BUSCANDO NUEVOS VALORES
El escenario de la reflexión
Los valores tradicionales -verdad, bien, belleza, sacralidad - y los modernos –ciencia, progreso, solidaridad y humanismo– se enfrentan hoy con otros que los distorsionan y pervierten como la tecnología, que se ha convertido en un fin supremo, la moda que pulveriza en un instante las tradiciones, el consumo y el individualismo a ultranza que llevan a la competencia descarnada.
Como agravante ha desaparecido el empleo de por vida a la japonesa que nació con la revolución industrial y le daba un sentido a la vida. En consecuencia se ha generado la clase de los excluidos del sistema socioeconómico, y sin empleo no hay dinero en los hogares.
Antes, el empleado "tipo" ganaba bien, tenía trabajo seguro, y sabía que de esa manera podía retirarse, en su vejez, con una jubilación. El trabajador "tipo" de ahora trabaja por contrato, rota de empleo en empleo y como vive el ahora ni siquiera puede pensar en el futuro.
La competencia feroz por los mercados llevó a la tercerización de la economía con el argumento de que hay otras maneras mejores de hacer las cosas. Pero la gente no tiene formas genuinas de obtener ingresos mientras que el Estado, que debería brindar el bienestar, ahora brilla por su ausencia.
La cultura del desperdicio
La economía ha perdido su rumbo, las finanzas son más importantes que la producción. Los productos en buen estado son reemplazados por otros mejores y más baratos. De pronto hay que tirar una computadora que podría servir durante muchos años porque el software que ahora se produce requiere otro hardware.
Esta planificación de la obsolescencia, de hacer inútiles las cosas que sirven, se da en el marco de una pobreza creciente.
La conciencia moral exige ponerle freno a la baja productividad de la gestión de las instituciones, lo que incluye la depredación de los recursos naturales y la contaminación del medio ambiente.
La tecnología no puede reducir la brecha, porque la lógica del mercado deja para el futuro el problema que ella misma genera. Habría que lograr transformar a los bienes en reciclables, con materiales reutilizables, y a los desechos en nuevos productos de consumo. Para reducir la contaminación, deberán usarse energías renovables y no recursos naturales.
Mientras tanto el consumidor deberá convertirse en un ciudadano responsable que compre productos reciclables y clasifique la basura sin tirarla. Hoy el individuo es un consumidor que no satisface necesidades sino que cumple rituales para sostener su condición social, haciendo propios los mandatos de la moda y los gustos y hábitos inducidos por la cultura del despilfarro.
Para pasar del tener al ser y al concepto del bien-estar es necesario terminar con el derroche.
Responsabilidades compartidas
Los gobiernos y las empresas líderes deben comprender que tienen una responsabilidad social; deben devolver a la comunidad parte del beneficio que reciben de ella. Para lograrlo, tienen la obligación ética de movilizar sus recursos ociosos en proyectos que generen actividad.
El término "creactividad" señala la unión entre la capacidad de generar y la de actuar, que implica crear actividad.
Todas las empresas poseen capacidades ociosas, recursos inactivos, como los asientos vacíos del avión que ya partió.
Promover el espíritu emprendedor
Se dice que el estado debe proveer empleo y seguridad pero su demanda de trabajo deviene de la prestación de servicios esenciales: justicia, defensa nacional, relaciones exteriores, salud y educación. Esta prestación debe ser reducida y eficiente ya que es financiada con los impuestos de todos los contribuyentes.
Los municipios están en mejores condiciones para interpretar las potencialidades y orientarlas hacia proyectos productivos concretos. Conocen más de su zona que el gobierno nacional o provincial, y pueden promover la imagen de los emprendedores exitosos , disminuir la aversión al riesgo, premiar las ideas innovadoras, dar ventajas impositivas.
Según el último informe de GEM global entrepennership monitor del IAE, Argentina está quinta entre 38 países en cuanto a tasa de actividad emprendedora, pero última con respecto a condiciones del contexto. Si a esto se suman las trabas y demoras para crear una empresa (en Argentina dura 48 días mientras que en Chile se necesitan 24 y en Canadá o Australia sólo 2) y que los costos de registrarla equivalen al 10% del PBI contra el 0,5% en los Estados Unidos. La educación es un factor importante: el sueño del negocio propio se pierde temprano, sin apoyo y sin aliento. Sin educación de la mente, el talento vaga a la deriva.
