NEUROPLASTICIDAD
Todo lo que nos hace humanos: recuerdos, deseos, valores y conocimientos, están tallados en una telaraña de 100.000 millones de neuronas donde cada una puede conectarse con hasta otras 10.000.Se sabe que las neuronas "conversan" entre sí a través de zonas de unión llamadas sinapsis, donde un axón toma contacto con una dendrita o con el cuerpo de otra. En un sistema nervioso maduro, los impulsos eléctricos que circulan a través de estas redes permiten que la información se transmita de una neurona a la otra.
La neuroplasticidad es la posibilidad que tiene el cerebro para adaptarse a los cambios o funcionar de otro modo modificando las rutas que conectan a las neuronas. Esto genera efectos en el funcionamiento de los circuitos neurales y en la organización del cerebro.
La neuroplasticidad positiva crea y amplia las redes, la negativa elimina aquellas que no se utilizan. La neuroplasticidad puede dividirse por sus efectos en cuatro tipos:
Neuroplasticidad reactiva: para resolver cambios ambientales de corta duración.
Neuroplasticidad Adaptativa: modificación estable de una ruta de conexiones que se genera con la memoria y el aprendizaje. Piaget descubrió dos factores que caracterizan a la evolución del psiquismo humano. La asimilación logra que ninguna conducta, aunque sea nueva, constituya un comienzo absoluto, se relaciona con esquemas anteriores (función de la memoria). La acomodación es la modificación de la estructura causada por los elementos que se asimilan (función del aprendizaje).
Neuroplasticidad reconstrutiva: recupera parcial o totalmente las funciones perdidas.
Neuroplasticidad evolutiva: proceso de maduración en virtud del cual los patrones de conexión son modificados por la influencia ambiental predominante.
Lo innato y lo adquirido. Los genes son responsables del 10 % de las redes, pero el 90% se forma por las experiencias y los conocimientos adquiridos. Los lóbulos prefrontales son lo último que se forma en el cerebro y completan su maduración a los 21 años, con la mayoría de edad. La forma de ver y actuar en el mundo, los planes y proyectos, el desarrollo personal, dependen de su funcionamiento. Son los pilares de la neuromodelación conciente que dan el poder de planear el destino, como una vía de escape al condicionamiento que los genes imponen. Permiten seguir o cambiar, remodelar lo que ya no se desea o crear nuevas redes para que los proyectos puedan concretarse exitosamente.
Reformatear el cerebro. El cerebro se modela con la actividad que se realiza. La Universidad de Londres en estudios del 2000 comprobó que los taxistas mejoraban cada año el hipocampo, la región que regula la memoria espacial. En 2002 comprobaron en Alemania que los músicos tenían más desarrollada la circunvolución de Heschl. En 2004 se verificó lo mismo en personas bilingües. La conclusión es que la actividad crea neuronas. Los ejercicios físicos preservan la salud cardiovascular, los cognitivos preservan la mental.
Si queremos ser sabios al llegar a la vejez debemos reformatearnos. Usamos más el hemisferio izquierdo que automatiza las respuestas adquiridas, es lo que llamamos experiencia. El que aprende lo nuevo es el derecho y lo delega en el izquierdo que así adquiere la capacidad para reconocer. Si por rutina comodidad dejamos de investigar se detiene la marcha de la neuroplasticidad. Como dijo Platón "La virtud, como el arte, se consagra a lo que es difícil de hacer, y cuanto más dura es la tarea, más brillante es el éxito”. La edad no es una traba pero la conquista es diaria. Desarrollo no es lo que tenemos sino que hacemos con eso. Si decidimos parar estancamos el cerebro. La gimnasia mental crea neuroplasticidad si relaciona conocimiento, imaginación y actividad, porque como dijo Einstein en épocas de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento.
* Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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