Una historia de la lógica y la ilógica: Un señor compró un cachorro de pastor alemán y su vecino un loro, éste preguntó: el perro, ¿no se comerá al loro?. El señor lo convenció diciendo: crecerán juntos y serán amigos. Y así ocurrió. Hasta que en unas vacaciones, el pastor alemán apareció con el loro entre sus dientes, muerto, con signos de violencia y suciedad. El señor recordó la frase: "el perro se comerá al loro". Pronto volverían los vecinos: ¿Qué hacer ?, ¿sacrificar al perro?. Finalmente decidió bañar al loro y dejarlo en su casita, para que al menos los vecinos pudiesen despedirlo. ¿Qué conclusiones saca el lector? Detenga la lectura y reflexione.
Sin pensar con argumentos los problemas se resuelven apelando a la autoridad, a la violencia o al prejuicio. Hay que tener cuidado con las palabras, porque si la causalidad es el cemento de la naturaleza la palabra crea el mundo humano. Pero con las palabras se puede engañar o engañarse.
Sigue la historia de la lógica y la ilógica: El vecino regresó y contó que el loro murió antes de irse, que lo enterró y al volver estaba muerto pero en su casita. Detenga la lectura y reflexione.
Cuando la atención se fija sólo a una hipótesis o a un punto de vista, sin considerar opciones, surge la tentación a la certeza, la ignorancia, el poder o la impotencia. En estos casos la necesidad de tener razón impiden que actúen los auténticos conductores de la verdad .
Fin de la historia de la lógica y la ilógica: La verdad fue que el perro cargó con la culpa y con el sufrimiento al descubrir el cuerpo. Con su dolor, lo desenterró y lo llevó a su familia. ¿Cómo debieron proceder ambos vecinos? ¿cómo debió proceder usted ? Detenga la lectura y reflexione.
El hombre tiene una racionalidad limitada, no accede a la verdad completa ni usa el 100 % de su capacidad, por lo tanto su razón es incierta. Confunde hechos con interpretaciones, concluye sin tomar conciencia del automatismo de su inferencia ni advertir sus consecuencias.
En su conversación interna irrumpe primero la emoción que siente el impacto y condiciona a la razón para interpretarlo. Es un modelo simple que intenta darle sentido a lo que ocurre pero considera al juicio como verdadero sin molestarse en comprobarlo ni fundamentarlo.
Al advertir esta falla sistémica de la mente es importante recolectar todo tipo de hechos y no sólo los que apoyan el discurso, tomarlos como pretendientes de datos, aplicar la solidaridad intelectual para no confundir hechos con hipótesis, reconocer las lagunas, que las cosas no son siempre lo que parecen y que el punto de vista con el cual se atiende genera su propio desarrollo.
Cómo intermediar entre la lógica y la ilógica: El rol del observador que flota en el ambiente, con una mirada no comprometida, es la que evita ser parte del problema y ser parte de la solución.
Aristóteles otorgó un marco teórico a las partes del conflicto: Proponente, oponente, juez, problema y tiempo. Recorriendo su pensamiento se deduce que no hay herramienta que se pueda usar bien sin que la educación convierta a las virtudes en hábitos de conducta.
Las virtudes del pensador son morales, intelectuales y estratégicas.
La paradoja que surge de la historia que relatamos es que para tener creencias razonables hay que ser personas razonables en la manera de adquirir y aceptar las creencias.
"La vida es el arte de sacar conclusiones suficientes a partir de datos insuficientes", dijo Samuel y Voltaire afirmó que "Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido". La razón humana es una razón encarnada en una mente, en un cuerpo, y en una historia. Para optimizar la capacidad de convivir con problemas hay que educar al soberano.
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* Dr. Horacio Krell, Director de ILVEM. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.