¿Somos creadores de nuestro destino o hay algo que lo determina? Para algunos el destino motoriza los sucesos, para otros uno mismo es el arquitecto. El fatalista piensa que el destino está escrito, que nadie se le escapa. El constructivista no pregunta qué destino nos aguarda sino cómo se lo crea con la planificación y la acción.
El oráculo de Delfos. Creso, rey de Lidia, consultó al oráculo pues quería invadir a los persas. El oráculo dijo: Si combates destruirás un gran imperio. Creso interpretó mal el mensaje, y al lanzarse a combatir destruyó su propio imperio. El oráculo no adivinaba hechos, daba buenos consejos, porque disponía de la información.
Para Shakespeare creer en el destino genera locos intentos, renunciamos a lo que somos por lo que esperamos ser. Aguardando sus señales o creyendo que las captó el individuo no deja por eso de construir su propia vida. Carl Jung opinaba que siendo inconcientes de lo que nos pasa o de nuestras contradicciones, éstas se presentan bajo la forma de destino. En oriente se expresa como karma, la ley de causa y efecto. Para Hesíodo el destino no es predeterminación, castiga la transgresión del orden natural.
Dios no juega a los dados. Einstein abandonó algunas teorías para ser consecuente con sus creencias, como a la física cuántica, que sostenía que los fenómenos no se explican por causas. Era partidario del determinismo. Pero si el mundo funcionase así no existiría la libertad. Otro determinismo es el concepto positivo del azar. El azar no sería ciego, provendría de una causa inteligente, como si fuese el único juego que Dios nos permite. Pasteur pensaba distinto, desde su óptica el azar sólo favorece a las mentes preparadas.
Qué destino nos aguarda. ¿Existe un método para concretar los sueños? Al pensar en el porvenir surgen la incertidumbre y el miedo. El desafío es adecuarse a un mundo donde conviven lo predeterminado y lo incierto. Si para Einstein Dios no juega a los dados, para Prigogine el universo es provocativo y creador. El destino no nos espera, sino que lo que dejamos detrás de nuestro paso por el mundo. No depende de nosotros lo que nos pase, pero somos responsables por nuestras respuestas.
Para el determinismo todo está escrito, para el azar nada se sabe. Son puertas para huir de la responsabilidad sobre nuestras acciones, decisiones y elecciones. Hacernos cargo no garantiza el éxito pero organiza la vida mediante principios. Debemos tener apertura ante lo desconocido y esforzarnos ante lo que aparezca. La vida recién está hecha cuando se termina, se escribe con la propia mano y se redacta con la propia letra.
Inventar el futuro. Para George Bernard Shaw “la alegría de vivir es sentirnos usados para un propósito importante”. Muchos se sienten vulnerables y renuncian para seguir con la agenda chica de sus intereses. Sin buscar el propio camino no hay oportunidad. El futuro no existe, debemos inventarlo con originalidad, cultivando nuestra esencia y la capacidad de conocer, comprender, crear y transformar. El desafío tiene como estímulo el deseo. Pero si la autoestima es baja decimos “no podré”. El futuro es el punto de llegada, el presente es información. El pasado es peligroso porque las cosas cambian. El futuro hay que conquistarlo con el propósito en la mente. Si el resultado no se logra hay que replantear los medios, viviendo la tensión creativa entre el objetivo y la realidad.
El desafío amplia el alcance de la acción si desarrollamos nuestra capacidad permanentemente. El futuro se explora entre hipótesis alternativas analizadas a la luz del propósito. Si el resultado no llega hay que replantear el modelo. Para asegurar el logro, la metodología intelectual es la herramienta. Incertidumbre y azar no son la buena suerte. El pasado, como forma de hacer, depende de la historia, el futuro de deseos e intuiciones, la acción efectiva se ubica en el presente y nace del pasado y del futuro.
Condiciones favorables. La buena suerte tiene compañeros: saber observar, mantener la mente inquisitiva del niño, la iniciativa para iniciar o reiniciar, la perseverancia y la valentía para seguir los dictados de la intuición. La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo, arriesgando como en el póker o planificando como en el ajedrez.
Lo importante es decir presente cuando a nuestro destino le llegue su oportunidad. A la buena suerte hay que ayudarla, florece en los terrenos fértiles del saber y del querer. Amado Nervo lo dijo así: “porque veo al final de mi rudo camino que yo he sido el arquitecto de mi propio destino.¡Vida nada me debes! ¡ Vida estamos en paz!”
You are my destiny. En 1958 Paul Anka relacionó el destino y el amor en una canción que luego recorrería el tiempo y el espacio: Tú eres para mí, destino de mi amor y siempre fiel a ti mi corazón latió. Destino que nació de un sueño sin igual, destino que marcó un rumbo sin final. http://www.youtube.com/watch?v=0meTY7YjqWk
*CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). Contacto horaciokrell@ilvem.com
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital).
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