LICENCIA PARA MATAR
El carnet de conductor puede convertirse en una licencia para matar. Los accidentes de tránsito crecieron un 10% en 2007, causando 8.104 muertes. Lo que está en juego es el derecho a la vida y a la integridad física. Argentina y México son los países que más sangre derraman en sus calles y rutas, triplicando los índices de los países desarrollados.
Un sistema educativo incompleto, la gestión ineficiente del estado, la corrupción y la falta de conciencia social hacen que el registro de conductor, la habilitación municipal o el título profesional, combinados con las fallas sistémicas señaladas, puedan convertirse en licencia para matar, tal como demuestran entre otras tragedias no naturales, el incendio Cromagnon el 30/12/2004 o el Boeing 737 de Lapa que se estrelló contra el terraplén de Aeroparque 31/8/1999, o el incendio de La Salteña en Buenos Aires el 15/1/20008.
No conocer la causa de los problemas es la causa común de los problemas. Se puede conocer la causa y no saber cómo remediarla, o tomar medidas que cuando fracasan ratifican la impunidad porque los responsables ya no estarán para asumir la culpa.
El factor común de las desgracias es la falta de educación. Como prueba, en el examen de OCDE 2007, los alumnos argentinos se ubicaron en el puesto 55 entre 57 países evaluados.
Manejar o conducir. Cualquiera puede aprender a manejar, pero saber conducir es mucho más. Hay códigos de la calle que sirven para comunicar, gestos consensuados como el guiño para doblar o dar paso en las esquinas. Conocer esa cultura también ayuda a evitar accidentes.
Alta Velocidad. ¿Es el auto el que mata o la omnipotencia del que lo maneja? El conductor se expone porque cree que el beneficio supera al costo. Si no recibe multas y tampoco choca seguirá pasando semáforos en rojo. El refuerzo social de su conducta es que todos lo hacen: el 41% de los accidentes frontales son por invasión de carril y el 50% por la velocidad.
Estrategia para evitar accidentes ¿Por qué no pasa lo mismo en los países avanzados? La diferencia es el aprendizaje social. Sobrestimamos nuestra capacidad de manejo. Además el argentino sabe que los chicos van más seguros en el asiento trasero con cinturón de seguridad, pero supone que el nunca chocará. No aprende de la experiencia y así percibe un beneficio inexistente.
Debemos generar el respeto por las normas y sancionar a los que conducen bajo los efectos del alcohol o de las drogas, exceden la velocidad permitida, usan el celular, manejan cansados, o no toman precauciones de noche, con niebla o lluvia. El conductor debe hacer un check list completo antes de viajar.
Hay que lanzar campañas en los medios para crear conciencia social, restablecer la educación vial y motivar el beneficio de convertirse en conductor seguro mediante incentivos, como los descuentos en los seguros por no chocar.
Estado de las rutas. Educar es una parte del problema. También lo son las rutas colapsadas, el estado deplorable de los caminos, la ausencia de planes integrales, la insuficiencia de autovías, los baches históricos y los nuevos.
Con 8 millones de vehículos -muchos en mal estado- es perentorio un ordenamiento vial, controles más estrictos y sanciones ejemplares para quienes conducen mal.
Ante este panorama la endeble infraestructura multiplica los efectos de un accidente leve. Animales sueltos en las rutas, ladrones que rompen cristales, ciclistas y motociclistas desubicados, etc. agigantan el desgaste del sistema.
Los índices de seguridad y el estado del vehículo. La seguridad activa previene el 23% de los accidentes (sistema de frenos, suspensión y estabilidad). La seguridad pasiva reduce el 47% de las lesiones después del accidente (airbags, cinturones de seguridad). Los detalles de construcción (materiales, diseño) previenen el 20% de los accidentes y los asistentes (espejo retrovisor, levantacristales), el 10% restante.
¿Controles o licencia para matar? Las autoridades crean nuevas normas sin lograr que se cumplan las vigentes. En un país sin conciencia social hay que controlar a los que controlan porque detrás de cada infracción detectada suele haber un pedido de coima.
Las leyes están sujetas a presiones. El scoring -proyecto de conductor por puntos- se aplica en países avanzados pero fue rechazado por colectiveros, taxistas y camioneros. La idea es que las licencias tengan 20 puntos y que se descuenten con cada infracción. Al perder el puntaje podrían perder el registro. Los gremios alegan que perjudica a los conductores profesionales y el 12/11/2007 enfrentaron a la policía en una batalla campal.
