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¿A qué tenemos que tenerle más miedo? Al miedo. ¿Basta con preocuparnos? No, la preocupación es pasiva, no nos brinda medios eficaces para combatirlo. Recordemos esto: la mente tiene la capacidad autosugestiva de convertir en acto todo lo que se decide a aceptar.
Fue Henry Ford quien dijo: “siempre tenemos razón: cuando pensamos que nos irá bien o cuando creemos que nos irá mal”.
El pensamiento negativo atrae otros similares, aumentando el círculo vicioso de la preocupación y la parálisis por exceso de análisis.
En cambio, la ocupación es activa, nos permite influir sobre el problema. Al ocuparnos crece el área de control, cuando sólo no preocupamos perdemos el dominio y nos invade el miedo.
El individuo moderno no cuenta con los recursos psicológicos para enfrentar esta época de turbulencias, la brecha con la tecnología crece.
La inteligencia emocional es la capacidad de conocernos, la inteligencia social es la de conocer a los demás. Si se educaran en la escuela, sabríamos activar las respuestas y estrategias correctas ante situaciones complejas.
El uso combinado de ambas inteligencias genera la inteligencia situacional que incluye la resiliencia, que es saber cómo salir fortalecido de la adversidad - lo que no te mata te fortalece- y el empowerment, que es el desarrollo del poder interior para aprender a emprender.
Darse cuenta. El miedo como el estrés son alarmas, si no se escuchan se expanden. Un gato que se sienta en una estufa caliente no volverá a hacerlo, pero tampoco lo hará más en una estufa fría. El que se quemó con leche cuando ve una vaca llora. Estos comportamientos reactivos no son del todo positivos, porque nos hacen actuar solamente cuando nos pasa algo. La conducta proactiva, en cambio, consiste en dirigir la vida según el concepto de misión personal que queremos alcanzar.
Debemos cuidarnos de nosotros mismos. La mente, nos engaña cuando se adhiere a una la lógica determinista.
Preguntémonos: ¿de qué color es el lavarropas? Responda. ¿De qué color es la heladera? Responda. ¿Qué bebe la vaca? Responda.
Si contestó leche su cerebro le hizo cometer un error determinista, la vaca bebe agua. Diariamente recibimos presiones del mismo tipo, advertencias que nos provocan temor. La educación formal no nos enseñó cómo usar el cerebro. Para convivir mejor con el miedo, debemos aprender a manejarlo?
Deseando que tengan una buena semana me despido de ustedes hasta el próximo boletín.
Dr Horacio Krell, CEO de Ilvem
40 años dedicados a desarrollar y expandir la inteligencia por el mundo.
Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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