UN CACHO DE INTELIGENCIA CULTURAL.

Por Horacio Krell*

 

Un cacho de cultura a nadie le hace mal. Pero hay tipos de cultura que hacen bien o que hacen mal. Toda medida que afecte a la economía no se ejecutará como se planificó, sino que se asentará en una compleja trama humana que las procesa según su modelo cultural. Para Peter Drucker: "la cultura se come a la estrategia en el desayuno". Para cambiar conductas se precisa considerar, al estimar resultados, cómo opera esa cultura o cómo funciona el cerebro humano.

El modo de pensar colectivo "el ser nacional" fue forjado por la experiencia vivida. El carácter argentino es, el de un "sobreviviente", cuya su regla es anteponer lo más básico y primitivo luego de haber pasado por instancias límite. Con respecto a la ley el argentino medio cree que la mayoría no la cumple pero él sí. La ley sería un listado de sugerencias, ya que todo se arregla.

¿Causa o consecuencia? ¿El argentino es así porque las circunstancias lo obligaron o esta es la consecuencia de su modo de ser? No se sabe a ciencia cierta, y el debate es rico, pero poco operativo para tomar decisiones. No hay motivos que ameriten el involucramiento del argentino porque el problema está afuera, en los demás. Por ende, de la solución tendrá que ocuparse alguien. Mientras tanto él se ocupa de cuidar lo poco o mucho que tiene. La recurrencia de los procesos cíclicos de alzas y bajas forjó una sociedad que vive con la guardia alta, que está siempre a la defensiva y que ante la primera señal de riesgo corre a buscar refugio.

Un colectivo que tiende, por motivos reales, a una conducta individualista casi instintiva. El "sálvese quien pueda" es un patrón arraigado en múltiples áreas, y va desde comprar dólares para ahorrar hasta remarcar precios aun a costa de perder ventas ya que presume que no hacerlo sería peor. Y no sólo para cubrirse, sino porque se sabe que hay argentinos con la misma matriz cultural, que tratarán de comprar antes de que lleguen los nuevos valores.

El manual del sobreviviente. Velocidad y capacidad de reacción son sus mandatos básicos. Para el argentino no hay cosa peor que llegar tarde, ya sea al ciclo alcista -no ver el negocio del momento, no viajar si el dólar está barato, no disfrutar y pasarla bien cuando es momento de hacerlo- como al bajista -quedar atrapado con demasiado stock, no estar líquido, no protegerse a tiempo, no haber comprado dólares o productos cuando convenía-.

En definitiva, es una cultura en lucha permanente con el sistema. Si hay un cepo, se buscará eludirlo; si hay controles, se estudiará cómo sortearlos; si hay nuevas leyes, se tratará de encontrar sus zonas grises; si hay descuentos esperará el momento para aprovecharlos sin llevar otras cosas; si se paga por una clave de acceso, la compartirá para amortizar el costo; si hay una promoción para nuevos clientes, se daráa de baja del servicio y empezará de nuevo.

El 43% de la población piensa que "la viveza criolla es necesaria para vivir y sobrevivir". No es poca cosa que casi 19 millones de personas confíen en una conducta que a la larga genera desconfianza. "La viveza es la habilidad mental para manejar un problema sin resolverlo".

El 52% cree que son tan altos los impuestos que si se pagan todos, no se puede tener una vida digna. Para mejorar un país, una empresa, una familia, hay que empezar por entender el comportamiento humano. El 84% de la transformación digital falla, es plata tirada.

En el mundo no ganan los innovadores, sino los que entienden la cultura de la gente.

Virtudes epistémicas. Combinando las certezas que tenemos hoy sobre la manera de ser y actuar del argentino promedio y las incógnitas sobre la economía, emergen tres características que podrían ayudar a configurar la toma de decisiones: prudencia, plasticidad y paciencia.

La prudencia fue agregada por Platón a la tríada original de valentía, sensatez y justicia.Se la definió como la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con moderación. En la actualidad se entiende como "la precaución para evitar posibles daños". Ante la incertidumbre, cabeza fría.

La plasticidad es una característica esencial. Terreno sinuoso, pozos, curvas y la necesidad de leer bien el mapa yendo a alta velocidad. Temple y capacidad de reacción. Y la paciencia, definida como la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien. Se impone calmar la ansiedad y moderar las expectativas.

Es mucho más probable que la mejora de la economía sea progresiva y gradual, antes que un boom o un shock. El mundo crece más lento -se proyecta 2,7% para 2020- y está lleno de conflictos, muchos de ellos inéditos. Estados Unidos pasaría de crecer 2,9% en 2018 a hacerlo 1,6% en 2020. La Argentina, cuyo PBI se contraerá 2,8% este año, volvería a caer el año próximo 1,5% y recién crecería 1,9% en 2021. Las 3 P, prudencia, plasticidad y paciencia, serán muy necesarias en el futuro próximo. La Argentina no es fácil para nadie.

