La voluntad

                                   EL ARTE DE LA MOTIVACIÓN * por Horacio Krell

 


 

LA VOLUNTAD

 

La fuerza de la voluntad es mecanismo humano para enfrentar el condicionamiento a que lo someten los instintos, la razón, la costumbre, los hábitos y sus propios deseos.

 

Mala voluntad. Es frecuente encontrar personas a los que les cuesta iniciar un proyecto o terminar una obra. Eligen las tareas más sencillas y evitan las complicadas, hacen lo que les brinda placer y difieren las que deben  realizar, no pueden orientar la voluntad, actúan en sentido diferente al recomendable o de mala gana, por obligación, falta de ética, etc.

 

Buena voluntad. La voluntad es la facultad de ubicarse por encima de las dificultades privilegiando la intención y el querer. Es la puesta en acto del aspecto consciente de la decisión de alcanzar el objetivo controlando a todos los factores condicionantes.

 

Mientras que el instinto es ciego y la razón intelectual sólo muestra el camino paralizando el curso del pensamiento, la inteligencia emocional se encarga de motorizar la acción. El deseo influye sobre la voluntad, y cuando es muy grande hace pequeño al obstáculo.

 

Los mejores deseos  se relacionan con la buena voluntad y con el propósito o misión del individuo, es el querer de veras. En cambio, el deseo por un interés pasajero, si prevalece sobre el interés genuino, puede generar una batalla entre la buena y la mala voluntad.

 

Fuerza de voluntad.  En consecuencia  la voluntad esta asediada  en un campo de fuerzas contradictorias. La capacidad de concentración es la que mide el resultado evaluando si  la mente es capaz de mantener la atención durante un período determinado  controlando los desvíos. La concentración es la voluntad aplicada, es el medio, y el querer es el fin. La vida nos somete a este test continuamente. Para que la fuerza de la voluntad sea alta la energía nace del autoconocimiento y de aprender a ser.

 

Si la rutina hace olvidar el propósito, trabajamos sin voluntad y sin saber por qué, se apodera de la conciencia y se olvidan los verdaderos motivos. La válvula de escape es observar cuando la atención se atasca, y la voluntad decae. La mejor estrategia es volver al resultado esperado, alinear el foco de atención con la asignación de importancia.

 

Primero la percepción.  Otro test importante es observar a qué dedicamos el tiempo,  cómo administramos los recursos, y si valoramos ese 20% que produce el 80 de los resultados ejerciendo con él el efecto palanca. Sin información no hay proceso, pero toda percepción se relaciona con algo. Así como el corazón  se expande y se contrae, la mente se expande con la meditación cuando dos ideas se asocian. Contracción es elección de un curso de acción, es concentración de la voluntad. Según como regulemos las observaciones y las acciones nos atascamos, o generamos círculos virtuosos o viciosos.

 

Pensar o vagar. El proceso mental  puede ser mecánico o dirigido desde yo quiero, es decir  vagar o pensar. La mente es por naturaleza vagabunda, salta de un lado hacia el otro sin causa aparente. Debemos ejercer sobre ella un control mental.  Pensar es anticiparse, buscar en una dirección. Son 3 etapas: 1) decidir a qué atender, 2) moverse mediante la voluntad de un concepto a otro, 3) inspeccionarlos, relacionarlos, viajar a través de ellos.

 

Los instrumentos.  El cuerpo es el vehículo de la acción, los sentidos brindan información sobre el mundo externo, y la mente es el vehículo interior, que con su telescopio y microscopio psíquicos, recorre  paso a paso o saltando entre ideas  y conceptos.

 

Al rodeo que hace el pensamiento hacia el objetivo debe regularlo el yo quiero. El éxito de cualquier asociación de ideas depende de la elección de la segunda, ya que la voluntad le indica el camino al pensamiento. Debemos intervenir para no dejar que un accidente psicológico nos aleje del pensamiento eficaz. En un accidente de tránsito, según lo que se quiera ver, el  pensamiento cambia. La víctima, el abogado, el mecánico, el médico, el policía, verán aspectos diferentes. Y a medida que avancen se alejarán de pensamiento de los demás. Los estímulos compiten por atraer la atención,  pero la voluntad, es el imán que debe atrapar la atención.  Sin interés, los pensamientos carecen de hilo conductor. La concentración es  el triunfo de quien conoce su destino y crea la senda que lo conduce a él.

