|
CRI$I$. LA P$ICOLOGÍA DEL DINERO
La crisis tiene una cara de amenaza porque genera pobreza. Sin empleo no hay dinero en los hogares y exclusión social. La cara de la oportunidad es que precipita la necesidad de hacer algo, la de decidir estratégicamente como enfrentarla.
Para qué sirve la crisis. ¿Es un pozo del que no se puede salir o un túnel en el cual se ve la luz? Aprovechar la crisis es separar lo bueno de lo malo, detectar el punto de bifurcación que rompe la rigidez, la pérdida de vitalidad o frescura producida por el paso del tiempo e incentivar el nacimiento de mecanismos creativos para reinventar la realidad. Freud decía que “la herejía de una época es la ortodoxia de la otra”. La crisis florece en el espacio que separa lo nuevo de lo viejo, como el dolor de parto que anuncia la esperanza de lo que vendrá. La respuesta será de apertura o de cierre, de temor o de esperanza.
El vuelo de renovación. La naturaleza ofrece una metáfora para encarar la crisis. El pico del águila a los 30 años se curva y no puede comer, sus uñas debilitadas le dificultan tomar el alimento y las plumas pesadas le impiden volar. El águila convierte su crisis en proyecto de cambio. Serrucha su pico hasta que cae, le crece un pico nuevo con el cual se quitará las uñas débiles. Con ellas arrancará sus plumas y nacerán otras ágiles y livianas. El águila cambia su equipaje, esto le permitirá vivir 40 años más.
P$icología del dinero. Desde que el dinero dejó de ser un medio y se convirtió en un fin el valor se mide por los ceros de la cuenta bancaria. A los que les falta de todo menos el dinero juran que trabajan para que nada les falte. El precio es la medida del valor y el costo que se paga es que hasta los valores humanos se cambian por dinero. Las cosas valen por el precio y las personas por lo que ganan o tienen. Lo bueno y caro, dos veces bueno. Como todo tiene precio, lo que es gratis, como el aire, carece de valor.
La crisis de valores. El hombre perdió la energía que le brindaban los buenos valores. Para tener valor hay que tener valores. Los viejos valores -verdad, bien, belleza, lo sagrado- y los nuevos -ciencia, progreso, solidaridad y humanismo- chocan con los que rigen a la sociedad de consumo. La moda y la cotización bursátil de todo generan la crisis de valores. La información suplanta al sentido histórico, la frivolidad a la educación, la herencia a la invención, la reproducción a la creación. El individualismo y el materialismo se imponen.
El mundo del revés. La paradoja es que lo bueno se degrada. Los maestros ganan monedas y las estrellas del cine fortunas. Los dirigentes corruptos cobran poco y roban para compensar. Una sociología del poder inculca los reflejos que quieren que tengamos. Entonces votamos pero no elegimos. Fromm dijo la “libertad tiene sentido si podemos generar pensamientos propios”. Así muchos viven a pan y agua, y otros se llenen sus bolsillos. Sin embargo sentimos que algo no funciona. Amamos al dinero pero afirmamos que es la raíz de los males y lo denominamos vil metal. Rechazamos al rico pero si alguien se enriquece lo envidiamos, nos parece sospechoso o injusto. Rechazamos el dinero pero lo deseamos ¿Por qué los educadores se llevan la peor paga? ¿Por qué esta ambivalencia? Cómo salir de la crisis. Ante la amenaza, el gran valor de oportunidad es construir una ética del futuro que le otorgue sentido moral a la aventura humana. Tomar conciencia que son las conductas las que provocan los resultados, que los recursos son perecederos, que el uso que se haga de ellos determinará el desarrollo de nuestros hijos. Un sistema de valores es la condición del sistema que hará viable una sociedad más solidaria, humilde, honesta, participativa y generosa. Hay que estar atentos a las señales para identificar sentidos ocultos. Freud los descubrió en los olvidos, sueños, actos fallidos y lapsus linguales. Las contradicciones iluminan. Lo paradojal asoma no en la claridad de la conciencia sino en la oscuridad de la pasión, donde la razón es todavía intuición y la llama se enciende con la insatisfacción. Cuando todo tiene precio y nada tiene valor se necesita una nueva educación que enseñe a producir valores que sean para todos.
Cambiar las creencias. La realidad es una gran fotocopiadora de nuestras creencias, para cambiar el mundo debemos modificarlas. Un proceso comienza con nuevas ideas que crean conceptos reforzadores, se expresan para que sean escuchadas y se convierten en hechos. Las creencias promueven acciones, con las peores creencias la humanidad se extinguirá. Con creencias rígidas el pensamiento no prospera. Para revertirlas las acciones deben motorizar el cambio. El discurso le dará forma y la mente aprenderá a sintonizar el pensamiento con la acción. Para lograrlo hay que actuar con rapidez porque la resistencia al cambio puede eliminarlo antes de que crezca. Una mente entrenada tiene la capacidad de convertir en acto lo que decide aceptar, en esto consiste la evolución. Recordamos el 5% de lo que escuchamos, el 10% de lo que escribimos y el 85% de lo que hacemos, por eso hay que transformar la idea en acto. La carrera hacia “nunca es bastante” ha creado un mundo desigual. De lo que no hay bastante es de cosas buenas porque el dinero ocupa su lugar. Con el dinero se puede comprar una cama pero no el sueño, la comida pero no la digestión, el libro pero no el conocimiento, una casa pero no el hogar, el remedio pero no la salud, la diversión pero no la felicidad. El dinero no puede comprar las cosas importantes. Hay que innovar para salvar al mundo, evitar el lujo innecesario, reducir el consumo superfluo, rebajar el hedonismo y la brecha entre ricos y pobres. La cruzada es decidirnos por honrar la vida y que en el proceso de lograrlo ningún precio supere al valor. La destrucción creativa. Renovarse es vivir, mantener la flexibilidad ante las oportunidades, eliminar creencias negativas, destruir creativamente los paradigmas invisibles que nos rigen sin que nos demos cuenta. Para renacer de la crisis hay que dejar lo que ya no sirve para que crezca lo que debe ser. Siempre que se gana se pierde algo, cuando se cierra una puerta se abre otra. Lo que anda mal es que cuando ganamos experiencia perdemos imaginación. Quino decía: La forma en que fluye la vida está mal. Debería ser al revés. Uno debería morir primero. Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta cuando ya no sea tan viejo. Entonces empezás a trabajar. Trabajás por cuarenta años hasta que sos lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación. Fiestas, salidas con mujeres, qué se yo; hasta que entrás en la secundaria. Después pasás a la primaria, sos un niño que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo. Luego pasás a ser un bebé, vas de nuevo al vientre materno, pasás los últimos nueve meses de tu vida flotando en líquido amniótico hasta que tu vida se apaga en un tremendo placer. Esto sí que es vida” Que las crisis ni tus creencias de hoy, te impidan convertirte en lo que quieres llegar a ser.
Horacio Krell es el Ceo de Ilvem. Contacto horaciokrell@ilvem.com |
Clases gratuitas | Sitios Amigos | Contáctenos | Mapa del sitio |