APRENDER A MIRAR
¿Es posible aprender a mirar?
La observación creativa es la clave del progreso: durante siglos se quiso medir el tiempo separando el día de la noche, pero ambos variaban su duración. Recién lo consiguieron al dividir la jornada total en 24 horas. Se necesitó cuestionar la continuidad para romper con el piloto automático. La lógica automatiza y redefine lo que ingresa a la mente, las palabras etiquetan los conceptos y éstos condicionan la conducta.
Para aprender a mirar de un modo distinto la creatividad y los proyectos deben incidir desde el comienzo de la percepción. Asociarnos a la vida nos hace sentir, alejarnos facilita pensar. La razón tiene una cara mecánica y otra que descubre sentidos, lee ideas y las convierte en pensamientos iluminadores y en valores del corazón, pero la tensión entre juicio y argumentación es irrenunciable porque toda observación está cargada de teoría.
Aprender a mirar. El arte de la observación es vivencial pero se nutre de la historia del conocimiento. Por eso Newton dijo: “No soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes”. El buen observador se conoce porque siempre actualiza la hoja de su vida: el CV donde inscribe la experiencia y expresa el ideal de una vida plena.
Su distancia con respecto a los logros provoca el desafío de la doble mirada: una dirigida hacia los sueños y otra hacia la realidad. Encendido el motor de la búsqueda interior, la mirada puede eludir cualquier obstáculo y la recompensa es la tarea bien hecha y el deber cumplido. El interés es el factor clave de la observación: en la ansiedad inhibe, en el aburrimiento es intermitente, en la apatía desaparece; en cambio, el estado de flujo que genera la experiencia óptima, se optimiza en la tarea que se efectúa con placer y sin cansancio.
La motivación ensamblada con la acción produce la energía; para que esta conexión sea creativa, la mirada debe atender a las interrupciones inesperadas en el sueño y la vigilia como señales del inconsciente.
La mirada externa se nutre de la interna. Hay quienes buscan los sucesos y quienes tratan de evitarlos, el piloto automático que esquiva los estímulos no deseados debe transformarse en creador de oportunidades. Hechos, signos e ideas son los universales de la experiencia. Hay dos maneras de crear con la mirada: hacia adentro, haciendo parir ideas; o hacia fuera; reinventando la realidad; y en ambas actúa la curiosidad como la luz que ilumina la mente y la impulsa a pensar y concluir de diferentes maneras.
Una conclusión surge de generalizar , deducir o adivinar. Inducir, deducir e inferir son los caminos. La deducción depende de sus premisas y asociaciones e intenta evitar razonamientos psicológicamente atractivos pero incorrectos. Pero la lógica cuando llega al resultado se detiene, no desea generar algo nuevo.
El sistema perceptivo humano filtra, organiza , dirige la información y promueve el desenlace. Para aprender a mirar hay que reconfigurarlo para que no se mecanice, manejando manualmente la llave de la atención, tomando conciencia y registrando los procesos para rediseñarlos.
Este acertijo explica los límites de la observación: “Tres hombres soltaron una madera en sitios distintos. Una cayó, otra subió y la tercera no se movió. La que cayó fue arrojada en la tierra, la que subió fue dejada por un buzo en las profundidades y la que no se movió fue soltada por un astronauta en su nave, sin el efecto gravedad. El contexto hizo la diferencia, no existe la inmaculada percepción.
El sistema perceptivo es activo, estructura patrones para hacer la vida más fácil, sin ellos tardaría horas elegir una corbata. Estos estereotipos evitan el caos de elegir entre miles de opciones, pero automatizan. Se puede evitar su carga negativa, provocando el estado de flujo con inteligencia emocional
Aunque para pensar la mente necesita un objeto, hay una intención que provoca su elección. Sin embargo, al cabo de un tiempo, la rutina impide ver lo nuevo. Para evitar que el poder de la costumbre produzca acciones sin sentido, hay que priorizar los intereses y organizarlos en planes que apunten al futuro. La razón humana no es abstracta, es interesada, y encarnada en un cuerpo que sufre y que goza.
La atención se complica porque la razón es limitada. Se dirige al objeto desde un punto de vista y no puede ver el conjunto o, abstrae y se pierde los detalles. El punto ciego es inevitable: siempre ronda la presencia de la ausencia de lo que no fue tenido en cuenta. Los riesgos que se corren son: simplificar o complicar en exceso, ser objetivo o subjetivo, negativo o positivo, jerarquizar más lo que es o lo que debería ser.
La capacidad de observación depende también de la calidad de las experiencias de vida. Cuanto más se fragmente una cultura, cuanto más se aísle, menor será la posibilidad de aceptar la diversidad que ensancha la capacidad de atención. Si todo juicio es un prejuicio es necesario atender a lo que nos pasa cuando algo nos impacta o lo ignoramos. Es imprescindible separar los datos de los fetiches y de los espejitos de colores.
El hábito de diferir aplicado a la percepción desaprovecha la primera mirada pensando en la segunda, así se pierde la frescura de la primera ocasión. Cómo no existe una segunda oportunidad para la primera impresión la mirada debe ser siempre nueva aun para dirigirse a la misma realidad.
Una idea nueva, un descubrimiento o una observación creativa nos asemejan a la gallina de los huevos de oro. Al aprender a mirar todos los días entrenaremos esa mirada y no dejaremos que nos atrape la rutina y sentiremos como una sangre diferente recorre nuestras venas transportando el líquido amniótico de la creatividad
* Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital)
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