Los enemigos del cerebro son las fallas en la percepción, errores que se reiteran, el pensamiento automático y el demonio de la perversidad.
Los enemigos del cerebro nos llevan a equivocarnos. El error malo es el error repetido. El error bueno es el nuevo. El hombre es el único animal capaz de chocar dos veces con la misma piedra. Sin embargo, hay fórmulas educativas que plantean una solución
Tomamos decisiones absurdas que contradicen nuestros objetivos, formas incorrectas del pensar, pensamientos perversos que contradicen las intenciones con la acción; y que se reflejan en ley de Murphy: “todo lo que puede salir mal va a salir mal”.
La realidad está ahí. Pero el problema es la percepción Los errores de representación son comunes. Pecados de distracción, olvido, trasgresión de reglas, actuar por creencias erróneas, por conveniencia o ignorancia. Las situaciones de estrés favorecen un tipo de razonamiento infantil o intuitivo más simple, que economiza la energía.
La confianza en los expertos es otro problema. El especialista tiene el martillo de su conocimiento y todo lo que ve es el clavo. También el experto puede no opinar para no contradecir al directivo. Otras veces el error lo comete un operario.
Ortega y Gasset dijo: "La obra intelectual aspira -con frecuencia en vano- a aclarar un poco las cosas, mientras que la del político suele confundirlas más de lo que estaban.
Racionalidad limitada. El hombre no razona siempre en forma deductiva cuando la rutina regula el pensamiento cotidiano. La vida moderna obliga a correr y luego pensar. Esto provoca errores individuales. También hay fallas que provienen de la dinámica del grupo, son mecanismos sociales colectivos derivados tanto del pensamiento único, como de la necesidad de ser aceptado por el grupo o de seguir las tradiciones.
Otra falla es perder el sentido: por qué se hace lo que se hace. Por ejemplo, la maestra que se preocupa más por cumplir el programa que por que los alumnos aprendan.
La decisión absurda persiste y atenta contra el objetivo. Otro ejemplo de racionalidad limitada fue el trasbordador Challenger que estalló en 1986 cuando las juntas no resistieron la temperatura bajo cero. Escapó el gas y los tanques se incendiaron. Los ingenieros no advirtieron que en el cálido clima de Florida esto podría pasar.
Funcionar en piloto automático. Hay hábitos que conducen al cerebro de la nariz y le impiden detectar el error. Responda con rapidez este test: ¿de qué color es la nieve? ¿de qué color es la heladera? ¿de qué color es el lavarropa? ¿qué bebe la vaca?...........
Respuesta incorrecta: leche, la vaca bebe agua. Las palabras no son inocentes, movilizan estructuras preexistentes que traban la voluntad, guiones que cuando la información no concuerda con ellos, ignoran hechos objetivos que saltan a la vista.
Si escuchas “no pienses en un elefante”, harás lo contrario ya que es necesario imaginarlo primero para luego comprender. El “no” produce el efecto contrario, así “no fumes” genera el deseo de fumar. Lo ideal es expresar la intención en positivo: “Quiero respirar aire puro”. Este mensaje envía una señal precisa al cerebro.
Para motivar un cambio hay ordenar la exposición conociendo los pasos mentales y el criterio de decisión. Las conductas dejan huellas digitales. Al descubrir cómo piensa y qué valoriza, se pueden ordenar los argumentos. El hábito de pensar por patrones adapta la realidad a la creencia. Este automatismo es muy explotado por los políticos.
El demonio de la perversidad. Es la tendencia a hacer el mal, son impulsos autodestructivos que obligan a hacer cosas por el mismo motivo que no deberían hacerse. La combatividad tiene por esencia la autodefensa, concierne al bienestar. Pero la perversidad genera lo contrario. Así surge el deseo loco de torturar al interlocutor, el impulso crece hasta un ansia incontrolable y el ansia se convierte en agresión.
En un cuento de Poe el personaje asesina a un hombre. Usó una vela con emanaciones tóxicas. No quedan pruebas y se atribuye a causa natural. Un día dice que seguirá a salvo a menos que sea tan estúpido que confiese. Se obsesiona y asaltado por el demonio de la perversidad, pierde la cabeza, corre por las calles y confiesa el crimen. Rápidamente es encarcelado y condenado a muerte.
Una tarea debe ser cumplida ya. La demora es ruinosa, pero la dejamos para mañana. Nos estremece la duda. Si la contienda se mantiene, la sombra vencerá.
Estamos al borde de un precipicio. Miramos el abismo, sentimos malestar y vértigo. Nuestro primer impulso es retroceder. Y porque nuestra razón nos aparta violentamente del abismo, nos acercamos a él con más ímpetu.
Perpetramos acciones porque sentimos que no debemos hacerlas. No hay inteligencia, es como una instigación del demonio.
El peligro es que cuando llegan a la mente crece la posibilidad de que pase. La voluntad consciente es dominada por la pulsión.
El riesgo de hacer algo que no queremos aumenta en situaciones de estrés "Hay cierto alivio en que pase lo peor, para dejar de preocuparnos", aunque sea difícil de explicar.
Instinto De Muerte: Para Freud, el instinto de muerte es una tendencia innata a la destrucción que compite con el instinto de vida. Impulsos que alteran la conducta con actos fallidos o lapsus linguales Se gasta tanta energía en reprimir como en la acción, por ejemplo, evitando pensamientos asociados a la muerte o a la enfermedad. Se producen más errores cuando uno quiere evitar algo, porque se hace más presente: se debe imaginar primero, aparece el impulso y el cerebro le da rienda suelta a la pulsión.
El pensamiento negativo se repite, sobre todo bajo presión. Concentrarse demasiado en no errar lleva a equivocarse. No podríamos entrenarnos para hacerlo peor.
Cerebros distintos. Es posible educar al cerebro para que desafíe los pensamientos destructivos y los caminos trillados, un cerebro que sepa generar mejores alternativas. No es posible progresar haciendo más de lo mismo, resistiendo al cambio y conviviendo con los problemas. Einstein dijo:”mi cerebro es mi laboratorio”.
El pensamiento lateral no consiste en hacerlo mejor, sino de otro modo. Elude la cárcel de las ideas dominantes, patrones de un pensamiento vertical que marcan el recorrido. Hay que transgredirlas rompiendo las reglas. Para Freud “la herejía de una época es la ortodoxia de la otra”.Un loco es un loco hasta que tiene éxito, entonces es un genio. Una vez generada la idea nos parece increíble no haberla pensado antes, pues ahora el camino es muy simple. El pensamiento lateral no sigue patrones lógicos, avanza sobre nuevos territorios saltando por encima del círculo de comodidad y aceptando desafíos.
“No pienses en un elefante” es la metáfora de la presión que ejercen los enemigos del cerebro. Necesitamos inventar cerebros creativos, desarrollando a esos gigantes dormidos que sólo funcionan al 10% de su capacidad. El verdadero sentido de educar es desarrollar el potencial que traemos al nacer.
*CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). Consultas: horaciokrell@ilvem.com
* Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). horaciokrell@ilvem.com
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
Ilvem es una entidad educativa cuya misión es el desarrollo de la mente humana en el marco de la teoría de las inteligencias múltiples (espiritual, emocional, intelectual, creativa, artística, estratégica, corporal, social, comercial, comunicacional y digital).
Informes en www.ilvem.com o al teléfono 48215411
*CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). Contacto horaciokrell@ilvem.com
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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