EL ESTILO PERSONAL
El estilo personal es cómo se hace lo que se hace. Es el vehículo del Yo cuando se saca la máscara que lo protege y se revela como el cruce entre la naturaleza del hombre y el medio en el cual se desarrolla.
El estilo personal improvisador puro no existe, hay reglas que codificaron la conducta humana desde hace billones de años y que provienen de un gran Yo común del cual somos herederos. Siempre hay reglas, algunas impuestas y otras ocultas que aparecen durante el sueño, el juego, el mito, el arte o el espíritu y que se expresan cuando no se piensa en el tiempo (el era y el será), ni en las causas (el porque y el por qué).
A Miguel Angel lo guiaba la visión de un modelo invisible a la apariencia. Mientras extraía la materia de la piedra eliminaba también las partes de su Yo que le impedían acceder a su verdadero tesoro.
Desarrollar el estilo personal. La técnica del estilista puede enseñarse y aprenderse pero los materiales están ahí. Para Heráclito nunca nos bañamos en el mismo río, porque ambos cambian la segunda vez. Es un río que trae una fuerza milenaria de la que se puede abrevar. Su energía no es física sino la información – de dar forma-, con la que una estructura misteriosa a lo largo de la historia utilizó el agua, el fuego, la luz y el barro para improvisar la tierra, el mar, las plantas, los animales, el hombre. El estilo creador imita a Dios.
Para Platón aprender es recordar, ir hacia atrás por el río de Heráclito, así como Sócrates a través de preguntas hacía parir el conocimiento del esclavo ignorante que llegó a dominar todo el saber de la Matemática y de la Filosofía. No es cuestión de buscar una fuente como si se intentara llegar a una esencia inmóvil, sino de sintonizarse con esa información siempre actualizada y presente. Cuando de pronto, las conclusiones aparecen antes que las premisas, esto sugiere que esos pasos los adelantó el inconsciente.
El estilo personal materializa la inspiración conectándola con su origen. No se trata sólo de la razón que avanza paso a paso, sino también de la intuición que reúne todo el saber y todo el ser en un instante.
Es un nivel más profundo que pensar o sentir, porque sale de las entrañas y emite un sonido que hay que saber escuchar para luego actuar según su dictado. El secreto de darle un estilo artístico a la existencia es escuchar el mensaje de esa voz para que nos guíe en la vida cotidiana.
Esta función la cumple el juego creativo (que difiere del juego reglamentado). En él se relaciona aquello que la conciencia separa, reinterpretando la realidad, explorando con libertad y por puro placer. El goce no está entonces en el resultado sino en el proceso. Los tontos, los graciosos y los niños a lo largo de la historia pudieron encarnar los juegos sin la vergüenza inhibitoria del adulto. Ese niño existe en el interior de cada uno y al hallarlo se despierta el entusiasmo, la palabra que significa etimológicamente: “estar lleno de Dios”.
Para llegar a ese estado hay que desaparecer y convertirse uno en lo que hace, en un estado ideal que es el fruto de una conciencia sensibilizada. Hay diferentes maneras de llegar a este estado de vacío donde se borran los mecanismos convencionales del estilo repetitivo. Quizás el más simple y efectivo sea decir: ¡Sí!
¡Sí! a una manera de obrar que permita desplegar el estilo personal, en el cual lo creativo y lo receptivo formen una pareja resonante. La ley de Weber-Fechner relaciona el valor objetivo de un estímulo con el subjetivo de la sensación.. Si hay 50 velas encendidas, una más no se nota.
Bateson dijo: “hay una diferencia que hace la diferencia”. La diferencia la marca cada uno.
Para que la inspiración circule por los nervios, la mente y el cuerpo es necesario liberarse de las tensiones producidas por miedos; armaduras corporales que provocan efectos negativos. En estado de estrés tratar es fracasar; esforzarse es destrozar y apresurarse, caer. Por el contrario concentrarse en el cuerpo, en el equilibrio, en la técnica, en el vacío, permite que la inspiración se asome por la ventana.
Agregar variedad en los intereses y en las relaciones facilita el desarrollo de el estilo personal. Desde los comienzos de la vida la reproducción sexual permitió al hombre conectarse con lo diferente, enriquecerse. De otra modo todavía seríamos protozoarios o musgos en los pantanos.
Al ceder una parte del control al inconsciente, al alinearse con el grupo, se produce una respiración colectiva que a medida que avanza la experiencia sincroniza al Yo con todos los sistemas para que aparezca con toda su potencia y en un único pulso el estilo personal.
* Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital).
Informes en www.ilvem.com o al teléfono 48215411.
|