Viveza criolla no es inteligencia. Hay quienes atienden sólo a una parte de la información que reciben o alteran un recuerdo para que encaje con su punto de vista. Esto reduce la capacidad del cerebro. Si alguien se cree su mentira es más fácil que pueda convencer a los demás, sobre todo a los que comparten su creencia. El vivo es la versión rudimentaria del inteligente.

Se adapta al medio con un truco, maneja los efectos pero no resuelve el problema. La capacidad de engaño colisiona con las funciones superiores del cerebro para enfrentar situaciones nuevas.

Un vivo de verdad actúa con inteligencia. Sabe que la mejor solución es gana-gana: ambos ganamos o no hay trato. Desde el punto de vista cognitivo, mentir es un proceso complejo y exigente. Ocultar o exagerar, inventar una excusa o perpetrar un engaño no es simple, demanda esfuerzo y carencia de escrúpulos. A veces se considera vivo al que no desea trabajar en la solución real de su problema y busca mil tretas para eso. Pero esa búsqueda de excusas le ocupa más energía que si cumpliera responsablemente su tarea. Tan importante como la mentira es el autoengaño. Las formas más comunes de engañarse a sí mismo tienen que ver con la racionalización de una situación para convencerse de que una mentira es verdad.  

El colmo es convencerse a sí mismo de que es el mejor de todos.  La viveza criolla es una inteligencia de patas cortas. El vivo no busca una solución duradera y colectiva, sino un atajo para lograr su solución mezquina. Su receta es: Yo gano y tú pierdes.

En medio de un tránsito dificultoso por una avenida, una ambulancia se abre camino con su sirena. Los autos dan paso para que la emergencia sea atendida. Pero el vivo se cuela detrás de la ambulancia y se aprovecha de la desgracia ajena.

Las habilidades cognitivas superiores. La viveza puede entrar en conflicto con otras capacidades humanas: la moral o con la calidad de la interacción con el otro o con no poder desarrollar una visión. Este grupo de habilidades cognitivas que permiten ver a largo plazo son las funciones superiores de la mente que permiten hacer frente a situaciones nuevas e involucran habilidades como: la planificación del futuro, la resolución de problemas, la realización de objetivos a largo plazo y la inhibición de conductas prepotentes. La sociedad argentina considera una virtud del líder su viveza al trampear las reglas, decir una cosa y hacer otra. Debemos tener en cuenta que los más  eminentes líderes de la historia jamás tomaron atajos.

En 1945 el premio Nobel de economía Paul Samuelson creyó que Argentina sería la próxima potencia. No sabía que Perón aplicaría la receta: “a país rico gobierno populista”.  Por eso Argentina no fue la Noruega latinoamericana. Siendo el 58 entre 65 países en educación es previsible cómo será su futuro. La solución es dejar de creer en políticos y empezar a creer en la POLÍTICA que hizo grandes a países como Finlandia donde la estrella es el maestro. Crear un proyecto país administrado por gente honesta que nadie conoce y que no se hace rica de la noche a la mañana. Dijo Vargas Llosa: “Un pueblo educado no puede ser engañado”.

El cerebro es un espejo. Tiende a imitar lo que ve, a través de las neuronas espejo. Este mecanismo automático es fundamental en cada instancia de la vida. Ciertas neuronas se activan cuando algo nos cautiva o nos sorprende, de manera consciente o inconsciente; e imitan o reflejan lo que ven. Las neurociencias han destacado la importancia que estas neuronas en el aprendizaje y en la vida social. Así es como, más allá de tantos otros procesos cognitivos o emocionales, se despliega en nosotros la empatía (la capacidad de ponerse en el lugar de otro).

¿Qué puede resultar de un padre tan atareado o tomado como rehén por una ambición desmedida? ¿Qué puede aprender un hijo que tiene un padre ausente? ¿Qué puede resultar de un conductor estresado al límite de velocidad permitida? ¿De un jefe o líder autoritario, de un empleado sin pasión o reconocimiento, de un maestro, de un médico o de un policía mal pago?

La cultura del ejemplo debe servir para imitar a los inteligentes y no a los vivos.

Argentina es un país rico en recursos naturales pero falla en la gestión y por eso el 35% de su gente es pobre. Dilapida recursos en épocas de bonanza, predomina la burocracia y la incapacidad. Las decisiones no se basan en el conocimiento y su memoria institucional es baja porque los funcionarios cambian con los comicios, no son bien remunerados, no se comprometen con el interés nacional y se eligen por amiguismo o clientelismo. Eso reduce la capacidad de ejecutar proyectos y las respuestas ante la crisis. Un equipo profesional le otorga capacidad a la política. Los argentinos descreen del gobierno, evaden impuestos y ocultan su dinero. La deuda externa es igual al dinero que ellos poseen en el exterior.

