La inteligencia situacional se conecta con la inteligencia práctica. La inteligencia es la capacidad de resolver problemas o de adaptarse a situaciones nuevas. La conducta inteligente implica: comprender la situación, inventar la solución y actuar en consecuencia.
La inteligencia situacional se refiere tanto al individuo – a su capacidad de maniobrar y a sus actitudes- como a la situación en sí -que facilita o dificulta la conducta inteligente.
Los tests de inteligencia, con frecuencia, desconocen el carácter situacional de la inteligencia. La ven como una propiedad fija y abstracta, donde unas personas son más inteligentes que otras.
Sin embargo, el rendimiento cambia en función del ambiente físico y psicológico. De pronto una persona es capaz de operar en un campo determinado, pero es incapaz hacerlo en otras actividades.
También influye la presentación del problema. Algunos reaccionan bien ante un contexto visual y no ante un examen escrito, algunos se motivan ante un desafío y se paralizan con un problema teórico.
Al seleccionar una persona para un puesto hay que tomar con pinzas el resultado de los tests, es mejor evaluarlo en la acción. ¿Cómo reconoce la situación, genera iniciativas con finalidades estratégicas, altera los procedimientos, ajusta su conducta para modificar la realidad, cambia las estructuras que lo relacionan con ella, influye en el estado anímico de otros para disparar nuevas conductas? Todo esto se resume en ¿es capaz de crear o agregar valor a través de la situación?
La inteligencia situada. La inteligencia situacional es la capacidad de generar valor en un ambiente dado. La flexibilidad se refiere a la posibilidad de variar la conducta. Un agente inteligente basa su acción en el conocimiento, posee iniciativa para explorar y cambiar las cosas, genera conocimiento durante la experiencia y anticipa el curso de los sucesos y de las metas.
El 1er paso es el contacto, la realidad está ahí, lo que importa es la percepción. El 2do paso es cómo se procesa la situación, se generan alternativas y se seleccionan. El 3er paso es la acción.
La acción inteligente proviene de la percepción, del estado interno del sujeto, de sus objetivos, de integrar el conocimiento del pasado y del presente, para intuir el futuro. El autoconocimiento es importante. Como dijo Bernard Shaw “la persona razonable se adapta al mundo, la persona irrazonable adapta el mundo a él. El progreso depende de la persona irrazonable”.
El tiempo real impide deliberar demasiado sobre el mérito de las acciones realizar y cuáles serán sus efectos, porque los resultados se verán recién a mediano o largo plazo. Muchas veces la conducta es sólo una reacción del tipo estímulo-respuesta. Para evitarlo se puede generar una memoria del ambiente, para que la acción se sitúe. Se puede crear un ambiente que propicie la toma de conciencia de los objetivos. Si p entonces q, pero si hay varios p, hay que aprender a priorizarlos.
El robot recolector. Es un buen ejemplo para mostrar una capacidad meramente reactiva. Su objetivo es explorar una mina y llevar el material a la base. Su limitación es que no puede hacer mapas ni recordar el camino. Las acciones a realizar son buscar el mineral, marcar el lugar donde se lo encuentra y llevar el material a la base. La base emite una señal para que el robot sepa dónde se encuentra, mientras coloca una radiobaliza en la mina descubierta. Si el robot está en la base su conducta debe modelarse para que descargue el material, si no lo tiene para que se dirija a la mina, si no existe ninguna deberá buscar una al azar. Si no está en la base y tiene material debe regresar, en caso contrario repite los movimientos señalados. Si llega por primera vez a una mina debe marcarla.
Las arquitecturas reactivas tienen como ventaja la sencillez, disminuyen los errores, consumen menos recursos, permiten enseñar comportamientos por imitación. El inconveniente es la dificultad de construir robots que puedan tener variedad de percepciones y realizar acciones múltiples.
En cambio, el agente humano inteligente, puede simbolizar la información sobre el entorno y sobre sí mismo. El costo es la planificación y la posible inadecuación de sus acciones. En los sistemas intencionales existen deseos, creencias e intenciones. El software, para agentes autónomos es distinto. La acción según un razonamiento práctico debe resultar de la percepción, de los objetivos y de cómo conseguirlos. Como el conocimiento se estructura en creencias sobre sí mismo y sobre la realidad, deben revisarse continuamente. Los deseos suelen ser abstractos y hasta incompatibles. Hay que ver las intenciones inmediatas, tratar de objetivarlos y planificar la consecución.
La inteligencia situacional opera y percibe en un entorno, al que filtra con creencias y deseos, los interpreta, hace planes que también interpreta y que las intenciones llevan a la acción.
Pueden coexistir varios deseos y planes. Hay que jerarquizarlos, saber cuándo crear, cambiar un plan según las percepciones o abandonar o retrasar un objetivo. El objetivo se revisa cuando fue alcanzado, si se torna imposible, o si perdió sentido. Si se lo revisa demasiado no se trabaja, si se lo revisa pobremente el mundo va en otra dirección y se vuelve inalcanzable.
La generalidad de la conducción. Las situaciones tienen distintos niveles de complejidad y se dan en diferentes esferas, públicas y privadas. La inteligencia situacional es el arte de dirigir los recursos y las personas. Las fuentes de esa sabiduría son la experiencia y la intuición, a las que se suma el análisis. Porque el que se quemó con leche cuando ve una vaca llora.
El que dirige debe aprender a ser, a formar su carácter y definir sus valores. Debe aprender a aprender tanto del texto, como de la experiencia y del análisis de los errores. El aprender a hacer y a convivir con situaciones y personas forma parte del aprendizaje in situ, o trabajo de campo y a posteriori, con el análisis de la acción.
El intelectual trabaja con conceptos y con palabras, el hombre de acción con personas y cosas. Entre ambos se puede generar un creactor – un personaje que crea, conceptualiza y ejecuta-.
Los conocimientos se adquieren en el aula mediante clases o simulacros, o analizando casos históricos y en la vida práctica. Los que conducen en el medio de las organizaciones deben atraer a los de arriba, a los de abajo y a sus pares. Para eso debe contemporizar iniciativa, lealtad y normas.
Fomentar ese espíritu emprendedor es fundamental, para rodearse de dirigentes capaces sin apelar al poder duro de las amenazas o de la estructura de la organización formal. Es mejor el poder blando de la sugestión, de la atracción por ideales comunes, de la inteligencia emocional y comunicacional. En última instancia se trata de aprender lo que se necesita para liderar. Como dijo Nietzche no hay hechos, sólo interpretaciones. La misma situación generará alegría o depresión según la posición del observador. Nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.
*CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). Consultas: horaciokrell@ilvem.com
* Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). horaciokrell@ilvem.com
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital).
Informes en www.ilvem.com o al teléfono 48215411
*CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). Contacto horaciokrell@ilvem.com
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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