Impacto económico y social. Los accidentes de tránsito producen pérdidas por 10.000 millones de dólares y 100.000 sobrevivientes nuevos cada año. Los servicios de ayuda no llegan a tiempo, las zonas cercanas se congestionan y el tránsito se bloquea.
La solución sería utilizar helicópteros, pero no hay recursos. Tampoco se aplican conceptos de red de trauma, capacitación del personal e información sobre el protocolo internacional de emergencias: Revisar (el lugar), Llamar (a emergencias) y Atender (al lesionado).
Son deudas pendientes del Estado con la sociedad. El derecho a la salud no está garantizado. Los heridos deben luchar con el déficit de atención, los turnos de junta médica tardan meses y los millones de desocupados son otro freno para la reinserción laboral del discapacitado; aunque la sociedad reclame su rápido retorno a la actividad.
Más vale prevenir que curar. Con la recuperación económica, el parque automotor sumó 570.000 vehículos nuevos. Los autos fabricados para la Argentina no cuentan con el equipamiento de seguridad que se exige en el primer mundo, los modelos no se adecuan al sistema vial. La ley sólo exige cinturones siendo opcionales los accesorios modernos.
La imprudencia sigue siendo la causa principal: velocidad excesiva, cambiar de carril, hablar por celular, consumir alcohol. La diferencia es cultural: nos falta educación y toma de conciencia, creemos que los siniestros están en manos del destino o de Dios.
Mutis por el foro. Con estadísticas falsas y barriendo la basura debajo de la alfombra se puede mostrar menos inflación, delitos y accidentes. A veces se ocultan los robos, como este verano en Pinamar, o se labran infracciones por voracidad fiscal. Así es el nuevo gobierno municipal suspendió el arbitrario sistema de fotomultas de costo muy alto para la comuna y montado para recaudar.
El 15 % de los accidentes involucra a colectivos, 15.000 unidades tienen más de 10 años de antigüedad. Según la Ley Nacional de Tránsito no deberían circular, pero la Secretaría de Transporte los autoriza. Si la ley vigente se aplicara el 50% no podría circular. Esta situación constituye otra licencia para matar.
La educación del ciudadano. Ante un sistema inoperante el registro de conductor puede ser una licencia para matar. Debemos protegernos: por nosotros, por nuestra familia y para cumplir la función que tenemos en el entramado social. La mayoría no conoce sus derechos: todo proveedor de un servicio o dueño de una cosa riesgosa debe asumir la responsabilidad por el daño que provoca.
Para evitar la ley de Murphy en los accidentes (según la cual todo lo que puede salir mal va a salir mal) la principal herramienta es la prevención y aprovechar el asesoramiento que brindan asociaciones y profesionales para articular una conducta eficaz antes o después.
Así cada ciudadano podrá jugar un rol activo y no pasivo en defensa de su protección:
• Reconocer y evitar las causas principales y secundarias de todos los accidentes posibles.
• Hacer un análisis previo, combatir las fallas que se pueden remediar y tomar recaudos mediante seguros en compañías de primera línea ante los problemas generados por el sistema (fallas humanas, leyes inadecuadas, falta de controles, rutas y calles en mal estado, corrupción, vicios de terceros, falsificación de la realidad, etc)
• Saber como actuar ante un accidente (relevar las evidencias, análisis de huellas, etc.).
• Poder diferenciar mediante los discursos, decisiones y reglamentos a los funcionarios honestos de los que sólo buscan un rédito político o personal.
• Recurrir a un estudio jurídico que cuente con el equipo necesario para asistirlo preventivamente o, ante la emergencia, para que pueda obtener un rápido resguardo de sus derechos y una indemnización acorde con los daños y perjuicios sufridos.
Es imprescindible que los gobiernos entiendan que deben preservar el principal recurso de la economía y de la sociedad: el capital humano y el capital social. Para lograrlo no basta con declamar buenas intenciones antes de las elecciones: hay que convertir a la inversión en educación, seguridad y salud en verdaderas políticas de estado.
* Doctor Alejandro Krell. Abogado, especialista en accidentes.
Director del Estudio Krell & Correa
Equipo técnico profesional:
Dr. Alejandro Correa: Atención al accidentado.
Dra. Rosana Damiani: Especialista en Derechos de daños.
Dr. Daniel Simón Goldstoff: Médico legista.
Juan Carlos Korman: Capacitación en seguridad y prevención de accidentes.
Ricardo Marchelo: Asesor en seguros.
Licenciada Olga Fernández Chaves: Especialista en pericias accidentológicas.
Licenciada Marcela Krell: Directora de sistemas digitales.
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