Se debe hacer un esfuerzo conjunto para desarrollar el capital social, la calidad de una comunidad depende de la de sus miembros. En este espacio es necesario construir redes de aliados creativos y estratégicos, de manera tal que el interjuego de contactos con ideas se convierta en resultados positivos. La asociación de los "optimistas por naturaleza" da lugar a la Fábrica de Relaciones Productivas.
Cómo fabricar alianzas estratégicas múltiples
En sociología se pasó del concepto de individuo moldeado por la sociedad al de agente autónomo. Pero la construcción es mutua y el éxito acompaña a quien puede adaptarse a la incertidumbre, moderar sus preferencias y ser siempre el mismo aunque el mundo cambie.
A mediados del siglo XIX nació el Estado moderno. Su objetivo fue hacer el hombre perfecto con la pedagogía y la revolución industrial; pero las instituciones promotoras del progreso no alcanzaron el ideal. El Estado de bienestar, el consumo masivo que demanda homogeneidad del producto, - que permitió a Ford decir "compren el auto que quieran siempre que sea negro" -, el empleo, la escuela como cuna del progreso se derrumbaron.
El que se quedó afuera del sistema y logró sobreponerse se convirtió en YO S.A., se agrupó porque solo no podía. La acción competitiva excluye, ya que en la competencia sólo uno puede ganar. La alternativa de la cooperación busca la creación común a través de la colaboración. Hoy hasta los enemigos se unen, ceden derechos de fabricación o de servicios, se promocionan los unos a los otros o se brindan apoyo, hacen acuerdos para bajar los precios, etc.
Este mecanismo se denomina alianza estratégica y reúne a independientes que aceptan compartir beneficios sobre un negocio concreto al que contribuyen con aportes mutuos.
Una alianza perdura si todos los participantes ganan, cuando evitan conflictos repartiendo el poder, si integran sus culturas con una química de valores compartidos, si se armonizan con una organización innovadora y una administración eficaz y si se proponen superar los conflictos que necesariamente aparecerán.
Las alianzas satisfacen múltiples propósitos: cómo acceder a nuevos mercados, reconfigurar la firma con adquisiciones o fusiones, obtener nuevas competencias, enfrentar al cambio continuo, lograr ventajas, seleccionar estructuras correctas, detectar oportunidades, establecer posiciones estratégicas globales.
Es una obligación del Estado, del sistema educativo, de las empresas y los particulares promover y capacitar en alianzas estratégicas porque las capacidades dormidas, si se activan, generan trabajo.
Hay recursos improductivos que esperan ideas que los movilicen y los que tienen ideas deberían aliarse con los inversores y administradores que poseen estos recursos. Hay un alto valor en capital social que generan los contactos. Por eso proponemos crear una Organización internacional de coordinación de Alianzas estratégicas que ayude a extenderlas por el tejido social promoviéndolas desde cualquier lugar y hasta sin moverse de la casa, a través del teletrabajo.
Una sociedad en crisis de valores tiene aquí una estrategia para hacer viables las ideas al conectarlas con la tecnología de punta y los recursos financieros. En suma, se trata de lograr que el desarrollo social no quede librado al azar sino a estrategias que lo promuevan. Como no hay mejor defensa que un buen ataque, el desafío es comprender y no desaprovechar el potencial que aún no han sido desarrollado.
También la tecnología acelera los tiempos y agranda los espacios históricos, permitiendo compartir la información y el conocimiento. Y esta alianza entre el soft y el hardware de la comunicación y la información está materializada en los teléfonos celulares o en Internet que, en su interacción, forman redes sociales que enlazan comunidades para intercambiar experiencias y obtener mejoras.
El mundo más que una aldea global es un lago con peces que comparten el agua y se comunican a través de ella. No hay un sistema nervioso que conecte a los peces, sino que cada uno crea allí sus enlaces múltiples, enseñando, aprendiendo, investigando y trabajando. La clave es tratar con personas y relaciones y no con conceptos estáticos como empleos y procesos. Se trata de tercerizar la gestión, ya que ignorar el talento que uno tiene es la peor de las ignorancias pues impide el crecimiento personal. El arte más conmovedor es descubrir el genio allí donde se encuentre para luego potenciarlo, y que cada uno brille más sin competir estérilmente.
El peligro es que el trabajo consuma a la persona, el antídoto es que las alianzas sean herramientas de capacitación masiva. Las Fábrica de ideas son usinas de 24 horas dedicadas a convertir ideas en proyectos y en alianzas estratégicas, alianzas múltiples que se llevan a la práctica.