 

Gimnasia de la voluntad. La concentración tiene un punto de partida y otro de llegada. Para entrenarse elija al azar: parta de cualquier A y llegue a cualquier B. Lo importante es que sea  lo interno lo que  provoque lo externo. Para eso hay que tener un yo quiero posible, un querer de verdad y concentrado, ocuparse en lugar de preocuparse. A mayor ocupación menor distracción. Antes de iniciar una tarea tómese el tiempo para comunicarse con su mente profunda y reloj en mano. El paso previo a la acción es la relajación, tomar conciencia del recorrido y de lo que  falta. La demostración del yo quiero es el resultado.

 

Test  de la voluntad. Se puede medir la fuerza de la voluntad para saber si está dominada por fuerzas externas. La voluntad espontánea es conducida  por el placer, la voluntad intencional debe superar obstáculos. La manifestación y la medida del éxito de la voluntad  se refleja en la acción: goles son amores y no buenas razones. No basta con la intención, con la razón o con las excusa. El problema de quien no tiene fuerza de voluntad es que le dicen  poné huevo, poné voluntad, cuando es  precisamente lo que les falta.

 

Nada influye tanto en la vida de una persona como la idea que tenga sobre su propia eficacia, sin voluntad, la eficacia no existe. Lo que habitualmente falla es  la falta de una metodología para motivar el querer, para conocerse a sí mismo y para obtener resultados.

 

Entonces se genera una deuda con el banco interno que es el que entrega la energía.

 

Prestar atención. Sin prestar atención lo que ocurre no ingresa al cerebro. Todo conocimiento nos enriquece, nos hace dueños de lo que aprendemos: "aprehendere" significa agarrar. El requisito es organizar el intelecto, la voluntad, las emociones y el cuerpo. Con la atención el intelecto recibe conocimientos, los elabora y los retiene. La emoción comienza por el interés hasta provocar el entusiasmo. La voluntad es el querer, es la motivación que genera la fuerza y la decisión que da perseverancia. El cuerpo pide que los músculos den el soporte y que la respiración alimente llevando la sangre a todas partes.

 

No basta con la atención. Hay conflictos entre la perfección y el fracaso; a las buenas ideas se oponen las obsesivas y las parásitas, a las emociones positivas las negativas, a la voluntad razonable el querer exagerado, a los músculos en tensión de equilibrio los excesos del nerviosismo o la somnolencia, a la respiración lenta, profunda y reparadora; la ligera y agitada, a la sangre llegando al cerebro, la sangre que se concentra en el estómago.

 

Sin atención no existe la memoria, el conocimiento ni la creatividad. La realidad siempre está ahí, lo que importa es la percepción. Atender es dirigirse y extenderse hacia algo. Es el momento en el cual el pensamiento se hace percepción. Implica disposición física y mental para seleccionar entre los múltiples estímulos externos y necesidades internas.

 

Cómo aprender concentrar la voluntad.

 

La  atención comienza por la adaptación a la tarea, y continúa con el precalentamiento, la prefatiga  y la  fatiga. Lo adecuado es interrumpir antes de la fatiga. Para disminuir las fallas lo que hacemos debe estar a nuestro alcance intelectual y material, es preciso no ser invadidos por preocupaciones excesivas ni pasiones desenfrenadas. Para mejorar la capacidad de reflexionar hay que  relacionar la lectura con el objetivo o ideal, con lo ya sabido o con lo verdadero, la causa con el efecto, lo accesorio con lo principal. Para lograr mayor precisión conviene utilizar el método de lectura veloz y las técnicas de estudio; que evitan a las ideas parásitas, utilizar el sentido predominante en combinación creativa con los demás sentidos, el dibujo, la escritura del diagrama y la asociación de imágenes.

