LLENAR EL VACÍO
Muchas personas sienten un vacío interior y lo ocultan guardando objetos inútiles por si algún día los necesitan, acumulando mucho dinero por si les falta o arrastrando odios, tristezas, y miedos sin solucionarlos. Así buscan llenar el vacío en un espacio que debería estar libre para que los recursos productivos ocupen su lugar.
El horror al vacío. Aristóteles pensaba que la naturaleza aborrecía el vacío. Nada debe quedar vacío. Hoy algunos artistas no descansan hasta que no ven su obra totalmente cubierta y otros no pueden llenar el vacío del silencio o de la página en blanco. Entonces se limitan a copiar y pegar. El horror al vacío retrasó por siglos la idea de Demócrito según la cual los átomos se mueven en el espacio vacío hasta que por fin Einstein mostró que el vacío podía transformarse en energía y que es el substrato de lo real. Así los dos lados dejaron de ser compartimentos separados, del vacío como opuesto a lo real ahora algunos científicos aspiran encontrar en él la solución del problema energético de la humanidad.
El poder del vacío. LaoTse dijo “Treinta radios lleva el cubo de una rueda; lo útil para el carro es su nada (su hueco)”. “Con arcilla se fabrican las vasijas; en ellas lo útil es la nada ”. “Se agujerean puertas y ventanas para hacer la casa, y la nada de ellas es lo más útil. Así, pues, en lo que tiene ser está el interés. Pero en el no ser está la utilidad.”
Para los orientales el vacío es la realidad profunda, occidente tardó siglos en entenderlo como el correlato necesario para la presencia de las cosas.
El vacío matemático. Cero viene de vacío y señala la posición de ausencia de la cantidad. Su invención dio sentido a la paradoja de la presencia de una ausencia necesaria. Esa operación mental se produjo en la India. Occidente, al despreciar al vacío, no pudo.
Una muestra del impacto de las técnicas del vacío es el hecho de que 5 de los 12 primeros premios Nobel de Física y Química fueran concedidos por trabajos relacionados con ellas.
El átomo tiene un enorme espacio vacío. La Naturaleza no siente horror al vacío, es el hombre quien teme. Todas las cosas están llenas de vacío. Los átomos los fabricaron las estrellas, que al explotar los liberaron para formar la materia. El temor al vacío deriva del miedo a la muerte. Por eso precisamos llenar el vacío y está mal visto tener tiempo libre.
De la nada. Ese algo que es nada (el vacío) tiene energía y genera cosas con partículas subatómicas, siempre que sean de signos opuestos. Somos polvo de estrellas y de explosiones cuya violencia escapa a la imaginación. Flotando en un vacío que no es vacío, viajando por un espacio que se recrea. ¿Cómo se podría imaginar que de la nada surja una energía de la que nazcan cosas? Habría que imaginar y derivar las causas de los efectos.
¿Cómo conviene llenar el vacío? Es sabido que lo que no se usa se pierde. ¿Para qué tener lo que no usamos? Sin espacios vacíos de tiempo no conoceríamos a otras personas, ni cambiaríamos de trabajo. Llenar el vacío con basura impide lograr la prosperidad. Es preciso el vacío para que la novedad llegue. Sin vacío la mente no puede pensar ni crear. El vacío atrae lo que se desea. Cargarse con cosas inútiles lo clausura. Los bienes precisan circular, hay que cambiar lo que es obsoleto por algo que sirva y donar el resto. Guardar no es administrar que es conseguir. Guardar por guardar sin un plan es la cobardía que justifica la inacción. Es creer que mañana algo faltará y no sabremos cómo cubrir las necesidades.
El paradigma de abundancia. Lanzarse al vacío implica creer en que en el mundo hay una torta muy grande a repartir y formas diferentes de hacerla crecer, que nadie es imprescindible, que lo mejor está siempre por venir. No hay que creer el mensaje:"esto es lo que hay","así son las cosas","es lo que te toca vivir". El compromiso es quedarse vacío con lo que realmente se quiere y anhela, no tener miedo a despegarse de personas, cosas, hechos, ideas, trabajos, profesiones y lugares. La visión subyacente es que no hay nada estático, que todo va y viene hacia lo desconocido. Algunos ven el peligro en el vacío, pero en la dificultad aflora nuestro talento. La historia la escriben los que han visto en el vacío la imagen del ser que serán. Nadie puede llenar el vacío interior sino nosotros. Guardar lo que no sirve es desconfiar que el futuro será mejor y que uno será su arquitecto.
La autoestima es el amor por uno mismo que llena el vacío del alma, nos hace mejorar y atrae personas y recursos valiosos. Para incrementarla hay que cumplir con las promesas. La rebaja de autoestima la confirma una voz interior que nos recrimina por el autoengaño.
El problema se soluciona al aceptarse como uno es y entonces progresar. Es una tarea personal e indelegable que consiste en adoptar los buenos hábitos de la autoestima.
Lo que se guarda sin sentido, las relaciones que no se activan, los afectos que no se demuestran, los odios que se mantienen; son costos de oportunidad. En términos económicos un espacio mal ocupado implica clausurar alternativas mejores.
No se trata de no llenar el vacío, sino de cómo y con qué. Por otro lado el vacío no se llena porque el universo se encuentra desde sus orígenes en continua expansión. De lo que se trata es de llenar el vacío visible con ideas que generen valor. Si lo llenamos mal crearemos muchos pobres y pocos ricos. Son estas buenas ideas – las que no ocupan espacio- las que pueden movilizar al mundo hacia un futuro mejor. Y hablando de espacio y de vacío.
Mahatma Ghandi dijo: “rico no es el que más tiene sino el que menos necesita”.
* Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital).
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