QUÉ HACER PARA TENER UN AÑO GANADOR
Los ganadores poseen la capacidad para satisfacer sus deseos. Su éxito depende de aptitudes y actitudes que se pueden aprender, desarrollar y generalizar, dominando su estrategia.
Yo quiero. Los motiva y energiza el autoconocimiento: saben decir "Yo quiero". Los perdedores olvidan su propósito, actúan sin saber por qué.
"No hay que perder de vista el objetivo sino alinear el foco de atención con la asignación de importancia. Para que "Yo Quiero" se convierta en "Yo puedo" hay que perfeccionar el poder que es querer con eficacia".
La importancia del método. Al convertir los defectos en virtudes se incorporan a la conducta los principios de la inteligencia. No basta con el capital intelectual ni con la suerte: el azar favorece solamente a las mentes preparadas.
Este no es mi problema. El perdedor tiene una excusa para no hacer. El ganador posee proyectos en el marco de su estrategia. El perdedor pone frenos : - "esto no me corresponde" -.
El ganador los asume, sabe que si no hace no se equivoca pero tampoco aprende.
Descubrí que mi enemigo era yo mismo. En la ecuación del problema, el perdedor es parte del conflicto, el ganador está del lado de la solución.
La percepción crea. El perdedor ve amenazas y sus debilidades: provoca círculos viciosos. El ganador ve oportunidades y fortalezas: crea círculos virtuosos que lo conducen a la autoestima: su capital invisible.
Predecir el futuro es inventarlo. El perdedor vive los sucesos como algo que le pasa, va a la deriva. El ganador logra que las cosas ocurran.
¿Quién tuvo la culpa? El perdedor no asume sus errores. El ganador se acusa a sí mismo antes que acusar a los demás.
Dos formas de tener razón: creer que nos irá bien o mal. El perdedor provoca su fracaso con su versión negativa del futuro. El ganador lo ilumina con una idea positiva y su fe para concretarla.
Un "porque" vence cualquier "cómo". Ante la dificultad, el perdedor se preocupa y hace sólo lo posible. El ganador se ocupa y hace todo lo necesario. El perdedor se concentra en no perder. El ganador imagina el triunfo y visualiza lo que debe realizar. Se concentra en ganar.
El exceso de análisis provoca parálisis. El perdedor acepta su destino, el ganador lo crea. El perdedor analiza demasiado y se paraliza. El ganador simplifica facilitando la resolución.
Dime con quién andas. El perdedor no tiene tiempo, es un bombero siempre apagando incendios. El ganador se concentra en tareas de alto rendimiento, delega, trabaja en equipo y aplica la estrategia de las alianzas.
El error es una ventaja que no se ha comprendido. El perdedor se debilita con el fracaso, el ganador aprende: el obstáculo, el error, las ideas son sus motores. Sabe que el río no genera fuerza en su transcurso sino cuando se concentra detenido por el dique, y que esa resistencia genera la energía que se desplazará luego con fuerza súbita en el momento oportuno.
La realidad es la única verdad. Para Einstein es una locura pensar en mejorar haciendo más de lo mismo. La libertad de decidir no exime de las consecuencias. Nada fracasa tanto como el éxito. Los ganadores de hoy serán perdedores de mañana si no comprenden la naturaleza efímera del éxito. No sirve repetir la acción ganadora cuando la realidad cambia.
Prometámonos que este año no repetiremos los viejos errores. El hombre es el único animal que choca dos veces con la misma piedra. Tomás Alba Edison, el más grande inventor de todos los tiempos, aprendía del error. Dijo que gracias a sus 999 errores previos pudo inventar la lámpara eléctrica en el intento número 1000. Este año cometamos muchos errores, pero solamente de los nuevos: aquellos errores de los cuales podamos aprender.
* Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas horaciokrell@ilvem.com.
|