La crisis de valores tiene dos puntas. Según como se mire se puede pensar que se cayó en un pozo o que estamos en un túnel viendo la luz de la esperanza.
Crisis de valores remite a separar lo bueno y lo malo, al punto de bifurcación entre caminos antagónicos. Si no existiesen crisis de valores habría que inventarlas porque sirven para romper con la rigidez, la repetición y la pérdida de vitalidad que genera el paso de los años.
La crisis de valores disuelve esa dura roca en la que nos convertimos y la transforma en el polvo de donde venimos, con el cual se puede dar forma a la reinvención de uno mismo.
La crisis del águila cuando a los 30 años descubre que morirá si no cambia su pico, sus uñas y sus alas la resuelve haciendo un vuelo de renovación a lo alto de la montaña y mediante un lifting integral regenera el nuevo equipaje que le permitirá vivir 30 años más.
En el hombre las formas normales se oponen a las paradojales y juzga con sentidos atrofiados por la costumbre. Por razón o por conveniencia los hábitos moderan o impiden el cambio. Freud decía que “la herejía de una época es la ortodoxia de la otra”.
Morir con las botas puestas En el nuevo espacio entre lo nuevo que irrumpe y lo viejo que se quiere sostener se plantea esa batalla que a menudo se resuelve en otro campo, cuando la mirada creativa descubre que yo no soy mi trabajo sino que simplemente yo soy.
La crisis de valores aparece como un dolor de parto anunciando que algo nuevo sucederá, como la vida que cambia cada día. Según el tipo de respuesta ante la oportunidad habrá apertura o cierre, temor o esperanza, nacimiento o no de una nueva manera de ser.
El hombre moderno perdió los valores que le daban fortaleza ante la crisis, ahora se limita a reaccionar en lugar de actuar como su propulsor. Para tener valor para desarrollar o enfrentar una crisis hay que tener valores. Para crear valor hay que tener valores
Crisis de valores Los valores tradicionales de verdad, bien, belleza, lo sagrado y los nuevos valores de ciencia, progreso, solidaridad y humanismo; chocan con otros negativos como la tecnología convertida en fin y la moda, provocando la crisis de valores.
La información instantánea suplanta al sentido histórico y al estudio de las tendencias y la frivolidad altera las bases de la educación. Entonces ¿qué debe prevalecer: la herencia o la invención, la reproducción o la creación, la emisión o la recepción?.
Hasta el valor positivo de la creatividad tiene su aspecto negativo cuando resalta el materialismo o el individualismo sobre la solidaridad y las identidades nacionales.
Hacia un valor superior Ante las amenazas el valor de oportunidad para el presente es construir una ética del futuro que le otorgue un sentido moral a la aventura humana mucho más productiva que dedicarla al gasto o al consumo del tiempo.
Se necesita tomar conciencia que las conductas de hoy provocan los resultados del futuro, que los recursos son perecederos y sujetos a lo que se haga con ellos, que el uso de ese patrimonio determinará el desarrollo sustentable, o no, de las generaciones futuras.
Un sistema de valores debe ser previo al estudio de la metodología que lo implemente, para lograr una sociedad más solidaria, humilde, honesta, participativa y generosa.
Hay que estar atentos ante las señales en la crisis porque pueden indicar un sentido oculto, como detectó Freud en los olvidos, los sueños, los actos fallidos y los lapsus linguales.
Las contradicciones que aparecen en las crisis de valores pueden tener un efecto iluminador. Lo paradojal asoma no en la claridad de la conciencia sino en la oscuridad de las pasiones, donde la razón es todavía intuición y la llama se enciende con la duda.
En esta época donde todo tiene precio pero nada tiene valor es necesario plantear una educación sin eufemismos que ayude a producir valores, valores que sean para todos.
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital).
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