Nada fracasa tanto cómo el éxito. El ganador no cambia, se dice a sí mismo: para que voy a cambiar si me va bien. No advierte que la realidad ya no es igual y que al hacer lo mismo su éxito acabará.
La repetición de las conductas exitosas genera una programación neurolingüística de las mismas que permite automatizar las respuestas sin necesidad de pensar cada cosa que se hace. El problema surge cuando la respuesta deja de ser beneficiosa.
Es el caso del lector que aprendió a leer lentamente, a la edad de los comienzos la conducta es positiva. Con el tiempo consolida su sistema de lectura pero al ingresar a la universidad no llega a tiempo para leer toda la bibliografía y termina retrasando sus estudios. La resistencia a los cambios atenta contra principio de realidad. Lo ideal es que el lector lento reprograme su sistema de lectura para adecuarlo a la época.
Se quiere lo que se tiene y el cambio produce el temor a perderlo. Esto genera una discapacidad para enfrentar situaciones nuevas, que lleva a proceder mecánicamente. Y más de lo mismo no mejora el resultado.
El que está condicionado por sus hábitos repite paradigmas aunque ya no existan las causas. La prueba está en sus actos. El hombre es un animal de evolución lenta. En la India, a los elefantes se los ata desde pequeños. Al principio tratan de escapar, pero la cadena y el árbol son más fuertes. Cuando crecen se los ata a un pequeño arbusto, pero ya es tarde, han grabado en su sistema nervioso un esquema de conducta.
De niños creamos o nos crean el hábito, luego ese hábito nos crea. Entonces se nubla la percepción, se elimina del mundo lo nuevo para ubicarlo en esquemas conocidos.
El auténtico líder social y el líder de sí mismo rompe los esquemas. Gandhi independizó a la India usando la paz como estrategia. Hay que aprender de las tormentas. Cuando pasan limpian las tierras, terminan con las plagas y muestran los errores. Debemos perderle el miedo al miedo. Cuanto más tememos al fracaso, más cerca se encuentra.
Creemos que el problema está afuera, pero nosotros somos el problema. No advertimos las excusas que ponemos para evitar el cambio. Aprovechemos nuestra libertad de elección para desprogramar nuestras conductas que ya no nos sirven, para destruir creativamente las creencias que ya no funcionan. Somos libres para decidir pero lo que no podremos lograr nunca es evitar las consecuencias de nuestras decisiones.
Deseando que tengan una buena semana me despido de ustedes hasta el próximo boletín.
Dr Horacio Krell, CEO de Ilvem
40 años dedicados a desarrollar y expandir la inteligencia por el mundo.