Pecados capitales o virtudes capitales

                                   EL ARTE DE LA MOTIVACIÓN * por Horacio Krell

 


 

PECADOS CAPITALES O VIRTUDES CAPITALES

Los pecados o virtudes capitales son las dos caras de la misma moneda.

Los pecados capitales o virtudes capitales son formas opuestas de ver, sentir, pensar o actuar. Nadie se nace pecador pero el hábito genera el gusto y la facilidad por hacer el mal. Los hábitos los creamos nosotros pero luego ellos crean lo que somos, y como las virtudes o los vicios se adquieren por repetición lo importante es saber transformar la virtud en acto.

Pecados capitales o virtudes capitales generan círculos viciosos o virtuosos que encadenan a los demás. Hay personas que no hacen el mal ni producen el bien. ¿Sirve evitar el pecado sin virtud? No, porque el sí es más fuerte que el no y el que ejerce un poder logra su objetivo. No hay término medio, seremos virtuosos o viciosos  por acción o por omisión.

El problema es darse cuenta. Como la rana que puesta a calentar a fuego lento no percibe el peligro y muere hervida, el vicioso está atrapado en un laberinto. Su salida es darse cuenta  que está condicionado y que el hábito se consolida para peor. Debe hacer como la rana arrojada cuando el agua hierve: saltar para salvar su vida.

La doble ventaja del  virtuoso es que sus hábitos le  permiten hacer el bien con poco esfuerzo y alta gratificación, sin la carga emocional del que sabe que hace mal.

En la formación de  hábitos hay tres claves: las emociones de dolor o placer, las facultades para experimentarlas cómo cólera, piedad aflicción, paz, etc. y los hábitos o cómo se  responde. Por ejemplo, si la ira es demasiado viva o demasiado muerta, es mala; pero en su debida proporción es positiva. 

Lo que hay que lograr es que las virtudes se constituyan en nuestras repuestas.

No se censuran las pasiones sino las respuestas. Los sentimientos no se eligen, las virtudes sí, son reflexivas, la voluntad las elige libremente. Las pasiones conmueven, los pecados capitales o la virtudes capitales implican una disposición moral, una actitud.

Las virtudes no son simples facultades. La naturaleza nos otorga la posibilidad de ser virtuosos o viciosos; pero debemos elegir. Somos libres de decidir pero no podremos evitar las consecuencias de nuestras decisiones. Las virtudes no son pasiones, ni facultades. Por el buen camino confirman la supremacía del sí sobre el no, son hábitos positivos creados en la acción. No se trata de tener buenas intenciones, como "pensar en mejorar", hay que darle curso a las pasiones para ser un hombre íntegro. Perfección es crecer con armonía. Con las virtudes capitales crecen las demás porque están relacionadas. La laboriosidad exige ser ordenado, responsable. La paciencia implica la tolerancia, la aceptación, la flexibilidad, etc.

Diferencias entre virtud y valor. Hoy se admira los  que ganan mucho dinero, a las estrellas de la TV, de la música y del deporte. Pero un crack no es mejor persona porque haga goles. Las habilidades son dones a desarrollar que nos convierten en especialistas.

Los valores están orientados al progreso: si estamos limpios, seremos mejor aceptados; si mantenemos el orden, encontraremos lo que busquemos. Los valores son bienes que la inteligencia conoce, acepta y vive como buenos. Las virtudes nacen del corazón y nos hacen crecer pues orientan todas nuestras potencias y cualidades hacia el bien.

Una persona cuida a un rico porque quiere su herencia, otra porque le cae bien, una tercera como a cualquier enfermo, aún sin conocerlo, por amor. Aunque la acción es la misma, sólo la tercera es una virtud  habitual y permanente. En los otros casos, la persona opera por conveniencia, aquí, la persona tiene la virtud del servicio, de hacer el bien sin mirar a quién. Las habilidades permiten "hacer bien" una tarea, ser mejores en algo, pero no mejores personas. Los valores humanos en sí mismos son neutros. Son tomados por la inteligencia para usarlos con fines prácticos, así los valores se constituyen en metas. 

Las virtudes no dependen de las circunstancias, se orientan al bien, nos hacen crecer. 

Si la educación se dedicara a promoverlas se edificarían sociedades altamente productivas porque se harían habituales, generales y permanentes. Educar proviene del latín y significa sacar de adentro el potencial. Cuanto este ideal se concentre en desarrollar las virtudes capitales, se promoverá simultáneamente el éxito personal y la conquista social

 

* Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF  Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP  Unión de Permutas. Consultas a   horaciokrell@ilvem.com.

 

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