Un sistema de valores debe ser previo al estudio de la metodología que lo implemente, para lograr una sociedad más solidaria, humilde, honesta, participativa y generosa.
El liderazgo que surge de esta propuesta implica considerar nuevas fórmulas no convencionales de inteligencia institucional. Así, un inventor desocupado interesa a un inversor en su idea y con la ayuda de un management experto logra armar un plan de negocios para poner en marcha su emprendimiento.
Aquí, una alianza estratégica pone en funcionamiento valores como iniciativa, solidaridad, eficacia, trabajo en equipo, creatividad, etc., y un liderazgo compartido que surge de esta unión.
De las ideas también se vive
Los valores que puede generar una idea no se miden por su tamaño. Una iniciativa de Frederick Taylor salvó al capitalismo: con su estudio de tiempos y movimientos enfrentó a Karl Marx, quien pronosticaba la destrucción del sistema. La hoja de King C. Gillette fue la respuesta a cómo inventar un producto que obligara a los hombres a comprarlo para siempre. Albert Einstein descubrió la relatividad imaginando que viajaba en un rayo de luz. Nyels Finsen, observando a un gato que se movía hacia el sol, anticipó la lámpara de rayos ultravioletas. Jacobo Schaffer descubrió el papel al ver cómo las avispas lo obtenían de los árboles. Thomas Edison buscando iluminar un hilo muy fino ideó la lámpara eléctrica. Al comparar los huesos del oído con la fina membrana que los movía Alexander Graham Bell creó el teléfono.
Cualquier persona puede inventar: alcanza con navegar por la mente con los hechos que ocurren y los signos que los representan y registrar las ideas que surgen de esa interacción, ya que como sucede con los sueños, desaparecen si no se las archiva.
En el futuro el principal empleador de la economía será uno mismo. La mentalidad de empleado derivó de la revolución industrial cuando se arrastró al campesino a un lugar fijo y se lo ató a un horario. Como consecuencia, todos usamos reloj pero nadie tiene tiempo. Tenemos reloj pero debemos encontrar la brújula. Poseerla implica hacer las cosas bien y saber elegir la tarea correcta con modalidad estratégica.
Hoy se necesita construir una sociedad más justa. La teoría de que los ganadores derraman sus excedentes ha generado excluidos que hay que proteger mediante subsidios y la teoría de que el desempleo deriva de la falta de formación se contradice con el profesional desocupado. Lo que faltan son ideas para generar emprendimientos.
La Ciudad del saber
Un novedoso experimento social se ha puesto en marcha: LA CIUDAD DEL SABER que opera como una sociedad del saber. La especialización supone el riesgo de ver según el color del cristal con que se mira y de enamorarse del instrumento: para el que sólo tiene un martillo todo le parece un clavo. Pero la unión hace la fuerza, LA CIUDAD es el sitio donde el saber ocupa su lugar. Trabajar en equipo y liderar las ideas son el reaseguro ante la pérdida de los valores tradicionales. Sin la seguridad del empleo de por vida, la mejor respuesta es YO S.A. y NOSOTROS S.A.
La Fábrica de Ideas
La Ciudad posee una Fábrica donde se crea la moneda del futuro: las ideas son el nuevo recurso económico, por eso se las cuida como perlas. Ingresan como materia prima a un tanque donde se registran, clasifican e incuban. El tanque tiene un selector que las elige según su originalidad, viabilidad y valor. No existe discriminación por tamaño: se aceptan pequeñas, medianas y grandes. El funcionamiento integrado del proceso evita el modelo bohemio del que calienta la pava para que otro se tome el mate. El Proyecto es el medio. De las diversas maneras de hacer un trabajo, el empleo no es la mejor. Sobre todo hoy que las empresas se concentran en su misión para contratar afuera los demás servicios. La crisis se convierte en oportunidad para quienes saben proyectar. La Fábrica es una escuela de liderazgo: en lugar de culpar a los demás por los males se aprende a preguntar ¿qué hago yo para solucionarlos? El sistema culmina con los goles que son las iniciativas que atraviesan el ciclo completo.
Es un modelo de crecimiento de abajo hacia arriba y desde el interior de uno mismo, un estilo algo anárquico, sin salvadores: como el que implementaron Italia e Irlanda con sus pymes. Para lograrlo, la idea clave es un giro de los valores de los gobiernos: en la comprensión del crecimiento para promocionar con créditos a las pequeñas ideas, para difundir las mejores prácticas y tecnologías, para promover la capacitación de líderes sociales, para generar una cultura pro empresa que despierte en la gente el interés y la alegría de buscar oportunidades, para poner al país de pie a través del desarrollo de una mentalidad exportadora.
