La maldición de los recursos naturales refleja una extraña paradoja que aqueja a países que siendo ricos en recursos tienen pueblos pobres. Noruega es la excepción a la regla.
Durante el tsunami financiero 2008 cuando los inversores del mundo entero vendían en medio del pánico, Kristin Halvorsen, ministra de economía de Noruega, que suele apostar contra el mercado libre compró acciones por 60.000 millones de u$s, beneficiándose por el repunte de marzo 2009. Noruega fortalece su Estado benefactor que aunque otorga cobertura desde el nacimiento hasta la muerte, crece sin deudas y con superávit fiscal. Tiene la ventaja como país chico, con sólo 4,6 millones de habitantes de ser un importante exportador de petróleo. Noruega no cayó en la trampa -como otros que poseen energía o materias primas-. En vez de dilapidar sus ganancias aprobó una ley que garantiza que los ingresos por petróleo vayan directamente a un fondo soberano. Actualmente, ese fondo es uno de los más grandes del mundo.
El futuro se complica. El mundo enfrenta graves problemas ambientales, políticos, demográficos, económicos, y sociales. El crecimiento de la población será la mitad de lo que fue y la edad promedio será mayor. Como consecuencia disminuirá la demanda de productos para bebés y crecerán los productos para ancianos. Financiar los gastos de salud y manutención de los mayores con menos trabajadores será un dilema. Otros serán la pobreza, la desnutrición infantil, las drogas, la marginación, la crisis de la familia y el delito. Noruega fue visionaria ahorrando el producido del petróleo como reserva para el futuro. Su fondo es de 400 mil millones de u$s. Del mismo modo Chile ahorró el excedente del precio del cobre y acumuló 20 mil millones.
El mundo no es una herencia. No lo recibimos para devastarlo ni debe ser una hipoteca que dejemos a nuestros hijos. Los noruegos sienten que no pueden gastar este dinero ahora. Sería como robarles a las generaciones futuras.
EE.UU mantiene problemas demográficos y de salud. Europa continúa subsidiando el campo y no resuelve el problema de sus jubilados. Gran Bretaña, gastó sus ingresos petroleros del Mar del Norte durante el boom económico. Gran Bretaña ni EEUU no experimentan sentimientos de culpa. En Noruega existe un sentido de la virtud: el que ha recibido mucho tiene una responsabilidad.
Pararse solos frente al mundo. Es más fácil pararse solo frente al mundo cuando el país de uno tiene reservas de petróleo que lo convierten en el tercer exportador del mundo. El flujo de dinero procedente del oro negro permite que todos los noruegos disfruten de su prosperidad con el segundo PBI per cápita del mundo: u$s 52.000.
Sin hipotecas subprime. En Noruega no se ha producido colapso inmobiliario, ya que los créditos hipotecarios desmedidos fueron escasos. Oslo conserva una apariencia modesta que recuerda más a una aldea pesquera. Sus bancos son sólidos, nunca perdieron la prudencia y la estricta supervisión de sus políticas evitó que corran los riesgos de sus pares de otras latitudes sin cerrar sus puertas a los préstamos.
Noruegas latinoamericanas. Noruega, con enormes riquezas en petróleo y gas es una excepción a la maldición de los recursos naturales. Ocupa el primer puesto en desarrollo humano y administra su riqueza con una economía intervenida y planificada. Por el contrario, Suecia, Finlandia y Dinamarca sin esos recursos tienen un modelo capitalista y han construido economías exitosas basadas en la innovación. Noruega, en cambio, no apostó a la investigación.
¿Que le sucedería sin esos recursos? Sería poco competitiva. Noruega no sufre la maldición porque no tiene corrupción. Por el contrario los países populistas con grandes recursos ocupan las peores posiciones en los índices de transparencia. Entre 158 países, Bolivia ocupa el puesto 117 y Venezuela el 130.
La diferencia es clara: Noruega usa sus recursos sin innovación, pero es honesta y los beneficios llegan a su gente. Venezuela ocupa el puesto 77 sobre 177 en desarrollo humano, Bolivia el 113. Venezuela y Bolivia no son Noruegas latinoamericanas.
Algunos noruegos temen que sus riquezas repartidas por un Estado pródigo hayan terminado por corromper la ética del trabajo, como si hubiesen canjeado ocio por petróleo. Los noruegos trabajan menos horas que los ciudadanos de otras democracias. Se han vuelto complacientes, con más vacaciones, beneficios y licencias por enfermedad. Un día de éstos, el sueño puede terminar. Pero hoy el trabajo abunda y la mano del gobierno es omnipresente, incluso para los marginales.
La maldición en Argentina. Argentina es un país rico en recursos naturales que falla en la gestión, el 50% de su gente es pobre. Así dilapidó los recursos de la época de bonanza, al revés de lo que hicieron Chile y Noruega. Predominan la burocracia y la incapacidad. Las decisiones no se basan en el conocimiento y la memoria institucional es pobre porque los funcionarios cambian después de los comicios.
No hay funcionarios bien remunerados y comprometidos con el interés nacional y con políticas de estado, se eligen por amiguismo o clientelismo. Así se reduce la capacidad de acción de los gobernantes, la eficacia de sus proyectos y sus respuestas ante las crisis. Un equipo profesional no minimiza la política, le otorga capacidad de gestión.
El argentino descree de su gobierno, por eso evade los impuestos y envía sus ahorros al exterior. La deuda externa argentina igual al dinero que los argentinos poseen afuera.
La economía de la inteligencia. Desarrollo no es lo que se tiene sino lo que se hace con lo que se tiene. El falso dilema es dar pescado o enseñar a pescar, pero si la caña es importada la inteligencia viene de afuera. Una nación innovadora, moderna, centra su estrategia en su gente, y los ciudadanos sienten que son parte del cambio.
Hay que invertir en la inteligencia. Dar espacio al potencial creador y formar canales de participación: la inteligencia país se construye desde abajo. Desarrollar la capacidad de aprender, hacer, adaptar y crear. Retener a la gente que es el capital social de la economía. Los países en desarrollo pierden si la inteligencia se va, las economías desarrolladas ganan cuando la reciben. El desafío pasa por la educación. No se trata de brindar sólo información sino de enseñar una forma de ser, de crear y de hacer.
Argentina año verde. No es extraño que la ONU considere a Noruega el país más desarrollado del mundo. Sus funcionarios de Correos perfuman las cartas. La sanidad pública incluye la ortodoncia gratuita hasta los 18 años. Cuando la mujer da a luz, cobra el 80% de su salario exento de impuestos. El padre debe tomar seis semanas libres obligatorias. El 90% de la población disfruta de conexión a internet. El 100% está alfabetizada. Sólo el 3% no tiene trabajo, pero cobra el seguro. Si una familia acoge a un niño en adopción, la madre cobra su sueldo aunque no acuda al trabajo. El fondo soberano de Noruega invierte con inteligencia ética: prohíbe las inversiones en fabricantes de armas, en los que violen derechos humanos, estén implicados en hechos de corrupción o hayan producido graves deterioros al medio ambiente.
*CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). Contacto horaciokrell@ilvem.com
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital).
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