GANADORES Y PERDEDORES: LA IMPORTANCIA DEL MÉTODO Ganadores y perdedores expresan la capacidad de la gente para satisfacer sus deseos. Ganadores y perdedores son el resultado de ciertas cualidades y actitudes que pueden entrenarse. Como se ha dicho y repetido el hombre es un animal de costumbres. ¿Por qué no transformar sus defectos en virtudes mediante la incorporación activa de los principios de la inteligencia? No basta con informarse: lo que se sabe hay que adquirirlo para que sea propio. Tampoco es cuestión de suerte: como dijo Pasteur el azar favorece solamente a las mentes que se preparan para aprovecharlo. · Este no es mi problema. Mientras que los perdedores tienen un motivo para no hacer, a los ganadores los moviliza un proyecto que los entusiasma y que forma parte de su estrategia. Los perdedores ponen frenos y límites: - "esto no me corresponde" - los ganadores se hacen cargo, saben que el que no hace no se equivoca pero tampoco aprende. · Descubrí quien era mi peor enemigo: era yo mismo. En la ecuación de un problema, los perdedores están siempre del lado del conflicto mientras que los ganadores forman parte de la solución. · La percepción crea la realidad. Los perdedores ven siempre amenazas, los ganadores descubren oportunidades. Los perdedores observan sus debilidades, provocan círculos viciosos. Los ganadores dan prioridad a sus fortalezas y transforman sus defectos en virtudes en círculos virtuosos creadores de autoestima: el capital invisible y más valioso del hombre. · La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo. Los perdedores viven las cosas como sucesos como algo irremediable que les pasa. Los ganadores hacen que las cosas sucedan como ellos quieren que ocurran. Los perdedores van a la deriva, los ganadores se conocen sí mismos, saben lo que quieren y generan la energía necesaria para la acción eficaz. · ¿Quién tuvo la culpa? Los perdedores culpan a los demás. Los ganadores comparten la frase de Confucio: "el hombre superior se acusa siempre a sí mismo, el inferior acusa a los demás". · Todo lo que puede salir mal va a salir mal. Los perdedores anticipan el fracaso por una versión negativa del futuro. El ganador lo ilumina con una idea y su deseo de concretarla. · El que tiene un “porque” puede solucionar cualquier “cómo”. Ante las dificultades, los perdedores se preocupan y hacen sólo lo posible. Los ganadores se ocupan y hacen todo necesario para superarlas aumentando continuamente su círculo de influencia. · El exceso de análisis provoca parálisis. Los perdedores aceptan pasivamente su destino, los ganadores activamente lo inventan. Los perdedores analizan en exceso y se terminan paralizado por la duda y el miedo. El ganador simplifica y decide sobre lo complejo facilitando su resolución. · Dime con quién andas. Los perdedores nunca tienen tiempo, actúan como bomberos apagando los incendios. Los ganadores se concentran en lo importante, en tareas de alto rendimiento, saben delegar, trabajan en equipo y aplican la estrategia de las alianzas. · Es una locura pensar en mejorar haciendo más de lo mismo. Los perdedores se concentran en no perder. Los ganadores imaginan el triunfo y visualizan los cambios que deben realizar para conseguirlo. Se concentran en ganar. El error es una ventaja que todavía no se ha comprendido. Los perdedores se debilitan con los fracasos. Los ganadores aprenden de ellos: el obstáculo, la adversidad, el error, el problema son sus motores para el cambio. Saben que el río no genera la fuerza en su transcurso sino cuando se concentra, al ser detenido transitoriamente por el dique, y es esa resistencia la que genera la energía que se desplazará luego con fuerza súbita en el momento oportuno. * El autor, Dr. Horacio Krell, dirige a ILVEM. Consultas a horaciokrell@ilvem.com. |