La profecía que se autorrealiza muestra cómo las creencias condicionan e influencian el comportamiento humano. Henry Ford lo expresó así: “siempre tenemos razón, cuando pensamos que nos irá bien o que nos irá mal”. La creencia tiene un poderoso estímulo sobre la percepción.
Hay un cuento trata sobre este tema. Dos niños a los que una niñera descuidada deja dormidos y solos en la planta alta de su casa. La casa entra en llamas... Cuando llegan policía y bomberos encuentran a los niños fuera, en el jardín, y les preguntan cómo pudieron salir cuando la planta baja estaba totalmente envuelta en llamas. El hermano mayor relata que cuando vio las llamas tomó una manta para no pasar frío fuera, se echó a su hermanito a la espalda, saltó desde la ventana de su cuarto a la rama del árbol más cercano y bajó por él. Policías y bomberos, incrédulos, le preguntan cómo se había atrevido a hacer algo tan sumamente difícil... el niño sencillamente les contesta "bueno... es que nadie me había dicho que era difícil". Cuando alguien cree en algo, luego actúa en consecuencia. Del mismo modo la imagen que uno asume del otro, tratándolo de una manera distinta, pude darle el feedback que necesita y lo estimula para cambiar.
La profecía que se autorrealiza. El concepto de Robert Merton deriva del teorema de Thomas según el cual: Una situación aceptada como real, tiene efectos reales. No reaccionamos ante ella tal como es, sino como las percibimos y según el significado que le asignamos. Nietzche dijo que no hay hechos sino interpretaciones. Una vez que una persona se convence de algo, al margen de que sea verdadero o no, adecuará su conducta a su creencia, con consecuencias directas en el mundo real.
El efecto pigmalión. Es un mito de un escultor llamado Pigmalion quien se enamoró de Galatea -una de sus esculturas- y la trataba como si fuera una mujer real. La escultura finalmente cobró vida después de un sueño. Este suceso se reconoce como el efecto pigmalión ya que superó lo que esperaba al crear una escultura tan perfecta, al extremo de enamorarse de ella.
Este efecto fue incorporado a la psicología como los que logran lo que se proponen a causa de la creencia de que pueden conseguirlo.
Del mismo modo se comprobó que las expectativas de los profesores sobre la forma en que se comportarán sus alumnos, determina que se produzcan las conductas que los profesores esperaban.
Resultados. Una profecía autocumplida es una expectativa que incita a actuar de manera tal que posteriormente se vuelva cierta. El efecto pigmalión afianza el aspecto sobre el cual se produce el efecto, por lo tanto puede generar un resultado positivo o negativo.
La confianza de los demás puede dar alas a nuestros sueños. Aquí el efecto pigmalión implica un principio de actuación a partir de expectativas ajenas. Las profecías tienden a realizarse cuando existe un fuerte deseo que las impulsa. Cuando un deseo es muy grande cualquier obstáculo se vuelve pequeño.
La tradición cultural asigna normas a las que se espera que nos adaptemos e imponen códigos de conducta. Lo que empieza como imitación de de los hijos de sus padres se convierte en su propio modo de ser. Las personas adquieren un rol a partir de los demás, y luego lo creen propio. Somos lo que los demás esperan que seamos. Merton amplió el concepto a la sociología: un rumor de que un banco tiene problemas - al inicio sin fundamento- lleva a que los ciudadanos retiren sus depósitos de dicho banco provocando su quiebra.
El poder de la mirada del otro. Un jefe entra en la oficina donde están sus trabajadores y observa a uno al que aprecia mucho y le ofrece tareas que fomentan su crecimiento. Hasta este momento el subordinado no tenía sentimientos sobre su jefe, pero ante estos estímulos comienza a sentir amistad por él. Sin darse cuenta el jefe, el resultado de la relación creada ha llegado a la situación que tenía en mente, pero que ha sido favorecida por sus acciones. El mismo jefe no aprecia a otro subordinado sin saber por qué. El subordinado no tiene opinión sobre su jefe. El jefe le asigna tareas que están por debajo de su capacidad. El subordinado termina realizando sólo ese trabajo. El jefe se convence: "sabía que no podía dar más" sin darse cuenta cómo lo produjo.
Estos conceptos revelan la importancia que tiene la educación en el desarrollo de la personalidad. Cuando el sistema educativo que brindan la familia, la escuela, la cultura en su conjunto, funciona en sintonía con los deseos del individuo, se logra el efecto mágico de que la inteligencia individual y la social conforman un equipo que estimula el rendimiento del individuo y la productividad de la sociedad. Entonces se produce la sinergia positiva y el todo supera a la suma de sus partes.