PRESTAR ATENCIÓN
Sin prestar atención nada de lo que ocurre ingresa al cerebro, sin prestar atención no hay memoria, ni buenos métodos de estudio.
Todo conocimiento nos enriquece, nos hace dueños de lo que aprendemos: "aprehendere" significa agarrar. El requisito es prestar atención organizando cuatro elementos: el intelecto, la voluntad, las emociones y el cuerpo.
Al prestar atención el intelecto recibe los conocimientos, trabaja sobre ellos, los elabora y los retiene. Las emociones comienzan por el interés hasta provocar el entusiasmo.
La voluntad es el querer, la motivación que da fuerza y la decisión que da perseverancia.
El cuerpo requiere que los músculos den el soporte y que la respiración lo alimente llevando la sangre a todas las células del organismo.
No basta con prestar atención: en todos los aspectos se presentan ambivalencias que hacen oscilar los resultados entre la perfección y el fracaso; a las buenas ideas se oponen las obsesivas y las parásitas, a las emociones positivas las negativas, a la voluntad razonable el querer exagerado, a los músculos en tensión de equilibrio los excesos del nerviosismo o la somnolencia, a la respiración lenta, profunda y reparadora; la ligera y agitada, a la sangre llegando al cerebro, la sangre que se concentra en el estómago.
Prestar atención.
Sin prestar atención no existe la memoria, el conocimiento ni la creatividad. La realidad siempre está ahí, lo que importa es la percepción. Prestar atención significa dirigirse y extenderse hacia algo. Es el momento en el cual el pensamiento se hace percepción. Implica disposición física y mental para seleccionar entre los múltiples estímulos externos y necesidades internas, y elegir a cuáles prestar atención.
Cómo aprender a concentrarse. Las 4 fases del prestar atención.
La atención comienza por la adaptación a la tarea, y continúa con el precalentamiento, la prefatiga y la fatiga. Lo adecuado es interrumpir antes de la fatiga.
Para disminuir las fallas lo que hacemos debe estar a nuestro alcance intelectual y material, es preciso no ser invadidos por preocupaciones excesivas ni pasiones desenfrenadas.
Para mejorar la capacidad de reflexionar hay que relacionar la lectura con el objetivo o ideal, con lo ya sabido o con lo verdadero, la causa con el efecto, lo accesorio con lo principal. Para lograr mayor precisión es conveniente utilizar el método de lectura veloz y las técnicas de estudio; que al prestar atención impiden que aparezcan las ideas parásitas.
Para recordar es imprescindible la concentración, no se puede recordar lo que no se ha observado. Es conveniente utilizar el sentido predominante e intentar una combinación creativa de todos los sentidos, incluyendo el dibujo de las ideas o escritura del diagrama de las mismas, con su correspondiente asociación de imágenes mentales.
Al prestar atención en la asociación lógica de las ideas la memoria se vincula con el razonamiento. Las asociaciones se pueden realizar por semejanza, contraste, espacio o tiempo. Resulta útil repasar mentalmente el texto sin mirarlo, la repetición que sirve es la activa porque disminuye la pérdida de memoria causada por la curva del olvido). Utilice el sueño para reforzar sus conocimientos, repasando antes de dormir y al despertar.
Los afectos.
El interés es la parte emocional de prestar atención. Se consigue movilizando las zonas sensoriales preferidas hacia el estímulo encendiendo y transformando aquello que se atiende con luces, colores, sonidos, movimientos, variaciones y contrastes. Lo ideal es combinar la fotografía mental (hemisferio derecho) y la película multisensorial ( el hemisferio izquierdo une las fotografías mentales creando un guión).
A lo propiamente sensorial el intelecto puede ayudarlo buscando imágenes claras y brillantes, razones contundentes, síntesis precisas, solución de incógnitas.
Con respecto a la voluntad es conveniente motivarla mediante la facilidad que proporcionan los buenos métodos de estudio, lo agradable de la presentación del material al cerebro, lo útil, noble o necesario de la tarea.
Es decir que el interés es el primer paso. El segundo, es lograr el entusiasmo.
Es propio de la emoción positiva el apartar todo lo que interfiere la relación del sujeto con el objeto, por lo que transformar una idea en ideal y hacer lo que a uno le gusta provoca una concentración automática. Es conveniente relacionar la tarea con el ideal.
La acción.
El que tiene un porque puede superar cualquier cómo. El poder es querer con eficacia, es equilibrar el deseo con la acción para alcanzar lo que se desea. Cuando la voluntad no la dirige, la atención es dirigida por el pasado, el medio ambiente o por terceros. Cuándo alguien se confunde en el medio de un proceso, conviene preguntarle qué es importante y luego qué es importante de eso. De esta manera, restituimos el propósito y la autodeterminación. Cuando el prestar atención se atasca, o hay incertidumbre, el truco es colocar la atención en el resultado esperado. Lo que hay que hacer es alinear nuestro foco de atención y la asignación de importancia.
Querer es la palabra más usada pero el querer eficaz se nutre de ciertos procesos:
1) Superar la abstracción de lo que se quiere con una formulación concreta de los fines y los medios.
2) Salir del quisiera con un quiero emocional enamorándose de la idea. Darle a la idea el calor de la pasión, porque a idea clara, emoción potente. Puede el que cree que puede.
3) Motivar el querer rodeándolo de posibilidades de realización y subobjetivos atractivos y realizables.
4) Sincerar el querer observando si se quiere de verdad, sin autoengaños.
5) Ejecutar la decisión con eficiencia, controlar los resultados.
La visualización creativa de los objetivos, apoyada con fórmulas verbales precisas y repasos continuos de los motivos, controlando la sinceridad de los mismos potencia el resultado de los planes y de las acciones. La condición es darse cuenta de lo que pasa es decir prestar atención.
* El Dr Horacio Krell, es el director de ILVEM. Consultas en horaciokrell@ilvem.com.
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