Un cerebro creactor. El cerebro del hombre de acción trabaja con personas y cosas. El cerebro intelectual lo hace con conceptos y palabras.

El creador es el mejor imitador que tiene de dios en  la tierra. El autoconocimiento enciende su llama espiritual. La inteligencia emocional le brinda pasión por el trabajo. La Imaginación genera sus ideas. El planeamiento convierte las ideas en proyectos. La acción lleva a la práctica los proyectos.

El emprendedor es el que puede darle forma a las ideas y convertir  el espíritu en materia. Es creador y actor al mismo tiempo, por eso es un creactor.

Sintoniza su sistema nervioso con el digital.  Un cerebro emprendedor actualizado activa la veta digital. Desarrolla un web site inteligente -smart web-  que aplica la sigla AIDA: Atención – Interés – Deseo – Acción.. Esto implica posicionamiento top en buscadores, E-commerce, E-mail Marketing. CRM. Y logra la sinergia: “Dadme una palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo”. Arquímedes.

Entrena su mente. Para percibir aumenta la velocidad de lectura y la agudeza sensorial. Aprende a detectar oportunidades. Para procesar: jerarquiza y sintetiza, incrementa la memoria y  la concentración. Aprende a invertir. Para comunicar: optimiza la calidad de la presentación oral, escrita y digital.  Aprende a venderse a sí mismo, es su marketing personal.  Para aplicar: administra el capital intelectual (inteligencia racional, emocional, creativa. estratégica y digital). Aprende a pensar.“Los métodos son la mayor riqueza del hombre”. Nietzche

Conecta las 4 A del aprendizaje con las 4 E del emprendedor.

La A de aprender a ser, es la de conocerse a uno mismo genera al E de la energía. La de Aprender a aprender la E de la Excelencia, la de Aprender a Hacer la E del esfuerzo productivo, la de Aprender a Convivir la E del estímulo social.

El fin del empleo. La revolución industrial hizo del campesino un obrero, de guiarse por el sol y la luna fue controlado por  el reloj, de hacer como creía debió imitar a los mejores. Pero la competencia y el marketing gestaron un modo de hacer donde la tecnología desplazó al hombre. Nadie quiere empleados, las empresas se concentran en su misión, y contratan afuera el resto. El trabajo suplantó al empleo: que alguien lo haga por su cuenta.

El  hombre que se había acostumbrado a ir de casa al trabajo y del trabajo a casa de pronto se quedó sin empleo. Mimetizado en el rol decía soy abogado, contador, etc, pero ahora  sin empleo ya ni es. No está preparado para el cambio. Si el principal empleador será uno mismo hace falta capacitar en  sistemas de gestión que lo conviertan en YO SA y en Nosotros S.A. Hay que  crear capital social mediante alianzas estratégicas múltiples.

Aprender a emprender  es necesario porque de 60 ideas sólo una tiene éxito y no sobrevive mucho tiempo. El azar es imprevisible, la respuesta es la que  hace la buena suerte. Muchos  vieron que al hervir el agua se levantaba la tapa de la olla pero  Watt  fue el que la transformó en energía del vapor. El reactivo sólo reacciona cuando algo le pasa,  el proactivo hace que las cosas ocurran. El fin del empleo será la buena suerte  cuando se capacite a YO. SA. y se tome conciencia de que se puede conseguir lo que se anhela trabajando por cuenta propia.

Cómo dijo Amado Nervo: “ porque veo al final de mi largo camino que yo he sido el arquitecto de mi propio destino, vida nada te debo, vida estamos en paz.