satisfacerla a lo largo de la vida se desarrollan competencias. Pero no por sobrevivir se debe olvidar lo que da sentido a la vida: la vocación es la llave de acceso a la felicidad.
La verdadera sabiduría. Los mandatos culturales subordinan el querer al deber. Así la educación desvía el proceso natural del interés del niño: da prioridad a lo normal sobre lo especial, a su socialización antes que a la búsqueda del genio interior.
Se enseña una lección equivocada al abandonar la vocación y las preferencias por las competencias, que se traducen luego en retroceso individual y en menor rendimiento de la sociedad, ya que de partes insatisfechas no puede surgir un todo eficaz.
La necesidad tiene cara de hereje. A diferencia de la necesidad que es pasiva, el deseo activo se transforma en la pasión que encuentra la energía en su propia fuente. Sin la vocación que lo organiza el cerebro humano es una pieza imperfecta. En el cerebro conviven en capas superpuestas los cerebros del reptil y del mamífero sobre los cuales se levanta la corteza cerebral de la que se nutre el pensamiento humano.
Si la educación descuida el desarrollo de la mente y lo deja librado al azar, el riesgo es que fuerzas ingobernables como las emociones y los instintos asuman el control.
Crear un círculo virtuoso. Se puede cambiar el modelo pero lo que debe variar es la política para que fije como meta prioritaria la educación de la mente y la vocación.
Se trata de valorizar al pensamiento del que se dice mucho pero se hace poco, porque ni siquiera se lo define bien: -estuve pensando en vos- no es pensar sino recordar o asociar, o -pienso de esta manera-, no es pensar sino creer.
Educar es sacar de adentro. La concentración en el hemisferio izquierdo que trata con palabras y conceptos, olvida de alfabetizar el hemisferio derecho más primitivo, pero más que importante. Se le pide al alumno que repita como un loro para no repetir el año. Pero repitiendo un libreto se puede obtener un título pero no transitar el camino hacia el desarrollo personal. Lo que no ocurra en la escuela tampoco ocurrirá en la vida y la escuela parece no lograr alternativas, no encontrar formas nuevas. Por el contrario debería abrir un puente entre lo conocido y lo desconocido, incluyendo la vocación y el vínculo social que evite la exclusión, e impedir que se repitan historias como experiencias sin valor, por no saber elaborarlas y reorientarlas hacia el cambio.
Jugarse la vida. El origen social no debería ser una condena. Pero el punto central de la cuestión es descubrir la vocación, lo que se quiere. Esta cuestión implica unir los hemisferios cerebrales y dominar el lenguaje que llega a las profundidades del ser.
Se trata de aprender a escuchar el llamado interior del espíritu para poder dar y recibir enfrentando a los que sólo ofrecen el dinero como valor supremo.
La verdad y el compromiso. Para no perder preferencias por competencias y adaptarse por reacción a las circunstancias, es necesario ser sincero con uno mismo. La respuesta está en que la acción se conecte con la vocación -que es una identidad a respetar- que depende del talento, del compromiso y de la voluntad de no negociar lo innegociable.
Hay que privilegiar lo pequeño ya que la capacidad se nota en las menores tareas.
Los métodos son esenciales pero sólo funcionan si se sostienen en la curiosidad y en el autoconocimiento. La vocación, el conflicto y el problema tienen algo en común: recurren a fuerzas interiores. En el problema el instrumento es el pensamiento, en el conflicto la negociación y en la vocación la meditación. El punto de apertura es el diálogo socrático fecundo que comienza por reconocer que " sólo sé que no se nada ".
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El Dr. Horacio Krell es el Director General de ILVEM, institución líder en investigación y enseñanza de técnicas intelectuales y de informática aplicada.
* El Dr Horacio Krell, es el director de ILVEM. Consultas en horaciokrell@ilvem.com.ar.
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