En las relaciones funciona una cuenta corriente emocional como la bancaria. Crece con amabilidad, honestidad, respeto, cumplir con la palabra. Baja con el mal trato, falta de respeto, la traición y los reproches. El saldo refleja el estado emocional de la relación.
“Tras anunciar que se iba, su jefe la llamó. Me gusta como trabajas, te valoro mucho y te necesito. Su respuesta fu: ¿Por que en 10 años es la primera vez que me lo dice?”.
La sobriedad emocional es una limitación psicológica para transmitir afectos, halagar o expresar lo positivo. Contrasta con la facilidad para el reproche y la crítica. Es más fácil comunicar lo que separa que lo que une. Pero pequeñas palmadas en la espalda brindan energía y confianza. Reconocer el mérito es signo de valoración y de atención.
La motivación no es implícita. Pensar que se sobreentiende nuestro aprecio es una excusa para no advertir que nos cuesta reconocer. Es una mala estrategia porque en materia emocional un halago pesa menos que un reproche, aunque los comentarios negativos se presenten como la sana crítica. La contabilidad la lleva cada uno y allí 2+2 no es 4. Cada retiro de confianza demanda cuatro depósitos para equilibrar el saldo.
Reconocer virtudes corrige defectos. Buscar y agradecer los aportes es el mejor modo de conexión. Un gesto sincero, un detalle, mejoran la autoestima. Recordar lo mal que hace las cosas la disminuye, lo termina creyendo. El “Sí” vale mucho más que el “No”.
Otra rebaja se da con personas solitarias o que desaparecen. La distancia hace olvidar el saldo de la cuenta, y lo que no se usa se pierde. Los atributos emocionales están en la mente. Al conocer gente abrimos una cuenta corriente emocional con subcuentas de simpatía, coherencia, inteligencia, amistad; valores que suman o restan según la percepción. El saldo de la cuenta condiciona el juicio. Cuando escasea un valor importante se achica. Cuando las fallas son graves la cuenta puede estar en cero o en rojo. Las emociones son subjetivas, no importa lo que se haga sino lo que se percibe. Modificando el modo de contacto se produce el cambio. No es fácil que se crea en lo que decimos, es más fácil confiar en lo que hacemos.
El ejecutivo de cuentas. Una cuenta sin movimiento languidece. Gestionarla tiene riesgos pero sin gimnasia el olvido lleva al punto muerto de la cuenta cerrada. Para gestionar las cuentas emocionales hay que seleccionarlas. A la inteligencia emocional se le aplica la segmentación de mercado, no le podemos gustar a todo el mundo.
El ejecutivo de cuentas que falla no tiene mala intención, piensa que el halago no importa y que el otro entiende que su reproche es para su bien. Sin embargo se necesita otra estrategia. Ser cuidadoso, no asumir la vocación de resaltar los errores ajenos. El éxito y el fracaso en la vida reflejan el saldo de la cuenta corriente emocional.
No importa sólo la cantidad sino la calidad y la profundidad del vínculo. Las herramientas digitales sociales permiten armar un sitio web inteligente. El software permite saludar en los cumpleaños, el newsletter informar sobre sucesos importantes, el CRM tener al día la cuenta de los intercambios comunicacionales. Datamine es el término que define el valor de conexión entre el sistema nervioso humano con el digital
La cifra de la cuenta bancaria no mide la felicidad
Un caso notable es el de Ronaldinho, la estrella del fútbol. El saldo de su cuenta corriente bancaria se ha disparado, pero su cuenta corriente emocional se fundió, perdió la confianza de su club. La felicidad es la medida del éxito. El tesoro es el tiempo y lo que se hace con él. Un plan para crear el futuro deseado evita ser hojas arrastradas por el viento. Los años pasan para el que sabe y para el que no sabe lo que quiere. Administrar es conseguir que se hagan las cosas. Eficiencia es hacer las cosas bien, eficacia es hacer lo que crea valor. Sólo el 20% de lo que hacemos genera el 80% de los resultados. De aquí la importancia de la dieta del tiempo. La inteligencia espiritual hace circular la energía. La inteligencia emocional la convierte en ideas y planes. La inteligencia social se nutre de las cuentas emocionales con saldo positivo. En momentos difíciles se retiran fondos de la cuenta, por es conviene mantener alto el balance. Rodearse de gente negativa lo rebaja. Dime con quien andas y te diré quien eres.
Hacer depósitos en cuentas ajenas, dar sin esperar que se nos pida, comentar lo bien que se ve a alguien, dar regalos, ofrecer ayuda, son estrategias inteligentes. El capital social es una capacidad que tienen las personas exitosas de admitir que su éxito se basa en el tejido social. Warren Buffet es un millonario que donó su dinero a la fundación de Bill Gates. Según él la verdadera riqueza es pensar quiénes arriesgarían la vida por uno. Se siente rico por sus relaciones, no por su dinero. Es un ejemplo para los ricos que no devuelven a la sociedad parte de lo que les brindó. El capitalismo es un sistema en el que los ganadores suelen quedarse con todo. Las donaciones más que donaciones deberían considerarse retribuciones.
No hacer retiros de las cuentas de otros sostiene las cuentas que nos abren los demás. El capital social es el saldo de todas nuestras cuentas corrientes emocionales y el capital intelectual y el material no sirven para nada en soledad.
*CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). Consultas: horaciokrell@ilvem.com
* Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas (UBA). horaciokrell@ilvem.com
* Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas a horaciokrell@ilvem.com
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