El zonzo argentino. Desde 1930 circulan leyendas que ocultan la realidad: que intereses extraños nos manejan y se quedan con las riquezas. El falseo de la información se introdujo con un sistema de enseñanza puesto al servicio de esa tarea. De esa época proceden axiomas que la mentalidad acrítica instalada repite dogmáticamente, sumisa a una autoridad intocable, a personajes clásicos. Jauretche las llamó zonceras argentinas y descubrirlas  es un acto de liberación; un antiácido que cura la indigestión intelectual. Para hacerlo se requiere no ser zonzo por naturaleza; sino estar atontado transitoriamente.

La fuerza de la zoncera  no es su argumentación, a la que excluye con axiomas introducidos en la mente y que son las premisas de las que se parte para impedirnos pensar por la aplicación del buen sentido. Su eficacia depende de que no haya discusión. Porque en cuanto el zonzo la analiza deja de ser zonzo. Escrito en 1968, mantiene su vigencia. Muestra cómo fueron metidas en nuestra cabeza a través de la educación y que nos dañan e impiden nuestro crecimiento.

Las zonceras no se enseñan como materia, se introducen en todas y se apoyan y se complementan unas con otras como sistema, con elementos de una pedagogía, destinada a impedir que el pensamiento se elabore desde los hechos, es decir desde las comprobaciones.

La viveza criolla y las zonceras. Obnubilan la manera de pensar, somos vivos pero zonzos de temperamento, en relación a las cosas que hacen al colectivo de la vida social. Nos hacen “zonzos” para no dejarnos crecer. Desde la infancia, a través del sistema pedagógico, y luego a través de los grandes medios de información – o desinformación – cuando ya somos adultos, nos inculcan “verdades” en forma de axiomas, que nos impiden pensar las cosas del país: pensar la realidad, los acontecimientos de la vida social, de la política, desde una perspectiva nacional.

La profundidad de Jauretche residía en que, al advertir como las zonceras operaban sobre su propia conciencia, se sorprendía pensando alguna zoncera, y bastaba analizarla para percatarse de su obviedad, ya que justamente por serlo, pasan tantas veces inadvertidas.

El estudio de la génesis de cada zoncera, nos conduce a la historia, porque muchas nacieron con un fin pragmático. Pero su posterior deformación, otorgándole el carácter de principios, de abstracciones, responde a una suerte de pedagogía colonialista, de manera tal, que ante los hechos concretos, actuemos en función de una zoncera abstracta hecha principio.

Las zonceras generalmente reposan, en la autoridad del que las formuló. Esto explica la falsificación de la historia cuyo objetivo es presentar nuestro pasado como una lucha maniquea entre santos y diablos, transfigurados a la conveniencia de su falsificador.

Argentina año verde. No es extraño que la ONU considere a Noruega el país más desarrollado del mundo. Sus funcionarios de Correos perfuman las cartas. La sanidad pública incluye la ortodoncia gratuita hasta los 18 años. Cuando la mujer da a luz, cobra el 80% de su salario exento de impuestos. El padre debe tomar 6 semanas libres obligatorias. El 90% de la población disfruta de conexión a internet. El 100% está alfabetizada. Sólo el 3% no tiene trabajo, pero cobra el seguro. Si una familia acoge a un niño en adopción, la madre cobra su sueldo  aunque no acuda al trabajo. El fondo soberano de Noruega invierte con inteligencia ética: prohíbe inversiones en fabricantes de armas, en los que violen derechos humanos, estén implicados en hechos de corrupción o  hayan producido graves deterioros al medio ambiente.

Las zonceras argentinas han provocado la contradicción de que siendo uno de los países con más riquezas  naturales del planeta, sea al mismo tiempo uno de los más pobres.

Ciudadanos del mundo global. Para los que nacieron en países donde no se  aprende sobre inteligencia cultural, existen métodos para mejorarla. El más obvio es la práctica  a través de viajes o contactos amables con personas diferentes. El aprendizaje de la antropología cultural y de la sociología, son herramientas que facilitan el entendimiento de las diferencias culturales.

Ilvem se dedica a la educación del cerebro con métodos de avanzada que se nutren de los avances de las neurociencias. Un ser humano sólo desarrolla un 10% de su capacidad potencial. Capacitar al capital humano de una empresa y en gran escala a los ciudadanos del país implica aumentar  la productividad y la capacidad competitiva de las organizaciones y de la nación.

La educación es la industria pesada de cualquier país, ya que fabrica los ciudadanos del futuro.

*Director de Ilvem, mail de contactohoraciokrell@ilvem.com.

 




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