Cuando nos dicen no te olvides es porque saben que la memoria es olvidadiza. Cuántas veces reconocemos a una persona sin poder decir su nombre u olvidamos lo que teníamos en la punta de la lengua. La memoria se debilitó con la escritura. Los antiguos usaron la memoria para defenderse del olvido, pero la memoria no pudo defenderse porque hoy en lugar de memorizar se escribe y lo que no se usa de pierde. Pero no te olvides que somos lo que recordamos, y que nacemos con una página en blanco a completar. Si escribimos basura, basura es lo que saldrá. Por eso debemos seleccionar los materiales que ingresan a la mente. Entonces no te olvides de lo importante pero borrá todo lo demás. Un país también deber tener memoria. Argentina fue potencia cuando invirtió en ciencia memoria, hoy paga derechos por casi todo. Sin ciencia memoria podemos advertir lo que nos falta pero no su “por qué”. Somos analfabetos científicos -sin ciencia ni conciencia de su carencia- por lo tanto no sabríamos qué hacer si la tuviéramos. Entonces cuando la Argentina quiso abrirse al mundo sin estar preparada para competir se autodestruyó. Vivimos atados a la emergencia , como el estudiante que quiere resolver la mecánica cuántica sin estudiar la física. La información necesita conocimientos y mentes entrenadas para aprovecharla. No te olvides que la ciencia separa a los pocos que la dominan de sus dependientes. La ciencia memoria requiere también de un aparato productivo coordinado con un saber que entienda y oriente a la acción. Tuvimos y tenemos investigadores excelentes pero no una ciencia. Mientras los problemas se resuelvan apelando a los milagros, al todo poderoso, al genio o a la autoridad de turno - sin recurrir a la ciencia - el crecimiento será coyuntural o azaroso y la ciencia será un lujo insostenible. Hay que salir de la visión economicista que busca la salida para mañana. Japón no tiene recursos naturales pero los sabe transformar y vender. La Argentina usa recursos sin sabiduría. Exporta materias primas y recibe productos con inteligencia agregada. Discuten los reyes sin consulta con los sabios. El cambio de mentalidad debe ocurrir como un insight repentino de interpretación. Ciencia sin seso, locura doble, dijo Baltasar Gracián. Pero hay una lucha entre la investigación y el oscurantismo. Al que quiere hacer gimnasia alguien lo tiene atado de pies y manos a una ignorancia debida a un sistema de vida. Cambiar es aprender de los errores, detectar a los enemigos y reflotar los atributos que todavía no se han destruido. Para eso la memoria no debe ser una realidad virtual, virtual es un espacio desconocido, un terreno de aprendizaje, no de recuerdos, allí se aprende por modelos. La realidad virtual no reemplaza el placer de construir el mundo interno. El arte de la memoria valoriza el esfuerzo, repetir 10 veces rinde lo mismo que un solo intento por recordar, porque sin resistencia, no hay arte, ni ciencia ni huella mnémica. Hay que resistirse a perder los buenos recuerdos en las garras del olvido, no te olvides. La paradoja de la memoria es que requiere estabilidad para mantener y cambio para incorporar lo nuevo. Aprender a aprender es la clave. Requiere saber usar las dos caras del cerebro: el hemisferio izquierdo para los conceptos y el derecho para la imaginación. Sin memoria no existe la creación. Por eso Simónides el fundador de la mnemotecnia fue también un poeta. Usemos la memoria también como un capital intelectual que busca su beneficio, teniendo en claro el para qué de nuestra escala de valores, sincronizando la mente con la memoria digital, aumentando la potencia al delegarle la rutina. Una memoria palanca forma un sistema inteligente con el olvido. Hay que olvidar lo que ya no sirve y reaprender continuamente Arquímedes dijo: Dadme una palanca y moveré el mundo. Una memoria inteligente no pierde ninguna oportunidad. No te olvides. * Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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