EL ÉXITO NUNCA SE ALCANZA Nadie está nunca satisfecho con lo que tiene, porque si lo estuviera dejaría de evolucionar. Por eso el éxito nunca se alcanza. El éxito es el paradigma de la época y se mide por los ceros de la cuenta bancaria. Como casi todo tiene precio y poco o nada tiene valor se perdió la relación lógica entre los fines y los medios. Así es como hay gente muy rica que lo único que tiene es su dinero. Si el exitoso depende del mercado debe adaptarse a la moda y al cambio, pero entonces, ¿ en qué quedaron sus ideales? Otra forma de encarar el éxito es relacionarlo con la felicidad. Si sufro, en algo me equivoco, si soy feliz la realidad es mi fuente de satisfacción. ¿Qué es la realidad? Una cosa es la realidad y otra la percepción. El error es aferrarse a la posición negativa. La felicidad implica decir “sí” a lo que la vida me ofrece, a lo que es, y obtener provecho de todo lo que me pasa. La palabra clave en economía psíquica es “inmediatamente”, porque evita que el sufrimiento se instale en la mente. Decir “sí” a lo que soy, evita edificar mi vida sobre una mentira. Así como el pez es el último en darse cuenta que el agua existe, cegarse con el éxito puede trabar el autoconocimiento. La mirada del éxito. El éxito comienza por descubrir al genio que habita en nuestro ser y que no podemos divisar cegados por el éxito o por la frustración. La felicidad no es la estación a que se arriba sino la manera de viajar. Epicuro distinguía el placer inmediato que luego trae su perjuicio del diferido que demanda un displacer presente. No basta con la fuerza de la voluntad, porque el obstáculo se presenta como atracción fatal. El éxito se aleja de lo fácil y orienta las virtudes hacia una formulación estratégica de la vocación. Cada instante visto en detalle es una fuente de riquezas si se lo sabe observar. Esta doble mirada creativa dirigida a descubrir el genio interior y la oportunidad exterior incluye la autoestima y el pensamiento positivo. Hay que agregarles el autoconocimiento y la metodología intelectual. Los métodos son la mayor riqueza del hombre, facilitan el contacto con la realidad y en lugar de usar la fuerza bruta se sostienen en la calidad. Eliminando las trabas al potencial creativo, todos los días son “presentes”; desarrollando la capacidad interior se produce el encuentro entre lo mejor de uno mismo con la oportunidad. El éxito nunca se alcanza porque no es sinónimo de e$ito, sino de alcanzar la felicidad, la que difiere en cada ser, que tiene su genio, su deseo y aprende cómo desarrollarlo. En la sociedad de consumo el éxito nunca se alcanza al igual que la felicidad, porque apenas se obtiene algo se busca otra cosa en lugar de disfrutar de lo que recién se consiguió. Inteligencia social. El éxito tiene compañeros de ruta. La senda del egoísmo lleva a que los ricos sean cada vez más ricos en un mundo empobrecido. Si crearan más riqueza y la compartieran serían más ricos, porque la torta gana-gana crece cuando se cambia el mercantilismo por la solidaridad, la cooperación y las alianzas estratégicas. Se trata de dar para recibir, se cosecha lo que se siembra. Como dijo Tocqueville: “Las sociedades deben ser juzgadas por su capacidad para hacer que la gente sea feliz”. Albert Camus dijo: "El éxito es fácil de obtener, pero lo difícil es merecerlo". La paradoja es que nada fracasa tanto como el éxito, porque el exitoso repite su respuesta ganadora sin advertir el cambio. Los innovadores lo imitan haciendo algo mejor y a menor costo. Pero imitar al e$itoso es un error si las ganancias de unos pocos las soporta toda la humanidad. El verdadero éxito se da con la justicia social y esto se encuentra en muy pocos lugares en el mundo. Pero existe y vale la pena imitarlo. Basta con saber hacia dónde mirar. A nivel país el éxito es una carrera y el podio está reservado para los que se adecuan con inteligencia al contexto internacional. Como demostró el caso de Japón su éxito no derivó de sus recursos naturales sino de la educación de su gente. El éxito es difícil de mantener porque demanda crear tecnologías mientras que los demás pueden copiar las existentes. El hombre es un ser contradictorio que progresa en la dificultad, puede resistir y perseverar. Cuando se acostumbra a la comodidad se siente insatisfecho. ¿Cuántos parecen exitosos y luego se destruyen y cuántos aprenden a valorar lo que tienen porque saben lo que les falta, y construyen una existencia razonablemente feliz? La fugacidad del éxito y de la felicidad suponen una búsqueda inútil: no pueden durar. Es mejor evitar la idea del logro a cualquier costo y aprovechar cada momento con la mirada inteligente del desafío, del riesgo y de la oportunidad. El éxito favorece sólo a las mentes preparadas que saben observar y actuar. El éxito nunca se alcanza. * Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com. |