Micro Nº 29
Ilvem te enseña a capturar oportunidades.
El arte de observar es vivencial pero se nutre en la historia del saber. Por eso, Newton dijo: “No soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes”.
El interés se inhibe con la ansiedad, decae con el aburrimiento y desaparece con la apatía. En cambio, se agiganta durante la experiencia óptima.
Una mirada creativa atiende todo: hasta las interrupciones inesperadas en el sueño. El piloto automático que nos ponemos todos los días esquiva los estímulos molestos pero nos hace perder oportunidades.
Hechos, signos e ideas son los universos de la experiencia. Hay dos maneras de mirar: hacia adentro, pariendo ideas, o hacia fuera, reinventando la realidad.
El sistema perceptivo organiza la información y promueve el desenlace. Para que no se mecanice, tenés que aprender a manejarlo manualmente con la observación creativa.
Durante siglos se midió el tiempo separando el día de la noche, pero ambos variaban su duración. Recién se tuvo éxito dividiendo la jornada en 24 horas.
Se necesita cuestionar la continuidad de los procesos introduciendo la originalidad desde el comienzo.
La mirada debe ser siempre nueva aun para dirigirse a las mismas cosas. Una idea, un descubrimiento o una observación todos los días impiden que te atrape la rutina, y te permiten sentir como la sangre recorre tus venas transportando la fuerza de la creatividad.
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