Querer es poder es un principio que relaciona la pasión por una meta con el método para alcanzarla. Saber lo que quiero es el primer paso, el segundo es disponer de una metodología intelectual. Ambos deben ir de la mano. Vivimos en una época del pensamiento light, esa debilidad es un freno para alcanzar objetivos valiosos.
Concentrarse es mantener la mente en algo durante un tiempo y evitar los desvíos. La concentración es el medio y el querer es el fin. La vida nos somete a un test entre el querer y el poder, queremos cosas que no podemos alcanzar. Querer es poder es concentrarme en saber lo que quiero en un viaje imaginario hacia el mundo interior indagando sobre los que nos apasiona. Una batería interior carga la energía que nos ilumina para aprender a ser lo que queremos ser.
Cuando la rutina nos hace olvidar nuestro propósito original trabajamos sin saber por qué. Para salir del encierro, cuando la atención se atasca, la mejor estrategia es volver al resultado esperado, alineando el foco de atención con la asignación de importancia. Para eso hay que repetir la búsqueda del yo quiero y estar atento al momento en que la verdad aparezca.
Serás lo que sepas ser. Al saber lo que queremos la energía circula por el hemisferio creativo del cerebro. Entonces la imaginación abrirá las ventanas para que la voluntad elija. Inspirar la vida en un propósito y concentrarse en él, permite ver si un suceso es una oportunidad o una pérdida de tiempo. El esfuerzo sin método agiganta el obstáculo. Hay que saber navegar por la mente y ante el extravío concentrarse repitiendo querer es poder.
Capacidad de observación. ¿En un semáforo qué luz está arriba? Dudamos porque miramos sin ver. Observar es salir del piloto automático con una atención flotante, silenciosa, sin agitación ni excitación. Ante la falta del objeto presente, la imagen puede representarlo. Si lo natural del objeto es su movilidad, así deberá ser la imagen. Observar es más que ver.
Primero la percepción. Sin ingreso no hay proceso, lo percibido se relaciona con algo, como el corazón que se expande y se contrae. Hay expansión o meditación cuando dos ideas se juntan. Contracción es concentración.
El proceso mental asociativo puede ser mecánico o bien dirigido por el querer, esta es la diferencia entre el vagabundeo mental y el pensamiento creador. Pensar es anticiparse, buscar en una dirección. Para lograrlo hay que: 1) decidir a qué atender, 2) mover la voluntad desde un concepto a otro, 3) inspeccionarlos, relacionarlos, viajar a través de ellos.
Querer es poder. El cuerpo es el medio, los sentidos brindan información sobre el mundo externo, y la mente es el vehículo interior, que con su telescopio y microscopio psíquicos, recorre paso a paso o saltando mediante ideas.
Al rodeo que hace el pensamiento para llegar al objetivo debe regularlo el deseo. El éxito de la asociación de ideas depende de la elección de la segunda, ya que le dará una ruta al pensamiento. En un accidente, según lo que se quiera ver, el pensamiento viajará en una u otra dirección. La víctima, el abogado, el mecánico, el médico, el policía, verán aspectos diferentes. Y a medida que avancen se alejarán del origen.
Los estímulos compiten entre sí para captar nuestro interés, pero el querer definiría a qué atender, como un imán que atrapa la atención. Sin el interés, el pensamiento no tiene conductor. La concentración materializa el triunfo de quien conociendo su destino crea la senda que lo conduce. Para él todo sirve, hasta las piedras en el camino. Como dijo Séneca no hay vientos favorables para el que no sabe a que puerto quiere arribar.
Gimnasia de la voluntad. La concentración tiene un proceso. Para entrenarla hay que elegir al azar un punto de partida y otro de llegada. Lo importante es que lo interno genere lo externo. No hay que fijarse un querer imposible, sino en amar de verdad, concentrarse en el querer, y ocuparse en lugar de preocuparse. A mayor ocupación mejor concentración. Al iniciar una tarea tómese el tiempo para comunicarse interiormente. El paso previo a la acción es la relajación, tomar conciencia del recorrido y de lo que falta. La demostración de la fuerza de querer es poder es el resultado obtenido, porque cuando el deseo es lo suficientemente grande cualquier obstáculo se vuelve pequeño.
El doctor Horacio Krell es el director de ILVEM. Consultas: horaciokrell@ilvem.com
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital).
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