Sentido Común

                                   EL ARTE DE LA MOTIVACIÓN * por Horacio Krell


 

SENTIDO COMÚN 

Hay que tomar de nuevo el curso del sentido común.

A veces lo que sería naturalmente mejor se deja de lado porque prevalece otro factor dominante. Esta manera de actuar olvida que hasta los adelantos en la ciencia y el éxito personal son el resultado de la sistematización del sentido común, lo que requiere una mente equilibrada que incorpore las competencias genéricas como virtudes  en lugar de correr solamente detrás de las competencias técnicas.

El sentido común a veces se orienta a la cooperación y otras a la competencia. Un ciego y un paralítico perdidos en el bosque -si  quieren salvarse- deben cooperar, ubicándose el paralítico sobre las espaldas del ciego. El ciego podría salvarse aun estando solo, aplicando el sentido común;  ya que le bastaría para salir  avanzar en línea recta.

Es en el estudio donde se nota la falta de sentido común: se  privilegia la transmisión del saber a enseñar a aprender. Es como decir a los alumnos: estudien pero no  pregunten cómo. Donde más se nota la carencia  es en la lectura. Se enseña a leer en voz alta y se incorpora como vicio generando futuros lectores lentos  y poco comprensivos.

El problema metodológico es general: no se imparten técnicas de observación,  concentración o estudio que permitan optimizar el procesamiento de la información. También el estudiante carece de capacidad expositiva  factor crítico ante la importancia actual de la comunicación. Es decir que se apela al arte de magia.

El estudio también es fundamental para conseguir empleo. Sin embargo se aprende a rendir exámenes y no destrezas laborales. Si se estudia es para hacer lo que a uno le gusta: ¿ cómo es posible entonces que la escuela no incluya  orientación vocacional?

Se aprenden contenidos,  pero las emociones que son tan importantes como motivos para la acción – requisitos básicos para triunfar en la vida- no forman parte de la enseñanza. Se aprende la letra pero no la música de la vida. La inteligencia emocional consiste en ser feliz con lo que se hace y con lo que se vive.

Del pensamiento se hablan loas  pero en la práctica se hace poco o nada  privilegiando más  la disciplina y la sumisión. Con respecto a formación de la autoestima  -el capital invisible- se la deja librada al azar. Los defectos y errores se devalúan  sin señalar que son la parte oculta del éxito todavía no descubierto. Edison jerarquizó sus 999 errores previos como determinantes claves  en su invención de la lámpara eléctrica.

La  ética que privilegia el bien sobre la conveniencia se considera solamente para el discurso: "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago".

El sentido común tiene virtudes  de primer orden referidas a las personas como veracidad, meticulosidad, imaginación que incluyen  animarse a pensar por uno mismo y no ser cobarde y  estar de acuerdo con uno mismo sin autoengañarse. Otra virtud de sentido común es la justicia e imparcialidad al opinar poniéndose en el lugar de todos los demás, y considerar todos los aspectos y no solo los que convienen. Se trata de buscar la  solidaridad intelectual, una ética de la disputa.

Los argumentos también tienen  virtudes: las que se dividen en conservadoras  como la capacidad explicativa que consiste en buscar las causas o  razones y la coherencia que permite en forma tolerante ubicarnos en la historia, en la realidad, en la narración y en la legalidad y las revolucionarias como la confrontación  permanente del pensamiento con la realidad y el poder predictivo en lugar de acomodar la realidad al pensamiento. Hay también certezas prácticas y teorías que no son tan buenos conductores de la verdad. Dejarse llevar no requiere esfuerzo pero adquirir virtudes implica dedicación. Hay que hacer un curso de sentido común. Aristóteles propuso adherirse a la virtud como hábito. La importancia de la confiabilidad  como virtud  se refleja en la frase: lo que tú eres suena tan fuerte en mis oídos que no puedo escuchar lo que me dices.

Logremos que  el sentido común no siga siendo el menos común de los sentidos.

El Dr. Horacio Krell dirige a ILVEM institución dedicada a la investigación en técnicas intelectuales e informática aplicada. Responde sus consultas en ilvem1@ilvem.com.ar.ar

 * El Dr Horacio Krell, es el director de ILVEM. Consultas en horaciokrell@ilvem.com.ar.

 

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