 

En la asociación lógica  la memoria se vincula con el razonamiento. Las asociaciones se pueden realizar por semejanza, contraste, espacio o tiempo. Resulta útil repasar el texto sin mirarlo, la repetición activa disminuye la pérdida de memoria en la curva del olvido. El sueño refuerza el conocimiento, repasando antes y después y del descanso.

Los afectos. El  interés es la parte emocional de la voluntad. Se consigue movilizando las  zonas sensoriales encendiendo los estímulos con luces, colores, sonidos, movimientos, variaciones  y contrastes. Lo ideal es combinar la fotografía mental (hemisferio derecho) y la película ( el hemisferio izquierdo une las fotografías mentales creando un guión).

 

A lo  sensorial el intelecto lo ayuda generando imágenes claras y brillantes, razones contundentes, síntesis precisas, solución de incógnitas.  Con respecto a la voluntad  se la motiva con buenos métodos de estudio, lo agradable de la presentación del material, lo útil, noble o necesario de la tarea. El interés es el primer paso. El segundo, es el entusiasmo.

 

Es propio de la emoción positiva  apartar lo que interfiere la relación del sujeto con el objeto. Transformar una idea en ideal y hacer lo que a uno le gusta provoca una concentración automática. Es conveniente relacionar la tarea con el ideal.

 

La acción. El que tiene un porque puede superar cualquier cómo. El poder que es querer con eficacia, equilibra el deseo con la acción para alcanzar lo que se desea. Cuando la voluntad no la dirige, la atención es dirigida por el pasado, el medio ambiente o por terceros. Cuándo alguien se confunde, conviene preguntarle qué es importante y luego qué es importante de eso. De esta manera, restituimos el propósito y la autodeterminación. El truco es colocar la atención  en el resultado esperado. Reafirmando lo expresado: hay que alinear nuestro foco de atención con la asignación de importancia. Querer es la palabra más usada  pero el querer eficaz se nutre de ciertos procesos:

 

1) Superar la abstracción del querer con una formulación concreta de los fines y los medios.

 

2) Salir del quisiera con un quiero emocional enamorado de la idea. Darle a la idea el calor de la pasión, porque a idea clara, emoción potente.  Puede el que cree que puede.

 

3) Motivar el querer rodeándolo de posibilidades de realización atractivas y realizables.

 

4) Sincerar el querer observando si se quiere de verdad, sin autoengaños.

 

5) Ejecutar la decisión con eficiencia, controlar los resultados.

 

La visualización creativa del objetivo, apoyada con fórmulas verbales precisas y repasos de los motivos, controlando la sinceridad de los mismos; potencia el resultado de los planes y de las acciones. La condición es darse cuenta de lo que pasa es decir  prestar atención.

 

Hábitos. Obrar correctamente, incorporar la conducta de hacer las cosas bien, el buen hábito hace a la persona eficaz. Se ha dicho y repetido: el hombre es un animal de costumbres. El hábito es su patrón. Si sucede A, reacciona de la forma B, pero la reacción no es buena ni mala en sí misma. Vivir en un pasado que no puede volver o esperar lo que nunca llegará, lamentarse por lo que no tiene remedio, desear algo y no hacer nada por conseguirlo: enfrentan al poderoso poder de la costumbre con la fuerza de la voluntad.

 

Lo esencial es percatarse del hábito que maneja la conducta. El contacto con la realidad evita que un error se convierta en hábito. Prestar atención, es la condición necesaria, se trata de vivir en presente. El pasado ya pasó y el futuro está por venir. La función del futuro en la creación de un hábito es lograr una visión clara y magnética del objetivo, poseer ese porque que  pueda revertir cualquier cómo. El conocimiento limita lo que se puede hacer pero la motivación genera la inteligencia creativa para hallar el camino de cómo se logrará.

 

Sembrar un hábito. El hábito de la habilidad enseña a hacer, el  de la actitud es el de la  inteligencia emocional que trae las ganas de hacer, la iniciativa o empezar de inmediato, el colocar el ideal en la mente y en el corazón y  perseverar en el logro.

