ILVEM es mundial
Las competencias emocionales y sociales van de la mano, sobretodo cuando se trata de liderar. Las emociones individuales cambian en el entorno social, la persona en grupo adapta su comportamiento, como en la psicología de las masas.
El ser feliz alcanza su máximo potencial, comprende con facilidad, es flexible, creativo y efectivo. El clima organizacional que influye en los estados de ánimo depende de las conductas y acciones del jefe. Hay que aprender a liderar.
Las inteligencias son múltiples: lingüística, lógico-matemática, espacial, corporal, musical, interpersonal, intrapersonal y natural. Algunas se desarrollan más que otras y despiertan o se bloquean según como sean la educación y la experiencia.
Las inteligencias se combinan pero alguna se destaca, aunque ese genio interior puede no manifestarse nunca. Porque el descubrimiento de la inteligencia singular en el marco de las inteligencias múltiples no asegura su realización. Tampoco el coeficiente intelectual es garantía. Hay personas con alto rendimiento intelectual y bajo rendimiento emocional. Son incompetentes altamente calificados.
Hay que distinguir la eficiencia, que es hacer las cosas bien, de la eficacia, que es hacer lo que genera valor. Se puede hacer muy bien algo que no sirva para nada.
Es en la primera infancia donde se detecta el genio interior, el legado de los griegos de “conócete a ti mismo”. Para lograrlo hay que evitar que el papel regulador y socializador de la escuela reste libertad para elegir el destino.
Los padres deben investigar observando: hay chicos que cantan, bailan, se relacionan con facilidad, son hábiles con el cuerpo, para el deporte, pintan, preguntan. Esto puede mostrar la inteligencia singular en el marco de las variadas inteligencias múltiples. El cerebro del niño al nacer es una página en blanco.
Para llenarla deberán elegir lo que les gusta, lo que será su misión en la vida. Para eso las experiencias deberán ser variadas para que pueda elegir su camino.
El poder inteligente -smart power- reúne el poder duro -hard power del hemisferio izquierdo- y el softpower -el poder débil del hemisferio derecho-.
No alcanza con conocer la inteligencia singular, la A de aprender a ser. Deberá Aprender a aprender, A hacer y A convivir. Las inteligencias se complementan.
El método Ilvem fue diseñado para lograr el poder inteligente. El 50% del éxito es poder decir “Yo quiero”. El otro 50%, es conseguirlo. “Yo puedo” es el resultado de una metodología intelectual-. Los métodos son la mayor riqueza del hombre.
Así, la inteligencia espiritual, la fuente de la energía, se asocia con la inteligencia emocional que se encarga de gestionarla. Para que la energía circule hay que darle inteligencia a la emoción armonizando querer, sentir, pensar y hacer.
La inteligencia creativa produce las ideas, las ventanas que abren el mundo. Aprender a hacer implica el planeamiento estratégico y la acción. La inteligencia social enseña a liderar proyectos. La inteligencia comercial y digital culminan la tarea: el proceso de convertir y reciclar espíritu en materia. El ser creador, que surge de la educación de la mente, es el mejor representante de dios en la tierra.
Los espero en el próximo boletín
Dr Horacio Krell, CEO de Ilvem
40 años dedicados a desarrollar y expandir la inteligencia por el mundo.
Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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