El módulo de Redacción, que acompaña el curso de Oratoria, incluye temas como:
¿Existen personas tímidas que eligen hacer este tipo de curso?
La timidez es un problema generalizado. Lo que existen son diferentes grado de inhibición que pueden ir desde el simple rubor hasta la fobia social. Es decir que una persona puede sentirse tímida aunque para los demás sea todo lo contrario.
A nuestro instituto se acercan personas con diversas necesidades y diferentes niveles de conciencia acerca del motivo por el cuál desean realizar el curso.
¿Por qué un alumno tímido lo elige?
El alumno tímido que elige hacer el curso ya ha iniciado su proceso de cambio: ha sabido identificar su problema y está dispuesto a enfrentarlo que es el primer paso hacia su resolución.
Para vencerlo es necesario conocerse. La verdad es una receta dolorosa pero terapéutica.
El que no sabe lo que le pasa, expresa sus emociones mediante síntomas, enfermedades o fobias. La apertura hacia la transparencia es el valor agregado que aporta la inteligencia comunicacional.
El examinador no puede ingresar al cerebro del alumno que fracasa al expresarse, lo calificará por lo que comunica y cómo lo hace.
Al estudiante tímido la preocupación lo paraliza, en cambio, la ocupación lo motoriza: listar sus problemas, formular las preguntas, conocer las limitaciones, cronometrar la ejecución, no duplicar riesgos innecesarios, observar su exposición a través de la grabación de un video, etc.
La preocupación es pasiva y no tiene remedio, el exceso de análisis genera parálisis. La ocupación es activa y aumenta el área de control sobre el problema. El curso de oratoria es el principio de la ocupación.
¿Cómo ayuda el curso de oratoria a las personas tímidas?
La persona tímida vive siempre por debajo de su capacidad real. Es subvalorada y se desvaloriza porque no puede demostrar el contenido de sus conocimientos y de su personalidad.
Al levantar las barreras que le impiden mostrarse tal como es, empieza a generar otra imagen en el otro y el impacto de la retroalimentación (feedback), lo ayuda a mejorar la imagen de sí mismo que es la clave en su desarrollo personal.
La autoestima, invisible como otros valores, es un factor clave para sobrevivir y un activo económico en un entorno competitivo. La autoestima responde a la pregunta: ¿me quiero mucho, poquito o nada?
Si nada me quiero, a nada me atrevo. Si mucho me aprecio, asumo grandes proyectos.
Como la mente tiene la capacidad autosugestiva de transformar en acto lo que se decide a aceptar, aquello en lo que se cree es más fácil de concretar como en la "profecía que se autorrealiza" según la cual pensando que se puede o que no se puede, igualmente la creencia ocurrirá. Henry Ford decía que siempre tenemos razón cuando pensamos que nos irá bien o nos irá mal. Por eso conviene poblar la mente de imágenes positivas. La autoestima es la convicción de que se poseen los recursos necesarios para alcanzar la felicidad y afrontar las dificultades.
La timidez es una forma de cobardía. Al enfrentar su timidez, el cobarde se convierte en valiente e incrementa su autoestima. La persona tímida asume la verdad: no le gusta lo que le pasa, se siente mal, preferiría irse ya mismo del lugar en que se encuentra. La neurosis de la vida cotidiana le hace repetir este círculo vicioso.
El cobarde se declara sordo ante los mensajes de su correo de voz interno, pero el efecto existe: el displacer lo pone en estado de desgano, falta de motivación, chatura.
El cobarde se conforma acudiendo a una buena excusa. La excusa lo lleva a la inmovilidad. El cobarde agrega un hábito negativo, no decide, se deja estar, pero el correo interno es implacable. La pelea entre yo quiero y no puedo prosigue y se lamenta por todo lo que el destino le negó.
El curso de Oratoria le brinda una oportunidad de cambio creando primero el auditorio artificial de sus compañeros para pasar luego al auditorio real que es el de su propia vida de relación.
¿Cuáles son los principales puntos que se usan como apoyo para la recuperación de estas personas?
Las personas suelen acudir a médicos o psicólogos para resolver sus problemas.
Nosotros lo encaramos desde el marco educativo a través de recursos que el individuo ya posee y que nunca se le enseñaron a utilizar. El modelo educativo es diferente a la respuesta médica o psicológica y constituye un camino complementario para encarar la solución.
Por ejemplo: aprender a escuchar antes de hablar, detectar los bastoncillos que afectan la exposición, mirarse ante una cámara que le muestra sus defectos, observar cómo influye en otro lo que dice, etc. Reconocer la congruencia entre lo que siente, lo que dice y lo que hace con el cuerpo e integrar el mensaje en una pieza coherente es fundamental. Para ello, enseñamos a aplicar en forma práctica los principios teóricos de la PNL (programación neurolingüística) y de la metodología intelectual diseñada por ILVEM.
También es necesario aprender a inventar buenas ideas antes de poder expresarlas con palabras porque el discurso no sólo consiste en transmitir información. Tiene una función estratégica que es convencer y otra creativa que es entusiasmar al auditorio.
Educar significa sacar de adentro los recursos naturales que traemos al nacer. Durante el curso, estimulamos al alumno para que desarrolle al máximo su potencial mediante un conjunto de técnicas y habilidades:
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