 

La mente es como el campo, produce lo que en ella se siembra. Relacionar el objetivo con otros  y con quienes puedan ayudar a realizarlo, produce la sinergia, creer que es posible hace que la fe mueva montañas, y la idea debe ser como el faro que ilumina la voluntad.

 

La idea es el objetivo, el cuerpo es el barco, el que  dirige es el timón de la voluntad, el motor son las emociones. Para lograr la formación del hábito hay que estimularlo en  la memoria y darle prioridad. Comprar uno mismo la idea, quererla, planearla, ejecutarla  y controlarla. La actitud  importa tanto como la aptitud, hay que actuar  como si se  hubiese alcanzado el logro. El experimento, la gimnasia mental antes de la acción, son claves.

 

Las etapas. El primer acto marca la disposición, el resto es perfeccionarlo. La ventaja del hábito es que no le pide  permiso a la voluntad. La desventaja es que es neutral: hay buenos y malos. Nosotros formamos al hábito que luego nos formará. El peligro es perfeccionar hábitos negativos. Por eso hay formar hábitos en los aspectos claves como salud, justicia, concentración, memoria, inteligencia, etc. La relación entre memoria y hábito es evidente, el hábito es una memoria perfecta que se repite sin esfuerzo. El hábito es la destreza de obrar con facilidad con el valor agregado de que lo usamos sin darnos cuenta.

 

Beneficios. El hábito es un multiplicador, simplifica el contacto con la realidad, acelera. Sin hábito habría que pensar para respirar, caminar, leer, hablar, etc. El hábito facilita porque en cada repetición se perfecciona y entonces  el cuerpo se acomoda. El buen hábito da placer y alegría porque permite lograr lo que se desea, hay que motivarlo para romper con la resistencia al cambio. Sin motivación el hábito no se consolida, y sólo queda como una puerta abierta: motivación y repetición son el camino. Pero la repetición pasiva sin entusiasmo no sirve, lo que vale es la repetición activa, que une el cuerpo, la mente  y el alma, repitiendo la acción que se pretende incorporar y no como si se  recitara una lección.

 

La condición suficiente. Para adquirir un hábito la voluntad debe lanzarse de lleno: no admitir excepciones, empezar de inmediato, realizar una gimnasia diaria.

 

La efectividad en todas las áreas de la vida se alcanza cuando aplicamos  el equilibrio entre nuestra capacidad de  Producción y la Producción  realizada.  Este principio se ilustra en la fábula de "la gallina de los huevos de oro", en la cual el granjero, en su afán de hacerse rico en el menor tiempo posible, decide matar a la gallina para tener todos los huevos a la vez, y tardíamente se da cuenta del error. Pero su error fue una lección para la humanidad para  incorporarlo como hábito: “ No hay que matar a la gallina de los huevos de oro”.

 

Sin embargo el ser humano mata a la gallina de los huevos de oro que tiene dentro de sí mismo cuando no desarrolla el hábito de la creatividad diaria, poner un huevo de oro por día es su equivalente simbólico. El creador es el mejor imitador que tiene Dios en la tierra.

 

Estado de flujo. Estado de flujo es el control mental de las emociones al servicio del objetivo, donde desaparece la conciencia de uno mismo y se abandonan las preocupaciones. Entonces la voluntad se funde con el hacer que se vive como recompensa, se deja de lado la reflexión sobre uno mismo y sobre lo que se hace, se siente la plenitud, las respuestas se ajustan a la exigencia de la tarea y las emociones se activan y se alinean. Estado de flujo es un entrenamiento de la atención y de la energía psíquica. Una vez reconocido el estado de flujo debe ser usado a voluntad, mediante un anclaje psicofísico,  para poder así transferirlo a  situaciones diversas, hasta poder aplicarlo progresivamente en todo lo que hacemos.

 

Frases famosas sobre La voluntad: Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad. Albert Einstein. A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad. Víctor Hugo. Quien tiene la voluntad tiene la fuerza. Menandro de Atenas.  El querer lo es todo en la vida. Si queréis ser felices lo seréis. Es la voluntad la que transporta las montañas. Alfred Victor de Vigny

 

El autor, Dr. Horacio Krell, dirige a ILVEM. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.

 

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