Ante la pérdida del sentido común de la justicia, se trata de dar poder a las mejores iniciativas para recrear el buen sentido organizando los instrumentos y abriendo los caminos para el cambio.
La riqueza de un país no se mide por lo que tiene sino por lo que se puede conseguir a través de la red asociativa de su gente, es decir, el capital social. Los gobiernos tendrán que financiar políticas de protección imposibles de soportar económicamente, construir un mayor número de prisiones para reprimir el descontento social o -para bien de todos- financiar con el apoyo del capital privado formas alternativas de trabajo con las ONG y el sector de voluntarios.
Antiguamente se admiraba a la persona culta, hoy se prefiere a la práctica. El intelectual trabaja con palabras e ideas y el hombre de acción con personas y cosas. El primero aporta su saber. El segundo su capacidad ejecutiva. Entre ambos se levanta el oficio del creador pero todos se deben reunir en un saber mayor: el de saber vivir.
Los líderes nacen o se hacen
Habitualmente hablamos de cómo hay que hacer para obtener empleo. Hoy la pregunta es cómo se hace para ser un líder. Los líderes están de capa caída ya que la gente no los encuentra a la altura de las circunstancias. El tema de la corrupción y el de la ambición desmedida ha llevado a una concentración del ingreso en los niveles más altos y a una pauperización creciente entre los niveles más bajos.
De lo que se trata en primer lugar es de ser creíble, es decir, de generar confianza: la persona creíble es la que hace lo que promete. La credibilidad viene de creer; dar crédito es dar confianza.
Pero ser un persona creíble no significa ser un líder. Para serlo hay que armonizar lo que él desea hacer con aquello que los dirigidos quieren que haga. Por lo tanto un líder creíble enlaza con claridad los intereses comunes y en la práctica cotidiana intensifica el sentimiento de cohesión.
Los buenos líderes son admirados y respetados. Se admira al que cree en algo, al que tiene un credo representado en un conjunto de palabras que afirman lo que quiere lograr, y también tienen capacidades para hacerlo, es decir, puede convertir sus palabras en hechos con la confianza en sí mismo de que podrá hacerlo. Para tener un buen credo, el líder debe empezar por descubrirse a sí mismo. Si no sabe por qué valores está dispuesto a luchar, no podrá conseguirlo.
Un ejercicio que recomendamos es el de resumir el credo personal por escrito de manera que otros lo ejerzan ante una eventual ausencia prolongada. Un dictador no es un líder, no forma parte de un proceso ni implementa una técnica: es la persona la que pone la idea y la carga de energía. El peligro es considerarse un genio, el antídoto es estar abierto a los demás
Apreciar a los demás.
Donde más se ha avanzado es en el concepto de atención al cliente, hay que considerar a los liderados como clientes a los que se debe servir. Mirar desde sus puntos de vista y saber escucharlos son intentos de comprender al otro y lograr su respuesta para generar la controversia productiva. ¿Soy predecible?, ¿me sé comunicar?, ¿cumplo mis promesas?, ¿soy honesto? ¿qué puedo hacer para ayudar a otros?
Ante la diversidad, el peligro es perder la concentración y el antídoto es saber manejar la complejidad aun en contra de la opinión de los otros.
Afirmar los valores compartidos y tratar de que la gente iguale sus proyectos con los de la organización da potencia. Pero hay que descartarlos con el tiempo y reformularlos porque todo cambia. El exceso puede generar rigidez mientras que la solución puede ser la de desafiar algunos valores.
Ante el outsourcing o tercerización según el cual las empresas tienden a concentrarse en su misión y contratan afuera todo lo demás, la respuesta del trabajador o de los grupos es el Empowerment que es el desarrollo del poder interior. Afirmar el poder y autogestionarse permite liberar al líder que todos tenemos dentro.
La técnica japonesa del Kaizén o mejora continua es la que permite romper con las maneras standarizadas, liberar el potencial creativo y absorber el conocimiento que tengan los clientes. Se trata de lograr una organización creadora de conocimiento. El riesgo es la vanidad y el beneficio la valoración del error y la humildad de reconocerlo.
Un buen líder es el que deja las cosas mejores que cómo las encontró: sirve a un propósito, pierde de vista otros intereses y alienta a tener esperanza para proyectar un futuro mejor.
