ILVEM es mundial
Buenos Aires, Mayo de 2010
Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro.
En el VIII Simposio de Neurociencias organizado por Fleni este mes en Buenos Aires la doctora Deborah Gustafson, investigadora del Centro Médico Dowstate, de la Universidad Estatal de Nueva York, dijo que los principales factores de riesgo para el corazón son los mismos que para el cerebro. Son la obesidad, el sobrepeso y la inactividad física.
Ramón Leiguarda, presidente de Fleni recomendó hacer ejercicio fìsico y mental. Mantenerse intelectualmente activo produce una reserva cognitiva que controla el avance de la enfermedad de la enfermedad de Alzheimer. Las neuronas sanas neutralizan a las enfermas. No se han detectado casos de Alzheimer en ajedrecistas famosos. Un estilo de vida saludable, que se recomienda para el cuidado del corazón, también contribuye a la salud cognitiva.
Los médicos no dejan de ser especialistas que cuando se reúnen con colegas de otras áreas amplifican su mirada. Sin embargo son especialistas y el martillo de su saber los obliga a apuntar al clavo.
Pascal: “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. Hoy que las conocemos habría que humanizar las soluciones médicas educando al cerebro y al corazón en el marco de las inteligencias múltiples. El error del voluntarismo es creer que la información genera la sabiduría.
Si bien es válido decirle “no” a la obesidad y al sedentarismo, lo que hay que lograr es que el “sí” sea más fuerte que el no, optimizando la asociación cerebro-corazón con la brújula del autoconocimiento. Pero la sociedad de consumo incentiva al radar de nuestras neuronas espejo para que imiten a ricos y famosos.
Primero el corazón. Las emociones del corazón son más veloces que las razones del cerebro, su campo electromagnético es 100 veces más potente y consigue que decidamos antes que el cerebro se entere.
El corazón posee un sistema nervioso autónomo que aprende y recuerda. Los proyectos magnéticos pueden darle inteligencia a la pasión y alejarnos del triste destino de durar. El poder interior y el estado de flujo mejoran el rendimiento físico, emocional y mental; cuando armonizan el querer del corazón con la eficacia del cerebro.
Por ese palpitar. En latir del corazón influye sobre el pensamiento y si las razones del cerebro se asocian con sus emociones positivas se genera un estado de coherencia que mejora el aprendizaje y la salud, coordinando la presión, el ritmo respiratorio y cardíaco y las ondas cerebrales.
El entrenamiento asociativo se logra activando el cuerpo calloso, ese puente que une a los dos hemisferios cerebrales -es el haz de fibras nerviosas más extenso del cerebro- y su función es comunicar al hemisferio racional con el hemisferio emocional para que trabajen en forma armónica, conjunta y complementaria, sintonizando el cerebro frío con el corazón caliente.
Einstein donó su cerebro a la humanidad. Al estudiarlo se comprobó que no era la computadora biológica de un genio y que su punto fuerte era la conectividad, lo que se dedujo analizando el gran volumen de su lóbulo parietal que demostraba la fuerte conexión entre sus hemisferios.
El cerebro de Einstein pesaba 1.5 kilogramos, lo mismo que un cerebro común, no valía por su peso o por su calidad de origen sino por cómo lo hacía funcionar. La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para autoformatearse según la actividad que realiza y la calidad de vida.
Einstein era un maestro de la conexión. Sus frases: "nunca descubrí nada con mi hemisferio racional”, “la imaginación es más importante que el conocimiento”, “el arte llega a las verdades más profundas por el camino más sencillo", demuestran que practicaba una metodología intelectual holística una verdadera alianza estratégica entre el corazón y el cerebro, entre el arte y la ciencia. Los métodos de Einstein están hoy al alcance de todos los que quieran profundizar el camino de su crecimiento personal.
Para lograrlo hay que cambiar los hábitos.
Dr Horacio Krell, CEO de Ilvem
40 años dedicados a desarrollar y expandir la inteligencia por el mundo.
Consultas a horaciokrell@ilvem.com.
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