Una ética para el futuro
El valor de oportunidad para el presente es construir una ética que le otorgue un sentido moral a la aventura humana y no dedicarla al gasto o al consumo del tiempo. En esta época donde nada tiene valor pero todo tiene precio, es necesario plantear una educación que ayude a producir valores comunes que sean para todos.
Pero el aprendizaje necesita potenciar el desarrollo individual y social.
La humanización del conocimiento implica activar la relación entre lo viejo conocido y lo nuevo por conocer. Recordamos el 5% de lo que escuchamos, el 15% de lo que vemos y el 90 % de lo que hacemos. Por lo tanto, hay que hacer de la escucha un acto, perfeccionándola con la práctica.
El mayor poder de hombre
No es tan fuerte como el elefante, no puede vivir en el agua como el pez, ni puede volar como el pájaro, no puede cambiar de colores como el camaleón, requiere de sus padres para sobrevivir durante sus primeros años. Y sin embargo es el dominador del planeta.
Ante los males del mundo, muchos preguntan ¿cómo es posible que nadie haga nada? pero pocos se cuestionan ¿por qué yo no hago algo? Vivimos en un mundo piramidal, con soluciones que vienen desde arriba. Por eso se subestima el gran poder que significa comunicarse con los demás de una manera en que ninguna otra especie puede hacerlo.
Es el momento para preguntarnos sobre la comunicación interior y sobre la misión en la vida. La verdad tiene un gran poder liberador ya que cuando la persona se descubre, su potencia crece.
El cambio es una cuestión estratégica: se puede optar por cualquier alternativa, pero no se pueden evitar sus consecuencias. El cambio genuino es el que conmueve, la moda se adopta pero luego retrocede; el cambio veloz es para las máquinas, el hombre necesita metabolizar lo nuevo, lo que hereda deberá adquirirlo para que sea propio.
Freud dijo "la herejía de una época es la ortodoxia de la otra" y el premio Nobel de economía Daniel Kahneman confronta el enfoque neoclásico basado en el egoísmo y que supone que desde el interés personal se logra el bienestar general. Este supuesto no incluye la búsqueda del trato justo ni considera el peso de la costumbre que altera la libre elección, como ocurre al optar por el viejo e incómodo teclado QWERT, el que dio origen a la máquina de escribir y que no se cambia por el enorme poder de la costumbre.
Y el mercado refuerza esas tendencias. Bajo el paradigma de la libertad se desconoce que los que eligen son los poderosos y el Estado debe mirar para otro lado. Para crear otra sociedad, el Estado, y no el mercado, debe ser el guardián de los más débiles asegurando el acceso a los niveles mínimos de educación, salud y subsistencia.
Para que el hombre sea libre hay que reflotar el verdadero sentido de la palabra educación, que proviene de educcare y significa sacar de adentro. No se trata de correr la carrera de la información sino de enseñar a aprender las 4 A:
Aprender a ser el individuo único que cada uno es.
Aprender a aprender con la metodología de la eficacia.
Aprender a hacer espiritualizando la acción y la creatividad.
Aprender a convivir formando parte de equipos altamente competitivos basados en el respeto mutuo y en cómo complementar las mentes creativas, analíticas, procedimentales y armonizadoras.
Si aplicamos la sinergia –que es el arte de hacer más con menos- lograremos Poder, que es querer más eficacia. David venció a Goliat oponiendo a la fuerza bruta la ecología del pensamiento, la misma estrategia que puede hacer realidad el sueño de Arquímedes : dadme una palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo.
El hombre revolucionó a la naturaleza porque creó un orden diferente donde la intención y el deseo trascendieron a la biología de los impulsos buscando su autorrealización. La reflexión, la libertad y el plan son agentes humanos para sintonizar creatividad y acción. Es la creación que reúne en primera persona los verbos crear y creer: YO CREO.
El creador y el trabajador son los mejores imitadores que tiene Dios en la tierra. Las fuerzas naturales se encuentran en nosotros y, según Hipócrates, son las que verdaderamente curan. Para optimizar el trabajo, los recursos se potencian si el método se alía con la inteligencia.
El nuevo modelo debe interrogar: ¿dónde estábamos, dónde estamos, adónde queremos llegar, cómo y qué haremos para conseguirlo? El amor por la idea no debe impedir el análisis del costo-beneficio.
El rol educativo se debe constituir en el garante de los cambios que hay que realizar para despertar al gigante dormido que, transformado en el gran constructor del conocimiento, encarne a millones de líderes creadores de su propios destinos.
El Dr. Horacio Krell, dirige a ILVEM. Consultas a horaciokrell@ilvem.com.ar
|